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28/03/2024. 13:43:06

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El rincón de Reuters

Los jóvenes españoles buscan refugio de la crisis en el bohemio Berlín

/Por Stephen Brown / Reuters

BERLÍN (Reuters) – Encuentran difícil el idioma y los locales tan fríos como el clima, pero para los jóvenes españoles Berlín se ha convertido en un lugar popular en el que huir de la crisis económica que vive su país.

Dimitri Nikolaev Grigorov un búgaro que creció en Barcelona posa en su café del distrito Friedrichshain de Berlín

La famosa escena del cabaret de la capital alemana la convirtió en la meca de los bohemios en los años 20 y 30 y, durante la Guerra Fría, la ciudad dividida se convirtió en un imán para la cultura juvenil alternativa y las estrellas del rock.

Cuando cayó el Muro de Berlín, los anarquistas entraron en propiedades abandonadas del este, luego llegó el aburguesamiento, pero el ambiente de vanguardia aún prolifera y ha atraido a miles de españoles, deseosos de escapar del desempleo rampante en su país.

"No hemos visto el sol en tres meses, y la gente puede parecer distante, pero Berlín es también un lugar donde la vida no gira sólo en torno al trabajo y puedes conocer a artistas, actores y directores de cine", dice Diego Ruiz del Árbol, ingeniero de tecnología de la información de 32 años y asesor de contenido web, que vive en Berlín.

El número de españoles en Berlín ha crecido a 11.473 en 2011 desde los 8.223 del año anterior. Las llegadas a Alemania desde España, Italia, Grecia y Portugal, los países de la eurozona más afectados por la crisis de deuda, casi se doblaron el año pasado.

Los europeos del este llegan a un ritmo más rápido, pero tienden a dirigirse a zonas industriales de Alemania con escasez de trabajo, mientras que los españoles prefieren Berlín, donde no hay tanto empleo pero que cuenta con una vibrante vida cultural.

El Café Colectivo es uno de los nuevos puntos de reunión para los jóvenes españoles en Friedrichshain, cerca del famoso mercado ambulante en Boxhagener Platz. Ofrece queso manchego, chorizo, paella, fútbol español y la posibilidad de conversar y hacer amigos en su idioma.

Su propietario, Dimitri Grigorov, de origen búlgaro pero formado en Barcelona, es un ex estudiante de arte de 31 años convertido en trabajador de la construcción que acabó en Berlín en 2008, comenzó fregando platos en bares y terminó abriendo su propio café.

"La crisis en España va a peor, pero en Berlín, si vienes con la apertura de mente adecuada, la ciudad te abre sus puertas", dice. "Conozco a muy pocas personas que se hayan marchado", añade.

UNA TRAGEDIA NACIONAL

Mientras la tasa de desempleo en España ha alcanzado el 26 por ciento o el 60 por ciento entre los jóvenes, el trabajo en Alemania está en su mejor nivel desde la reunificación en 1990. Pero Berlín, que tiene poca industria, tiene un desempleo de más del 12 por ciento, bastante por encima de la tasa nacional del 6,8 por ciento.

"En la televisión en España, dicen que el empleo en Alemania está en cifras récord y muestran imágenes de la puerta de Brandeburgo. Pero Berlín tiene una de las tasas de desempleo más altas de Alemania", dijo Ruiz del Árbol.

Entre sus clientes están una web de una agencia de empleo española que anuncia puestos en Alemania. También da recomendaciones sobre "Berlinología" en su propia web, www.berlunes.com.

Ruiz del Árbol diferencia entre los ingenieros españoles reclutados para puestos altamente cualificados en Múnich y Stuttgart y los "aventureros" mucho más jóvenes que se dirigen a un Berlín plagado de pubs.

Herbert Bruecker, profesor del Instituto para la Investigación de Mercados Laborales y Profesiones, dice que buena parte de la oleada actual está formada esencialmente por "inmigrantes de clase media" que están felices con trabajar en empleos menores para experimentar la vida en Berlín.

Los medios españoles tienden a retratar su marcha como una tragedia nacional, mientras que la prensa alemana da la bienvenida a una generación más preparada de "Gastarbeiter" (trabajadores eventuales), como eran conocidos hace medio siglo sus predecesores, que llegaron como mano de obra para las fábricas.

Los jóvenes españoles en Berlín puede que no arreglen de forma permanente la preocupación de la canciller Angela Merkel respecto al envejecimiento de la población alemana, que ha generado una escasez de trabajadores formados, ni resolverá tampoco el desempleo en España.

Sin embargo, los expertos dicen que proporcionan un alivio temporal para ambos problemas.

"Desde la perspectiva alemana, aunque la gente se quede sólo dos años, puede sumarse al stock de empleados", dijo Bruecker. Los inmigrantes adquieren el idioma y habilidades organizativas que les harán más productivos una vez vuelvan a casa, y su ausencia alivia la carga a la seguridad social que en la actualidad tiene España.

"Es una pena que la gente tenga que irse porque no encuentran trabajo aquí, pero la opción de emigrar y trabajar es mucho mejor que seguir aquí sin trabajo", dijo el especialista en inmigración Jesús Fernández-Huertas Moraga en el centro de investigación FEDEA de Madrid.

"El impacto global será positivo, enviarán remesas y en general mejorarán sus patrones de vida", añadió.

Grigorov ama la noche berlinesa, mezcla de "discreción y locura" e incluso encuentra atractivo el idioma "por su dureza".

Eso le convierte en una excepción entre los hispanohablantes, que sin embargo se apuntan a cursos de alemán en el instituto Goethe y otros en grandes números.

"El idioma es una barrera grande, grande", dijo Pablo González, que se trasladó a Berlín con su novia Paz y ha encontrado "difícil" el clima y relacionarse con sus compañeros alemanes.

Pero unas tres cuartas partes de sus amigos de Vigo están fuera de Galicia y González dijo que, aunque servir mesas en lugar de trabajar en diseño gráfico era difícil de aceptar, "tener 27 y vivir con tus padres no es muy satisfactorio tampoco".

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