Alfonso Martínez-Echevarría es Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad CEU San Pablo. Director de la Cátedra de Derecho de los Mercados Financieros de esta Universidad, en la que ha sido Vicerrector de Relaciones Internacionales. Socio de Martínez-Echevarría Abogados y académico Correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, procura prestar atención a la dimensión internacional del Derecho, tan propia del Derecho mercantil. De hecho, es autor de una traducción al español del Código de Comercio alemán, prologada por el rector de la Universidad de Heidelberg; profesor habitual del programa de doctorado de la Universidad de Oslo; participó en el Phare Project desarrollado en 2002 por la Comisión de la Unión Europea en Rumanía; ha sido profesor visitante, entre otras, en las universidades de Oxford, Columbia, Harvard, Heidelberg, Bolonia y en el Max-Planck Institut de Derecho privado internacional de Hamburgo.
Dirige en la Universidad San Pablo CEU la Cátedra de Derecho de los Mercados Financieros. Esta es, sin duda, una materia muy internacional.
Lo es, por supuesto, no solo como consecuencia de su operativa transfronteriza, sino también por sus fundamentos doctrinales y por las consecuencias globales que tienen las normas de unos y otros países, que comprenden tanto las promulgadas por los Estados –hard law-, como los Códigos de Buen Gobierno y otros textos de no obligado cumplimiento –soft law-. Desde la perspectiva doctrinal, una comprensión profunda del Derecho de los mercados financieros, requiere conocer la teoría italiana de los titoli di credito -en la que la definición dada por Ascarelli sigue siendo un claro referente-; la alemana de los Wertpapier y los Wertrechte, su figura sustitutiva; el Derecho norteamericano, que no ha dejado de ejercer una influencia internacional de primer orden desde que el paperwork crunch de Wall Street aceleró la evolución de estos mercados. Desde entonces, el Derecho español de los mercados financieros es uno de los más modernos y evolucionados del mundo. Hay que recordar que España fue en 1988 el tercer país del mundo, tras Dinamarca y Francia, en desmaterializar los valores negociados en Bolsa y los demás mercados regulados.
San Pablo CEU tiene alumnos de más de 70 países; todo un lujo para el Departamento de Relaciones Internacionales. ¿Cuál es la clave del éxito de su programa de movilidad para alumnos, que ha logrado acuerdos con más de 8.000 empresas a nivel nacional e internacional?
Hay dos aspectos destacables: la oferta de programas conjuntos con algunas de las mejores universidades del mundo y la selección de alumnos excelentes con altas calificaciones, elevado nivel de idiomas y gran motivación. La Universidad CEU San Pablo tiene acuerdos con instituciones como The University of Chicago, Boston University, Fordham University, que se concretan en programas que superan la oferta habitual, pues, además de que los alumnos realizan una estancia de uno o dos semestres en esos centros en el último curso del grado, en los cursos previos profesores de estas universidades se desplazan a España, para impartir un módulo docente. El alto nivel del alumnado es elogiado por los profesores de estas prestigiosas universidades y potencia el éxito de estos programas.
¿Por qué un grado en Relaciones Internacionales y Unión Europea?
Lo pide el momento actual de nuestra sociedad y es un paso adelante, en línea de continuidad con la larga tradición de la Universidad CEU San Pablo en estas materias, que desde hace años oferta un Grado en Derecho + Título Propio Jurídico-Comunitario y Abogacía Internacional, un Máster en Relaciones Internacionales y un Máster Universitario en Unión Europea. A este abanico de posibilidades se suma el Grado en Relaciones Internacionales y Unión Europea, que permite adquirir con solidez y coherencia los cada vez más amplios conocimientos que integran las múltiples relaciones de las esferas internacional y comunitaria. Los egresados de este grado podrán desarrollar su actividad en sectores como la diplomacia, las instituciones europeas y los organismos internacionales, el análisis internacional, el periodismo y la comunicación internacional, la consultoría y el comercio internacional, la cooperación internacional al desarrollo…, tanto en el sector público como en el privado. Si lo desea, el estudiante puede simultanear este grado con el de Derecho.
¿Qué papel juega el Derecho Internacional en la formación de los alumnos?
Siempre ha formado parte de los estudios de Derecho. Bien lo saben los juristas españoles, pues es Francisco de Vitoria, de la Escuela de Salamanca, quien sentó las bases teóricas del Derecho internacional moderno. Actualmente, las relaciones jurídico-económicas, culturales, sociales, políticas y tantas otras, hacen del Derecho internacional una herramienta necesarísima. Ya no está encendido el debate que a finales del siglo XX y comienzos del XXI llevaba a cuestionar la globalización, pensando ingenuamente que, en función de la respuesta a esa cuestión, el proceso podría revertirse. La globalización, que es un proceso recurrente históricamente, tiene algunas consecuencias perjudiciales y, precisamente, el Derecho internacional puede y debe contribuir a evitarlas o a paliarlas. Es, desde luego, una vocación profesional preciosa la de aquellos alumnos que quieran orientarse a esa labor.
Solo en 2018 se aprobaron 11.737 nuevas normas en España… por lo que el marco normativo internacional es inabarcable para los sistemas de búsqueda tradicionales. ¿Qué han venido a solucionar las nuevas tecnologías aplicadas al Derecho?
Se han convertido en una ayuda extraordinaria en manos del jurista, que puede llegar a más en sus búsquedas, invirtiendo menos tiempo. La labor de obtención de fuentes se puede hacer con más precisión. Se han elevado los resultados de búsqueda no sólo cuantitativamente, sino también cualitativamente.
¿Qué destacaría de la base de datos especializada en legislación y jurisprudencia de Thomson Reuters, Westlaw International?
Descubrí la base de datos Westlaw cuando hice en 2001 mi primera estancia de investigación en Columbia University. A mi vuelta pedí que la Facultad de Derecho de la Universidad CEU San Pablo se suscribiera a este excelente instrumento de trabajo, del que disfrutamos los profesores y los alumnos. Ya desde entonces, Westlaw International ofrecía no sólo la jurisprudencia y la normativa de los múltiples países que abarca, sino también los artículos de revista a texto completo. Esto último es valiosísimo. Irónicamente, comenté que, si no fuera por las relaciones académicas que se establecen con los profesores extranjeros durante las estancias, empezaban a faltar "excusas" para viajar al extranjero.
Además de la legislación y la jurisprudencia, ¿qué valor le da a poder consultar otro tipo de información como contenidos de autor, práctica jurídica, etc.?
El volumen y la variedad de la información contenida en Westlaw son riquísimos. En el ejercicio de la abogacía en el despacho profesional tiene especial utilidad poder acceder a noticias de actualidad, formularios y documentos de consulta sobre cuestiones prácticas, elaborados por colegas que colaboran habitualmente con Thomson Reuters.
¿Cree que la complejidad normativa es una dificultad cargada de oportunidades para los futuros profesionales?
En estos momentos, en los que se plantea la posibilidad de que la inteligencia artificial sustituya al jurista en algunas de sus funciones, la mente de un jurista bien formado sigue mostrándose como algo insustituible, por su capacidad creativa y disruptiva, y porque aporta criterio para seleccionar e interrelacionar lo mejor de entre la ingente información actualmente disponible. Una situación como la actual hace cada vez más cierta esa reflexión contenida en los versos de Eliot: "¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento? ¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en información?"
