Desde el 2007, con la aprobación de la Ley Orgánica 4/2007 y el Real Decreto de Ordenación de Enseñanzas Universitarias oficiales, se comienza a adaptar la estructura de la enseñanza superior en España al ´proceso Bolonia´, iniciado en el año 1999 a nivel europeo. Sin embargo, la aplicación de este plan en nuestro país no ha estado libre de polémica y dificultades y ha dado lugar a un sistema universitario con bastantes particularidades.
En la Ley, se mencionan como objetivos la elección por parte de las universidades de los estudios que vayan a impartir con total libertad; el sistema de créditos como unidad de medida del aprendizaje de los alumnos, para favorecer la movilidad y armonizar los estudios; la adopción de un sistema basado en tres ciclos (grado, máster y doctorado) para lograr una formación adecuada de los alumnos que van a introducirse en el mercado laboral. El cambio más perceptible en el día a día del alumno sería la introducción de nuevas metodologías docentes: la evaluación continua y la enseñanza práctica.
Tras unos años en los con el plan implantado... ¿cuál es el balance que hacemos en España España?
En definitiva, y aunque quizás es pronto para hacer un balance general, podemos afirmar que la implantación del plan en España ha tenido puntos positivos y también dificultades, la mayoría derivadas de los problemas económicos.
Para lograr una completa integración de las universidades españolas en el EEES se deben llevar a cabo medidas complementarias, tales como: mejorar la financiación de las universidades para que puedan alcanzar los objetivos, concienciar sobre la calidad de la Formación Profesional para lograr una descongestión de los grados universitarios y ofrecer al profesorado una formación adecuada para que los cambios deseados puedan aplicarse en el día a día.