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25/04/2024. 23:25:48

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MIGUEL COLLADO NUÑO, VOCAL DEL CONSEJO GENERAL DEL PODER JUDICIAL

“Los jueces españoles no somos el problema”

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Miguel Collado es un vocal muy activo del Consejo General del Poder Judicial. Pertenece a las Comisiones de Escuela Judicial, de Relaciones con las Comunidades Autónomas y de Comunicación Social, precisamente la que establece la política de comunicación del poder judicial. Acerca de la imagen que tiene la Justicia y la que debería de tener hemos hablado con el vocal Collado, quien nos ofrece una visión dinámica, en vez de una foto fija.

Miguel Collado Nuño

¿Cómo, teniendo la Justicia gente tan preparada para la comunicación como usted, los ciudadanos tenemos la imagen de una justicia lenta y anticuada? La última encuesta del CIS dice que un 70 por ciento de los españoles piensa que la Justicia funciona mal o regular.

Usted misma ha puesto el dedo en la llaga. Nos movemos por impresiones. La Justicia no tiene una sola imagen, una sola cara. Tiene muchas caras diferentes. Es poliédrica. En los diversos estudios sociológicos que viene realizando, desde 1984, el profesor José Juan Toharia, se ha determinado que sólo un 25 por ciento de los ciudadanos ha tenido algún contacto directo con la Administración de Justicia. Es decir, uno de cada cuatro.

¿Y de dónde forja el resto sus opiniones?

De lo que les cuentan terceras personas y, por supuesto, de los medios de comunicación. Las cosas no son blancas ni negras sino grises. Mire, si hacemos un poco de memoria y nos remontamos a 2007, al juicio del 11-M, y recordamos la imagen que se proyectó a través de la televisión durante los cuatro meses y medio que duró la vista oral, la ciudadanía pensó que teníamos justo lo contrario. Una justicia moderna y actualizada. Y así lo reflejó Metroscopia en una encuesta que realizó para el Consejo Nacional del Notariado por entonces, sobre el nivel de confianza de los ciudadanos en las instituciones, y que publicó en septiembre de 2007. Los tribunales españoles recibieron una nota de un 5,9 -la más alta en cinco lustros-, en una escala de 0 a 10. La nota más alta la recibió la Corona, con un 7,1.

Hubo elogios públicos de jueces estadounidenses y europeos, por como se había llevado a cabo el juicio y se habló del "modo español" de hacer las cosas en materia de Justicia. Meses después ocurrieron algunos otros casos que hicieron saltar esa imagen por los aires. ¿Cuál era la verdadera imagen de la Justicia? ¿La del juicio del 11-M o la afloró después?

Quizá la respuesta esté en el término medio, ¿no le parece?

Estoy de acuerdo. La respuesta suele estar siempre en el término medio de las cosas. Y quiero aclararle dos cosas: primero, los jueces españoles no somos el problema; y segundo: hacen falta medios más modernos.

Algunas voces críticas con la labor de los medios en la cobertura de asuntos judiciales sostienen que el problema es más de mala prensa que de mala imagen. ¿Qué piensa usted?

Que la Justicia funcione bien no es noticia, porque tiene que funcionar bien. Para eso se nos paga y así debe de ser. Una buena noticia suele ser vista como publicidad o propaganda para la institución. Por ello, las malas noticias siempre tienen más salida que las buenas. Una mala noticia es "la noticia" por antonomasia. En parte lo que usted dice es cierto, pero no creo que se haya que matar al mensajero.

El problema de la Justicia está, en parte, en el desconocimiento que la ciudadanía tiene de ella. Se ama lo que se conoce y se desprecia lo que se desconoce. La Justicia ha comprendido que la comunicación y, en especial, la educación son activos importantes a los que hay que prestar una atención muy especial.

Ha mencionado la educación. ¿Ha puesto en marcha el CGPJ algún programa dedicado a los más jóvenes, a los ciudadanos del futuro?

Claro, se llama "Educando en Justicia", y está dirigido a alumnos de la ESO y de Bachiller. Lo hemos implementado en la mayor parte de España y los resultados son muy satisfactorios. "Educando en Justicia", en pocas palabras es una introducción al mundo de la Justicia a través de una herramienta que el Consejo de Europa ha elogiado y definido como la mejor: la simulación, el juego de rol. Son juicios simulados en el que los alumnos ponen en escena un caso real, que ha sido previamente guionizado. Cada uno de los chavales asumen los papeles de abogados defensores, fiscales, peritos acusados y testigos. Lo único de verdad en las representaciones que se realizan en los colegios e institutos es el juez, un magistrado de verdad que luego se somete a las preguntas de los alumnos. Yo he pasado por la experiencia de "Educando en Justicia" y es una de las más gratificantes de mi carrera. En estos momentos estamos preparando su relanzamiento para el próximo curso, con nuevos guiones, pegados a la actualidad. Uno de los retos de la Justicia pasa por la educación de los más jóvenes.

¿Le preocupa el morbo y el sensacionalismo de algunos medios? ¿No cree que podrían contribuir a que el poder judicial se conociera mejor?

La función de los medios de comunicación no es la de educar a la ciudadanía sino informar o entretener, utilizando titulares y enfoques lo más originales posibles para captar su atención. Así funcionan, esa es su naturaleza. No podemos engañarnos. Sería deseable que los informadores que se dediquen a cubrir el sector justicia tuvieran un conocimiento profundo de las leyes, del funcionamiento de los tribunales. Desde el Consejo hemos hecho grandes esfuerzos en los últimos años organizando talleres que bautizamos con el nombre de "Informar en Justicia", para los periodistas que cubren tribunales en las diferentes Comunidades Autónomas. Talleres gratuitos que son impartidos por jueces con experiencia docente. Estas experiencias han dado sus frutos. Se han elevado los niveles de calidad de las informaciones, pero las cosas no pueden cambiarse de repente. Llevan su tiempo. Aunque hay que señalar que hay grandes periodistas especializados en Justicia que hacen un gran trabajo.

¿Y han hecho algo para sensibilizar a los jueces en torno a la comunicación?

Los jueces tienen que aprender a manejarse con los medios, con los periodistas. Hay dos instituciones que son esenciales para la democracia: la justicia y la prensa. No puede existir democracia sin una justicia independiente y una prensa libre, sin sus papeles de contrapesos al poder ejecutivo. Esto lo tenemos muy claro, por eso, desde hace dos años venimos trabajando con nuestros jueces, en las diferentes comunidades autónomas, en lo que hemos denominado "Talleres Media Training". A través de estos talleres les introducimos en el conocimiento de los medios, de su funcionamiento y de su naturaleza. Les enseñamos a comunicar de la forma más eficaz posible. Los jueces no podemos vivir de espaldas a la sociedad. No nos podemos permitir ese lujo.

A ustedes, los miembros del CGPJ, se les percibe como politizados y esto afecta a la imagen que la sociedad tiene de los jueces. ¿Se puede acabar con esta imagen tan negativa?

Existe una confusión que hay que aclarar y que es la esencia del problema. El poder judicial no es el Consejo General del Poder Judicial. El Consejo es el órgano de gobierno, cuya principal misión es velar por la independencia de los jueces españoles y gestionar la carrera judicial.

El Consejo no hace sentencias. No hace justicia. El Consejo no puede dar indicación alguna a ningún juez para que ponga una sentencia en un sentido o en otro, o para que abra una investigación a fulanito o a menganito o para que la cierre. Los jueces españoles tienen un alto grado de independencia y de imparcialidad, similar al de los países más avanzados del mundo, entre los que, sin duda, nos encontramos. Ésa es la realidad.  

Nuestra función esencial es garantizar el servicio público justicia a los ciudadanos, que  es de donde emana nuestra legitimidad. Que los jueces y magistrados dispongan de todos los medios necesarios para llevar a cabo su trabajo. Y este sentido, como Consejo, participamos de una forma directa y decisiva de la gestión de la Administración de Justicia española, garantizando, por encima de todo, la independencia judicial. Ese es nuestro faro, nuestro norte y nuestra esencia de ser.

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