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19/04/2024. 12:44:59

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Los bandos sirios podrían hablar pese al resentimiento en Ginebra

Reuters

MONTREUX, Suiza (Reuters) – El Gobierno de Siria y la oposición, reunidos por primera vez por una guerra civil que ya dura tres años, expresaron airadamente su mutua hostilidad el miércoles en una conferencia de paz, pero un mediador de Naciones Unidas dijo que podrían estar dispuestas a hablar de un intercambio de prisioneros, altos el fuego locales y ayuda humanitaria.

Los bandos sirios podrían hablar pese al resentimiento en Ginebra

Rusia dijo que los dos bandos prometieron iniciar conversaciones directas el viernes pese a los temores a que el punto muerto sobre el futuro del presidente Bashar el Asad pueda detener el avance hacia una solución política a una guerra que ha causado más de 130.000 muertos y millones de desplazados.

Incluso si ambas partes están dispuestas a conversar medidas limitadas que refuercen la confianza, las expectativas de un proceso de paz siguen siendo pocas, ante la ausencia de los islamistas rebeldes y de Irán, aliado de Asad.

Responsables occidentales se vieron desanimados por el tono combativo del ministro de Asuntos Exteriores de Siria, Walid al Mualem, en la conferencia celebrada durante el miércoles en la localidad suiza de Montreux, y temen que futuras negociaciones no consiguieran despegar debido al resentimiento.

Pero después de un día de discursos amargos en la orilla del lago Ginebra, el mediador internacional Lajdar Brahimi dijo que los bandos están preparados para actuar más allá de la retórica.

"Hemos tenido algunos indicios bastante claros de que las partes están dispuestas a hablar del acceso a la gente que necesita ayuda, la liberación de prisioneros y altos el fuego locales".

El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, dijo a periodistas que ha instado al Gobierno sirio a liberar detenidos como una medida para aumentar la confianza y pidió a ambos: "Ya basta, ha llegado el momento de negociar".

Rusia, que ha copatrocinado el encuentro con Estados Unidos, dijo que las delegaciones rivales han prometido sentarse a negociar el 24 de enero durante unos siete días.

El ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, minimizó las recriminaciones cuando la oposición pidió que Asad entregue el poder, una demanda descartada por Mualem, quien describió gráficamente las atrocidades cometidas por los rebeldes "terroristas".

"Cómo se esperaba, las partes hicieron comunicados muy emotivos, se culparon la una a la otra", dijo Lavrov a la prensa. "Por primera vez en tres años de conflicto sangriento (…) las partes, con todas sus acusaciones, aceptaron sentarse en la mesa de negociación".

El ministro ruso, que el miércoles se reunió conversaciones con Mualem y el líder de la oposición siria, Ahmed Jarba, instó a la oposición y a las potencias que la respaldan a no centrarse exclusivamente en un cambio de liderazgo.

La reunión del miércoles mostró las fuertes diferencias respecto a obligar a que Asad deje el poder entre los bandos en conflicto, así como entre las potencias que temen que la guerra se extienda más allá de las fronteras de Siria y genere una ola de integrismo sectario en la región.

Jarba acusó a Asad de llevar a cabo crímenes de guerra al estilo nazi y demandó que la delegación del Gobierno sirio firme un plan internacional para entregar el poder. En tanto, Mualem adelantó que Asad no aceptaría las demandas.

ESPERANZA FRÁGIL

"Hay esperanza pero es frágil. Debemos continuar porque la solución a este terrible conflicto es política y requiere que sigamos discutiendo", dijo el ministro de Exteriores de Francia, Laurent Fabius. "Obviamente cuando escuchamos al representante de Bashar el Asad, cuyo tono es radicalmente distinto, sabemos que será muy difícil".

Mualem pidió a las potencias extranjeras que dejen de "respaldar al terrorismo" y levanten las sanciones contra Damasco. Insistió en que el futuro de Asad no estaba en discusión. "Nadie en el mundo tiene derecho a quitarle la legitimidad a un presidente o un Gobierno … más allá de los propios sirios", señaló.

"En Siria, los vientres de mujeres embarazadas se rajan, los fetos se matan. Mujeres son violadas, vivas o muertas (…) Los hombres son masacrados delante de sus hijos en nombre de la revolución", agregó.

El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, se hizo eco de la opinión rebelde de que "de ningún modo" Asad puede seguir en el poder según un acuerdo internacional de 2012 que instaba a un gobierno de transición.

Arabia Saudí, que apoya a los rebeldes suníes, exhortó a que Irán y su aliado libanés chií Hezbolá a retirar sus fuerzas de Siria. Teherán no estuvo en la reunión, apartado por la oposición y Occidente por rechazar la petición de un gobierno de transición.

CRISIS HUMANITARIA

Ban inició los discursos pidiendo acceso inmediato de la ayuda humanitaria a las áreas asediadas.

"Después de casi tres dolorosos años de conflicto y sufrimiento en Siria, hoy es el día de una esperanza frágil pero real", sostuvo Ban, quien condenó los abusos a los derechos humanos por todas las partes. "Hay grandes desafíos por delante, pero no son insuperables".

Pero habían pocas señales de un compromiso sobre el tema central de si Asad, quien heredó el poder de su padre hace 14 años, debería dejar paso a un gobierno de unidad nacional.

Su futuro ha dividido a Moscú y Washington. Ambos países respaldan las conclusiones de la reunión de 2012 conocida como Ginebra I, pero difieren sobre si ese acuerdo significa que Asad debe renunciar ahora.

En su breve discurso, Kerry afirmó que las negociaciones serían "duras y complicadas", pero insistió: "Sólo vemos una opción, negociar un Gobierno de transición nacido por consentimiento mutuo".

"Eso significa que Bashar el Asad no será parte de ese gobierno de transición. No hay forma en que un hombre que ha encabezado una respuesta brutal contra su propio pueblo pueda recuperar la legitimidad para gobernar", añadió.

Irán no está presente en la conferencia. Una invitación de último minuto de Ban fue revocada el lunes después de que la oposición siria amenazara con boicotear las negociaciones, pues Teherán comparte la opinión de Asad de que no debería perder el poder.

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