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25/04/2024. 21:41:01

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JOSÉ MARÍA SEGOVIA CAÑADAS, SOCIO PRESIDENTE DE URÍA MENÉNDEZ

“Se ha perdido algo del papel relevante como asesor y como consultor de confianza que siempre ha tenido el abogado»

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Es importante que los abogados, conforme avanzan en su plan de carrera, vayan asumiendo responsabilidades de gestión" Las herramientas de teletrabajo y la flexibilidad son fundamentales para aliviar la carga de trabajo presencial en el despacho, sin mermar la calidad del servicio prestado" El papel que juegan los colegios profesionales, y en última instancia el Consejo General de la Abogacía Española, es fundamental" Los grandes despachos españoles han sido, en sus inicios, muy personalistas, en la figura de los socios fundadores"

José María Segovia Cañadas es un referente en el ámbito del Derecho del sector seguros, y varios directorios jurídicos internacionales como Legal 500 o Global Counsel 3000, entre otros, le identifican como uno de los más prestigiosos abogados de España. Con Segovia Cañadas hemos comentado algunos aspectos de su práctica profesional, sin olvidar otros relacionados con sus responsabilidades internas como socio presidente de Uría Menéndez, “un despacho, una empresa y una institución”, según sus propias palabras.

José María Segovia Cañadas

A usted se le considera abogado de referencia en España en el ámbito del Derecho del sector seguros. Partiendo de esta posición, ¿qué particularidad cree que tiene esta práctica respecto a otras del Área de Mercantil?

El seguro es un sector de actividad que juega un papel clave en la economía, al que siempre hemos seguido con mucho interés en el despacho. El asesoramiento jurídico en esta práctica es multidisciplinar. Engloba cuestiones mercantiles y regulatorias, pero también litigios (fundamentalmente derivados de siniestros) y otras áreas de práctica, como fiscal, que juega un papel muy relevante en el diseño de productos del ramo de vida y previsión social. Como ve, resulta una práctica que toca muchas áreas del Derecho y tiene una complejidad técnica significativa en todas ellas. En el despacho damos servicio a la industria del seguro desde todos estos ángulos.

Desde el punto de vista del back office, ¿cómo se coordina el trabajo del Derecho del sector seguros con departamentos sin duda relacionados como procesal y arbitraje, bancario y financiero, capital riesgo o derecho societario y gobierno corporativo?

Buscamos que los abogados que trabajan en un sector concreto (como es el caso de la actividad aseguradora) estén permanentemente al día e informados de las novedades en los diferentes ámbitos del Derecho que se dan en ese sector, o que pueden tener efectos en él. Por ello, novedades jurídicas relevantes en materias como el derecho procesal, el derecho financiero o el capital riesgo, que puedan ser importantes en el mundo del seguro, son compartidas por los abogados que asesoran en ese mercado, asegurando una visión global sobre este.

¿De qué forma considera que ha evolucionado la jurisprudencia del Tribunal Supremo en ámbito de Seguros?

La jurisprudencia en materia aseguradora participa, con carácter general, de la misma inspiración de tutela del asegurado que informa nuestra Ley de Contrato de Seguro de 1980. Cuando ocurre un siniestro, el asegurado debe recibir la indemnización pactada. Las aseguradoras son las principales interesadas en que ello continúe siendo así (lógicamente, salvo casos de fraude en el siniestro).

Su trayectoria profesional muestra una carrera sólida en la abogacía: se incorporó al bufete en 1980, fue nombrado socio en 1988 y tras cinco años de socio director junto con Luis de Carlos, desde 2011 es socio presidente de Uría Menéndez. A lo largo de este período, ¿cómo ha evolucionado su visión de la profesión de abogado?

La profesión de abogado ha evolucionado mucho en las últimas décadas. Hemos pasado de un entorno en el que imperaba el abogado multidisciplinar, que del mismo modo podía realizar un aumento de capital, como redactar un contrato inmobiliario o asesorar en un pleito, a un modelo en el cual el abogado está más especializado y acota así su ámbito de actuación. En este proceso, y con la entrada en escena de otros agentes económicos, se ha perdido algo del papel relevante como asesor y como consultor de confianza que siempre ha tenido el abogado, pasando a convertirse en la actualidad en una figura más técnica.

Dicen que es muy difícil llegar a socio de Uría, ¿cuántos factores pesan en la carrera?

Efectivamente es laborioso llegar a ser socio de Uría Menéndez. Esto se debe a nuestro modelo basado en la excelencia y a la exigente metodología de evaluación que hemos desarrollado para que los abogados avancen en el plan de carrera. No es necesaria la unanimidad, pero sí se exige una mayoría muy cualificada para ser votado socio. En el proceso se tienen en cuenta muchísimas aptitudes con las que debe contar un abogado para ser socio, y que son debidamente evaluadas por los órganos internos pertinentes. En nuestro proceso de nombramientos no hay padrinazgos ni patrocinios. Es un proceso transparente y objetivo, en el que todo el colectivo de socios participa y opina.

¿Cree que está evolucionando la carrera de socio?

La Abogacía en general está evolucionando, y por lo tanto la carrera de socio también lo hace. El abogado debe ser completo, como profesional y como persona. No solo valen las dotes técnicas, también son necesarias otras habilidades (comerciales, de gestión, de liderazgo, etc.) que permiten al abogado adaptarse a los tiempos en los que vivimos, y a las cambiantes necesidades de los clientes.

¿Cómo debe rediseñar sus flujos de trabajo un abogado que asume responsabilidades corporativas?

Es una tarea que requiere de mucha organización. Es importante que los abogados, conforme avanzan en su plan de carrera, vayan asumiendo responsabilidades de gestión. Uría Menéndez es un despacho, una empresa y una institución, y por lo tanto requiere de mucha dedicación en materia de gestión. Pero también es importante que el abogado no descuide su cometido principal, que son los clientes y el asesoramiento de la máxima calidad. Los abogados deben mantenerse siempre en la vanguardia del ejercicio profesional, al lado de los clientes, y compatibilizar la práctica con otras responsabilidades corporativas. Y esto, como decía, requiere de mucha organización.

La imagen del abogado va tradicionalmente unida a una persona que dedica una ingente cantidad de horas a la presencia en el despacho, ligando consciente o inconscientemente las horas en el despacho a su calidad o al reconocimiento que merece. ¿Cree que esta tendencia está cambiando, o bien estas actitudes resisten al cambio de paradigma que lento, pero cierto, está viviendo la Abogacía?

El mundo cambia a un ritmo vertiginoso y las nuevas generaciones nacen y viven en este mundo cambiante, muy distinto al que conocimos nosotros. El ejercicio de la Abogacía de los negocios, especialmente cuando el valor añadido es primordial, como en nuestro caso, conlleva una dedicación muy intensa. El abogado debe estar cerca del cliente, debe conocer sus problemas y sus inquietudes. Pero también debe conocer el Derecho y profundizar en el estudio de la ciencia jurídica a diario. Esto requiere mucho tiempo. Afortunadamente en el mundo actual existen herramientas que poco a poco ayudan a que el tiempo presencial se pueda convertir en virtual. Así, las herramientas de teletrabajo y la flexibilidad son fundamentales para aliviar la carga de trabajo presencial en el despacho, sin mermar la calidad del servicio prestado.

En la Abogacía española ha habido y hay todavía, parece, más apego por la Abogacía tradicional que por la de los negocios.  

La abogacía presta su servicio a una tipología muy amplia de clientes: personas físicas, empresas pequeñas, empresas grandes, entidades sin ánimo de lucro, etc. Por lo tanto, es fundamental que la Abogacía más tradicional y la de los negocios, coexistan y se ayuden recíprocamente, para atender a todo el espectro de necesidades. En este sentido, el papel que juegan los colegios profesionales, y en última instancia el Consejo General de la Abogacía Española, es fundamental en tanto que son puntos de unión de una y otra abogacía. En otros mercados europeos y anglosajones sucede del mismo modo y funciona con armonía.

Los grandes despachos españoles están viviendo un proceso de sucesión e institucionalización, que sería una muestra de madurez de los back office. ¿Cree que habrá nuevos pasos adelante en el sector?, ¿cuáles serían estos pasos?

Los grandes despachos españoles han sido, en sus inicios, muy personalistas, en la figura de los socios fundadores. Esto ha ido cambiando desde hace ya muchos años, pasando de ser despachos de carácter familiar, para convertirse en auténticas instituciones. Nosotros lo vivimos hace una década en Uría Menéndez, y ha funcionado perfectamente. Esta situación se ha producido también en los últimos tiempo en otras firmas colegas como Gómez-Acebo & Pombo, Cuatrecasas, o Garrigues. El paso adelante viene inevitablemente impuesto por la propia vida cuando el fallecimiento o la desvinculación de los socios fundadores, junto a la solidez de cada proyecto y de su estructura, definen el porvenir de las firmas.

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