MADRID (Reuters) – La constatación de que los dos principales candidatos a liderar el PSOE, Susana Díaz y Pedro Sánchez, están más cerca en el número de apoyos de militantes socialistas de lo que se pensaba polarizará previsiblemente aún más la lucha por un partido que en poco más de dos semanas se juega su futuro.
Lejos de ayudar a aclarar el panorama, el proceso de recogida de avales, considerado casi como una primera vuelta de las primarias del 21 de mayo, ha arrojado más incertidumbre sobre el futuro del principal partido de la oposición y como consecuencia de ello sobre la estabilidad política del país.
A falta de que el PSOE valide oficialmente las cifras de cada contendiente, las respectivas candidaturas otorgaron a Díaz 63.610 avales, a Sánchez 57.369 y al exlehendakari Patxi López otros 12.000, unos datos que ponen de relieve la elevada movilización y división de los militantes socialistas.
La pérdida de condición de clara favorita de Díaz amenaza con embarrar una campaña en la que hasta ahora la presidenta andaluza ha evitado bajar al terreno más combativo mostrado por Sánchez, que ha optado por presentarse como el candidato más a la izquierda del PSOE.
"Es muy difícil si no tienes una mayoría abrumadora hacer una campaña limpia, porque corres el riesgo de desmovilizar a los tuyos (…) Tiene que cambiar el estilo y ser más agresiva", dijo Carlos Barrera, profesor de Comunicación Electoral en la Universidad de Navarra, a Reuters.
Según Barrera, la posibilidad de que gane Sánchez generaría más tensiones no sólo dentro del PSOE, sino que añadiría un elemento disruptivo a la política nacional, ante su evidente incompatibilidad con Mariano Rajoy, presidente de un Gobierno del Partido Popular en minoría en el Congreso.
"Habría más posibilidades de otras elecciones anticipadas si saliera Pedro Sánchez, ante el escenario de un Parlamento ingobernable. Rajoy no quiere, pero las circunstancias podrían cambiar", advirtió.
Siete meses después de la abrupta salida de Sánchez de la secretaria general, el proceso de primarias está demostrando que el PSOE no ha superado la fractura que supuso la decisión de abstenerse para dejar gobernar a Rajoy y evitar las que hubieran sido las terceras elecciones generales en un año.
El tercero en discordia en la batalla por el PSOE, Patxi López, que se presenta como el único capaz de aunar las diversas sensibilidades socialistas, advirtió el viernes de que el partido se encaminaba a "un movimiento suicida" si persistía en su demostración de la división.
"Se acabó la broma, no podemos seguir así, hay que integrarnos", dijo el exlehendakari en una entrevista en TVE, en la que dijo que lo importante ya no era quién ganaba la votación del 21 de mayo, sino qué haría el PSOE al día siguiente.
