KRAMATORSK (Reuters) – Las tropas aerotransportadas de Ucrania aterrizaron el martes en una ciudad del este del país, aparentemente en el inicio de la ofensiva para acabar con los separatistas pro rusos, pero se refugiaron en la base tras recibir una recepción hostil de los civiles locales.
La ciudad de Kramatorsk es una de las diez localidades de Ucrania con rusoparlantes donde ha estallado la rebelión de los separatistas. La operación sugiere que las autoridades ucranianas siguen adelante con una ofensiva militar para acabar con los disturbios que comenzaron hace diez días.
De forma separada, el servicio de seguridad del estado anunció que estaba en marcha una operación similar en la ciudad de Slaviansk, a alrededor de 20 kilómetros del lugar donde las milicias pro rusas están ocupando edificios estatales para presionar con su petición de un referéndum sobre el estado de las regiones del Este de Ucrania.
En Slaviansk, un corresponsal de Reuters dijo que no había señales de las fuerzas leales a Kiev. Un avión de la fuerza aérea ucraniana voló sobre la ciudad, pero no hubo una disposición aparente de intentar tomar el control de los edificios estatales ocupados por militantes pro rusos.
Medios locales informaron que las tropas ucranianas en el resto de la región estaban intentado tomar el control del tráfico en las carreteras principales para restaurar la autoridad de Kiev.
Las tropas desembarcaron en Kramatorsk en dos helicópteros militares después de que un avión de la fuerza aérea hiciera lo que pareció un intento fallido de aterrizar en el aeródromo donde los separatistas y sus simpatizantes habían instalado barricadas en las puertas de entrada.
Este corresponsal escuchó varios disparos desde el interior de la base aérea mientras una multitud de simpatizantes separatistas se encaminaban hacia las puertas después de que las tropas aterrizasen, pero parece que fueron disparos de aviso.
La multitud de centenares de personas que parecían exclusivamente pro rusos parecía estar compuesta sólo por civiles y sin armas visibles.
No hubo enfrentamientos y las autoridades ucranianas no informaron de ningún fallecido, mientras que medios rusos, sin citar fuentes, hablaban de al menos cuatro muertos.
BUENAS NOTICIAS
La captura del aeródromo de Kramatorsk ha sido una buena noticia para los nuevos líderes de Ucrania tras una serie de reveses en los que los separatistas tomaron el control de edificios oficiales con impunidad.
En Kiev, el presidente interino Oleksander Turchinov saboreó un triunfo, anunciando el aeródromo había sido "liberado".
Pero en el campo de Kramatorsk, un general ucraniano que dijo ser comandante de la operación "antiterrorista" tuvo una recepción hostil cuando trató de razonar con la multitud.
El oficial, Gennady Krutov , dijo: "Tenemos información de que hay un tiroteo que va a ocurrir aquí. He venido aquí para aclararlo. Hay una operación antiterrorista aquí. Estoy aquí para protegeros. Me dirijo a ustedes como ciudadanos de un mismo país", dijo.
La multitud gritó : "Manos fuera de la Donbass", un nombre para la región del este de Ucrania, que es principalmente de habla rusa.
Como las conversaciones se calentaron, la multitud, que sumaba varios cientos de personas, empujó el general que en un momento perdió el sombrero en la conmoción. Con la caída de la noche, él y sus hombres se retiraron a la base aérea.
Los locales, algunos de ellos portando la bandera rusa, habían instalado barricadas de arena y neumáticos fuera de las puertas del aeropuerto y antes de que las tropas que desembarcan algunos de ellos parecían estar preparando cócteles molotov.
Las autoridades pueden haber dicho al ejército que no adopte una posición muy dura en la operación antiterrorista dadas las conversaciones a cuatro bandas del jueves en Ginebra sobre la crisis.
Rusia, que tomará parte en las conversaciones con Ucrania, la Unión Europea y los Estados Unidos, ha dicho a Kiev que no use la fuerza contra los separatistas en el período previo a las conversaciones.
(Información adicional de Thomas Grove en Slaviansk; escrito por Richard Balmforth; editado por Robin Pomeroy, traducido por Andrés González)
