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28/03/2024. 11:43:32

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Cómo crear (¡y resolver!) conflictos entre grupos

Mediadora y abogada, consultora experta en resolución de conflicto

Mediador y psicólogo, consultor experto en resolución de conflictos y diseño de estrategias colaborativas

<em“Prefiero ser un hombre de paradojas que un hombre de prejuicios.” Jean Jacques Rousseau

Grupo

En nuestro anterior post describíamos el experimento de Sherif y cols. (1961).

Los resultados de sus dos primeras fases (formación y fricción) fueron ampliados posteriormente por autores como Tajfel, que en 1971, en su "Teoría del paradigma del grupo mínimo" explicó que, tras generar una identidad grupal a través de mínimas y superficiales "diferencias", la mera percepción de pertenencia a dos grupos distintos constituía una condición necesaria y suficiente para producir discriminación (sesgo endogrupal) y hostilidad, es decir, para preparar condiciones muy favorables a un futuro conflicto intergrupal.

Tajfel concluyó que los estereotipos sociales son categorías o "etiquetas" no necesariamente objetivas o reales, que se asignan a un grupo para destacar las similitudes intragrupales y, también, las diferencias intergrupales.

Según Baron y Bryrne (1998) la categorización social es el proceso de dividir el mundo entre "nosotros" y "ellos". Esto provoca que se atribuyan  sentimientos y creencias opuestos de un grupo a otro, de manera que los miembros del propio grupo son valorados en términos favorables, mientras que los que pertenecen a otros grupos son percibidos de forma más negativa. Además, se tiende percibir que los miembros del otro grupo que tienen rasgos más indeseables se parecen más entre sí. Es decir, se percibe al otro grupo como más homogéneo en torno a características negativas y, frecuentemente, resultan más antipáticos, tal y como reflejan los estudios de Judd, Ryan y Parke (1995) y Lynville y Fisher (1993).

Tajfel (1982) relaciona y explica esta categorización social con la autoestima, ya que algunas personas que se identifican con un grupo social específico consiguen aumentar su autoestima considerando a su grupo como diferente y superior a otros. En definitiva, cada grupo se ve a sí mismo como "mejor" que los otros y el prejuicio surge de este choque de percepciones sociales (Meindl y Lerner, 1985).

Estas percepciones tienen un interesante componente cognitivo, ya que una vez que una persona adquiere un estereotipo sobre un determinado grupo social, tiende a prestar una mayor atención a la información que se ajusta a este marco de creencias y a recordar los "hechos" que van en la línea de sus prejuicios, al mismo tiempo que tiende a descartar u olvidar los que no confirman sus esquemas mentales.

Además, tal y como reflejan los estudios de Forgas y Fiedler (1996) y  Bodenhausen, Kramer y Susser (1994) las emociones y los estados afectivos también influyen en la creación y mantenimiento de los estereotipos y, aparentemente, una mayor activación emocional incrementa la tendencia a pensar estereotipadamente y, por tanto, a generar prejuicios.

Una vez creadas estas identidades grupales cohesionadas basadas en estereotipos y prejuicios, la Teoría del conflicto realista, confirmada por Sherif con su experimento, señala que para que definitivamente se produzca el conflicto, sólo es necesario que los grupos compitan según el clásico esquema "ganar-perder", por recursos que ambos grupos consideren limitados o por metas que ambos grupos perciban como incompatibles.  Además, esta teoría plantea que, en la medida en que la competición continúe, los miembros de ambos grupos, progresivamente, se irán percibiendo de forma cada vez más negativa (Withe, 1977).

Según Baron y Byrne (1998) esta dinámica provoca que cada grupo etiquete al otro como "enemigo", considerando a su propio grupo como moralmente superior y, cada vez, más diferente del otro. Estos autores señalan que la competición intergrupal que comenzó relativamente libre de odio, aumenta hasta generar prejuicios con una importante carga emocional que, en el peor de los casos, desemboca en conflictos directos y, en ocasiones, violentos. 

Especialmente interesante (y preocupante) resulta la perspectiva del aprendizaje social acerca de cómo se mantienen y transmiten los prejuicios sociales que tanto predisponen al conflicto intergrupal. Según este planteamiento, los niños adquieren actitudes negativas hacia determinados grupos sociales porque:

    a)  las observan de los adultos de su entorno (padres, profesores, etc.) y de las "normas sociales" que reflejan las actitudes o conductas que son apropiadas o indeseables (Pettigrew, 1969).

    b) son reforzados directamente con amor, elogios, aprobación, etc. al adoptar estas opiniones (Baron y Byrne, 1998).  

Resumiendo, a partir de las propuestas de Bourghis, Gagnon y Möse (1996), podemos analizar el origen de los conflictos intergrupales en la siguiente secuencia: 

    1. Los miembros de grupos tienden a identificarse de forma positiva y más o menos homogénea, generando una identidad, a través de compararse favorablemente con otros grupos, lo que ocasiona prejuicios, discriminación y hostilidad.

    2. Puede tener lugar una competición entre grupos por la obtención de recursos si éstos se perciben como escasos o incompatibles.

    3. En el reparto de estos recursos, frecuentemente, también se producen sesgos cognitivos y malas interpretaciones respecto a criterios de equidad, teniendo en cuenta que, objetivamente, también podría  producirse un reparto desigual de dichos recursos.

También resultaría interesante analizar el papel que determinadas personas, o subgrupos de poder / influencia, desempeñan en el proceso de desarrollo de conflictos intergrupales.  En determinadas ocasiones, este proceso puede ser iniciado, alentado, maximizado o precipitados de forma más o menos intencional con el objetivo de obtener beneficios particulares derivados del conflicto, sin reparar, o despreciando, sus posibles consecuencias negativas para la mayoría de los implicados.

Sin embargo, aún no hemos planteado cómo pueden resolverse estos conflictos intergrupales. Para ello, en nuestro próximo post, volveremos al campamento de Robber´s Cave donde nos esperan los dos grupos de niños enfrentados de forma aparentemente irreconciliable y la tercera fase de este interesante experimento.

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Este blog nace con la ilusión de crear y compartir un espacio de reflexión sobre la mediación. Durante algunos años hemos formado equipo de mediación, participando en más de 1000 procesos de resolución de conflictos.  De esta experiencia conjunta  hemos obtenido inspiración y múltiples aprendizajes que nos gustará compartir, así como, también explorar los nuevos retos y replanteamientos que vayamos encontrando en nuestro camino. Félix es psicólogo y Mónica abogada, ambos somos mediadores y consultores en resolución de conflictos.