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19/04/2024. 17:12:45

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¿Cómo sería su prueba de acceso a la Abogacía ideal?

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Tenemos varios testimonios de Abogados en ejercicio, pero ¿qué piensa usted?

El cambio radical que en la Abogacía se va a producir a partir de la entrada en vigor de la Ley de Acceso se llama, en síntesis, “examen”. Sabemos que los estudiantes de Derecho no están de acuerdo con dicho examen…un poco más los profesionales que ya están en el ruedo de la vida laboral. Por ello nos hemos acercado a ellos preguntándoles: ¿cómo sería su prueba de acceso a la Abogacía ideal?

Parte de un aula vacía con las mesas y las sillas

No hay más que ir al Reglamento de Acceso, art. 17, para ver qué planes hay acerca del examen de acceso. ¿Quiere leer el Reglamento? 

El que hay aún cosas pendientes es algo que se sabe…y no gusta. Juan Carlos Mogollón, becario en Suárez de la Dehesa, del Máster de Propiedad Intelectual de ICADE) nos comenta que "en principio (la prueba) es más desfavorable que favorable, aunque creo que como casi todos, considero que hasta que no se concreten más puntos del Reglamento ni se ponga en marcha va a ser difícil evaluar los efectos que pueda tener sobre la profesión. Hay algunas cosas que no me gustan de lo aprobado hasta ahora: que no se sepa si las practicas que hay que realizar en despachos y otras instituciones se van a poder compatibilizar con las clases del Máster, que no se han aclarado los contenidos del futuro Máster que hay que realizar ni quién lo va a impartir. Porque si va a ser un máster donde los contenidos prácticos van a brillar por su ausencia e impartido, simplemente, por profesores universitarios y sin intervención de buenos abogados en ejercicio, mal vamos!!! 

Sabemos que va a haber una parte teórica y una práctica,  ambas por escrito. También, que la parte teórica es test y la parte práctica…claramente no. La nota será sólo "apto" o "no apto"

Preguntamos a abogados en ejercicio

Una de las partes implicadas en todo este proceso son los abogados en ejercicio, porque no es lo mismo tener más competencia que menos en el mercado de trabajo, y no es lo mismo que nuestro "contrario" esté más capacitado o menos capacitado. Además, el hecho de que haya una prueba de acceso eleva, sin duda, la opinión social acerca de esta profesión a veces maltratada.

Unas palabras del Abogado Javier Fuertes resumen de manera diáfana la situación de partidaJavier Fuertes sostiene que "Una buena formación académica que se sustente en un plan de estudios adaptado a la realidad es una base imprescindible. El problema está en el salto, muchas veces al vacío, entre la formación y el ejercicio. Es adecuado establecer una formación de posgrado en la que se integre, como parte esencial, la formación práctica tutelada, y una vez acreditada esa formación un examen de estado cuya superación habilite para el ejercicio profesional. En este sentido parece que avanza la Ley. Ahora bien, lo importante no es de arrimar el ascua a la sardina (Facultades, Colegios Profesionales). Se trata de obtener las profesionales más cualificados"

“El examen, en mi opinión, debería valorar los conocimientos generales en derecho adquiridos durante la carrera y el master. Además, para garantizar el buen nivel de los profesionales y equiparar el prestigio de los abogados españoles a los del resto de países, considero que no debería constituir un mero trámite, sino una verdadera prueba de conocimientos”, afirma Victoria von Richetti, abogada senior del área de Fiscal de Pérez-Llorca.

Álvaro Mendiola, socio coordinador del área de Contencioso de Cuatrecasas Golçalves Pereira afirma que dado que se trata de una prueba de acceso al ejercicio profesional, el examen debe medir fundamentalmente las habilidades propias de dicho ejercicio, que es precisamente a lo que debe dirigirse el contenido del máster. No se trata de hacerlo más accesible -centrándolo en el contenido del máster más que en el del grado- sino en verificar si el aspirante está capacitado para enfrentarse a problemas jurídicos y aportar soluciones con solvencia y fundamento. En consecuencia, el examen debería ser fundamentalmente práctico. Concretamente la resolución de uno o más casos en los que se midan, tanto los conocimientos jurídicos del aspirante, como la capacidad de responder y estructurar soluciones jurídicas a los problemas que se planteasen y que se explicitarían en una serie de preguntas de contestación obligatoria. Se podría realizar el examen con el apoyo de textos legales. El examen y su corrección deben ser serios y rigurosos. La corrección debería hacerse mediante la lectura de las respuestas escritas por el aspirante frente al tribunal que, a su vez, deberá interrogar al aspirante por el fundamento de su razonamiento, discurso lógico, o de otras alternativas no exploradas. Se trataría de medir la capacidad argumentativa (verbal y escrita) y expositiva, resolutiva, de comprensión de los problemas y de las soluciones adecuadas que el derecho proporciona y más adecuadas a la situación y contexto planteados.

Alejandro Payá, socio de Corporate en Barcelona de la misma firma señala que debería ser un examen muy práctico, que permitiera calibrar la asimilación de conceptos jurídicos y su aplicación a casos o situaciones concretos, de forma similar a los exámenes de acceso de los colegios de abogados más exigentes de Estados Unidos (ej. NY Bar, California Bar). Aunque la Ley prevé que la calificación sea “apto” o “no apto”, en mi opinión hubiera sido deseable que el examen se calificara con una puntuación. Así, daría un elemento adicional de información (homogéneo y comparable), de forma similar al examen MIR de los médicos o las pruebas de acceso a la Universidad.

Iñigo Elizalde, abogado de Cuatrecasas Gonçalves Pereira, reconoce que "es muy difícil realizar un examen de acceso ideal, puesto que las funciones que puede desarrollar un abogado (desde la asesoría fiscal, la llevanza societaria de una empresa, o la defensa en un procedimiento por homicidio, etc.) son tan sumamente variadas, que comprobar en un examen que se tienen todas las destrezas y conocimientos necesarios es harto complicado". En la misma línea, Mónica Muñoz González, del Departamento Civil de Ceca Magán Abogados, razona que "definir la posibilidad de un examen de acceso ideal, es tanto como pensar que el nuevo sistema de acceso a la abogacía y a la procura también pudiera serlo; con lo que habrá que esperar si los resultados del mismo son o no favorables, en la formación de los nuevos profesionales".

Nos interesa la opinión de Ana Campuzano por su doble perfil. Ana es Catedrática de Derecho Mercantil en la Universidad CEU San Pablo de Madrid y  Consejera Académica de DICTUM. Opina para Legal Today que su examen sería "aquél que combinara un examen con una primera parte de preguntas tipo test, que exigiera un mínimo de preguntas contestadas correctamente para que fuera corregida la segunda parte, que consistiría en un caso práctico que incluyera cuestiones de distintas disciplinas jurídicas".

Andy Ramos dirige el área de Propiedad Intelectual y Nuevas Tecnologías de Bardají & Honrado Abogados. Su postura se basa en la importancia de la práctica, dentro de no dos exámenes, sino tres. A la pregunta ¿cuál sería su examen ideal? Andy cree que "Dado que el objetivo de la Ley de Acceso a la Abogacía es asegurar la capacitación profesional y la homogeneidad entre todos los que entren a formar parte de la defensa y asesoramiento jurídico, es fundamental que en el examen se incluyan cuestiones puramente prácticas, teniendo que desarrollar íntegramente un caso práctico basado en situaciones reales. Además, habría que incluir otras cuestiones de capacitación, como el planteamiento de estrategias, habilidad para negociaciones y acordar transacciones, examen de inglés, etc., 

De todos modos, matiza que "complementando a esta parte práctica, debería haber otra teórica con preguntas concisas que demuestren un amplio conocimiento de varias disciplinas del Derecho, así como una parte oral, para comprobar las capacidades verbales del examinado, tan necesarias en nuestra profesión. Quien pase estos tres exámenes estará perfectamente preparado para afrontar el día a día de la abogacía".

Pero, ¿qué práctica? Un abogado nos propone estos puntos:

  • Redactar una demanda sencilla en un proceso civil (sobre unos hechos predeterminados sencillos)
  • Redactar un contrato mercantil sencillo (compraventa, préstamo, prenda, …).
  • Redactar un acta de una sociedad anónima (p. ej., cambio de domicilio en la misma provincia, nombramiento de administrador o auditores, etc.), facilitando datos completos del escenario (composición de los órganos de gobierno, cargos, quien está presente y quien acude representado, etc.)
  • Redactar una solicitud de acceso a un expediente administrativo.
  • Redactar nota para un cliente sobre el impacto fiscal para los intervinientes de una operación de contratación mercantil o societaria sencilla.

Lupo Rodríguez, socio director de Lupicinio Abogados nos resume del siguiente modo cómo sería su examen ideal, de nuevo insistiendo sobre la parte práctica: "El examen debe estar orientado fundamentalmente a evaluar la especialización del futuro abogado más que a los conocimientos troncales. Por otro lado, es clave que dicha prueba de acceso esté centrada en el análisis y resolución de casos prácticos que pongan de manifiesto la capacitación profesional que el aspirante ha adquirido durante su periodo de prácticas". Fátima Rodríguez, de Mariscal y Asociados, va más allá: "Mi examen de acceso ideal sería una parte teórica tipo test y una práctica: una simulación de un juicio, donde te dejen una hora para prepararlo y todos los medios (internet, libros, etc.) necesarios".

Hemos recogido estas opiniones, pero también nos interesa la de usted, lector. ¿Cuál sería su examen de acceso ideal?

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