SAN SEBASTIÁN (Reuters) – Treinta y tres años después de que ETA matara al jefe de policía Carlos Díaz Arcocha con un coche bomba, su hija dice que la organización, cuya disolución se hizo pública el miércoles, no consiguió nada más que sembrar el miedo y la tristeza.
"En principio es una buena noticia que no mate, claro que sí, cómo no, eso es estupendo, que no haya más víctimas. Pero en ningún caso hay que agradecerle nada a ETA", dijo Teresa Díaz Bada.
"No ha servido para nada lo que han hecho", añadió, sentada en su oficina de la costera San Sebastián, donde de una pared cuelga un retrato en blanco y negro de su padre.
Díaz Arcocha fue uno de las alrededor de 850 personas a las que ETA mató en sus 50 años de lucha armada para crear un País Vasco independiente en territorios vascos, navarros y del sur de Francia, unas acciones por las que se disculpó en parte el mes pasado.
Se esperaba que ETA anunciara su disolución total, poniendo fin a la última insurgencia armada de Europa Occidental, a finales de esta semana. Pero una carta fechada el 16 de abril y publicada por el diario online El Diario y otros medios declaró que ETA había "disuelto completamente todas sus estructuras y dado por terminada su iniciativa política". [nL8N1S95L5]
En la carta, ETA dijo que quería "abrir un nuevo ciclo político". Sin embargo, el fin de su campaña armada no ha borrado el rechazo social hacia una banda que mató a 21 personas en su atentado más violento, el de Hipercor, en Barcelona, en 1987.
En 1980, el año más sangriento de su historia, fue responsable de unas 100 muertes.
Arnaldo Otegi, líder del partido independentista EH Bildu, que ha cumplido penas de cárcel por sus vínculos con ETA, puso de relevancia la renuncia del grupo a la violencia.
"Se va a cerrar un capítulo en cuanto a la utilización de instrumentos violentos por parte del independentismo", dijo, pero criticó al Gobierno español por sus políticas penitenciarias hacia los 225 presos de ETA.
El líder ‘abertzale' comparó el trato que España dio al movimiento de independencia del País Vasco con el de Cataluña, donde Madrid ha impuesto medidas de intervención para atajar la deriva soberanista, y los jueces han encarcelado a políticos y altos cargos independentistas.
"Sigue manteniendo una posición de absoluta negación de la identidad del pueblo vasco y sigue planteando medidas coercitivas no sólo contra los vascos sino también contra los catalanes", añadió.
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La violencia de los atentados de ETA contribuyó a la erosión del apoyo popular. Algunos dicen que el Estado español, que respondió en los 80 a ETA con escuadrones armados ilegales conocidos como Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) también había de disculparse.
Tras ser condenado por su organización de la llamada "guerra sucia", el que fuera ministro socialista de Interior José Barrionuevo entró en prisión pero cumplió apenas unos meses tras recibir un indulto del Estado.
"Hubo muertos y víctimas por todos los lados", dijo el jubilado Iñaki, que no quiso dar su apellido, en una céntrica plaza de San Sebastián.
"Ha habido víctimas por orden de ETA que no tenía que haber habido, pero también por parte del Estado no tenía que haber habido tantas víctimas", añadió.
Entre 1983 y 1986, los GAL mataron a 27 personas, al menos nueve de ellas sin relación con ETA, e hirieron a muchas más según Paddy Woodworth, que ha escrito en profundidad sobre ETA.
El Gobierno español ha dicho que lo único que espera es la disolución de ETA, el perdón a las víctimas y ayuda para esclarecer los crímenes que aún quedan pendientes de resolver.
"No volveremos jamás la cara ante estos terroristas y jamás nos pondremos de rodillas, que sepan bien claro que tendrán que pagar por su culpa y que no hay ningún tipo de impunidad y que, antes y después de este comunicado, serán perseguidos", dijo el miércoles el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido.
Los sondeos sobre el apoyo a la independencia varían, pero uno llevado a cabo en noviembre por la Universidad de Deusto mostró apenas un 14 por ciento de vascos a favor.
Un factor que pesa es la prosperidad económica de la región y el alto grado de autonomía fiscal. La región tiene uno de los niveles económicos de renta más altos y uno de los índices de desempleo más bajos de toda España.
El concierto vasco es uno de los más generosos de los que existen en Europa, y es envidiado por los políticos proindependentistas de Cataluña.
"Unas cuotas tan altas de bienestar económico y de trabajo yo creo que eran componendas políticas un poco para no molestar a la bestia que era ETA", dijo Teresa Díaz.
Sin embargo, Otegi dijo que el acuerdo económico dejó a la región con el control sólo de la mitad de sus recursos públicos, y su partido, añadió, presionará para obtener más.
"Demandamos nuestra plena soberanía en materia económica y social", dijo Otegi.
