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Los conflictos, la restauración del daño y el perdón (2): aspectos prácticos

Mediadora y abogada, consultora experta en resolución de conflicto

Mediador y psicólogo, consultor experto en resolución de conflictos y diseño de estrategias colaborativas

“Antes de que podamos perdonarnos, tenemos que entendernos”. Emma Goldman.

Un lápiz y la frase I'm Sorry

En nuestro anterior post, nos referíamos al perdón y sus efectos favorecedores, tanto en la persona que lo solicita, como en la que lo acepta. Sin embargo, al igual que en otros tipos de interacciones interpersonales relacionadas con el conflicto, lo que parece sencillo y espontáneo, en muchas ocasiones, requiere reflexión y preparación previa.       

¿Cómo perdonar?

Wade y Worthington (2005) proponen más de diez procedimientos para facilitar la disposición a perdonar. Para ello, la persona que se encuentra en esta situación debe "mirar hacia el futuro" y tener la actitud y el deseo de querer hacerlo, proponérselo a sí mismo y valorar los efectos positivos que puede  conllevar. El perdón no se puede imponer, ni forzar.

En este sentido, uno de los principales objetivos para perdonar sería sentirse bien con uno mismo y enfocar el enfado con la persona que ha provocado el daño desde una perspectiva más constructiva, desterrando el rencor, la venganza y la ira permanente, ya que éstos provocan sentimientos negativos dañinos para quien los experimenta. En palabras de Moix (2016), se trata de "poner la felicidad en nuestras manos y no en manos del otro".

Sin embargo, perdonar no significa reconciliarse ni que, a partir de ese momento, se tenga que mantener una relación amistosa con la persona que provocó el daño o comenzar a confiar en esa persona como "si no hubiera pasado nada". Después de haber perdonado, se tendrá que decidir qué tipo de relación se va a tener con quien provocó el daño… en caso de que se quiera seguir manteniendo.     

Perdonar no implica olvidar la ofensa, sino poder dejarla atrás y asimilar el daño para no tener estos recuerdos permanentemente presentes y poder continuar avanzando.

Es importante conocer el contexto y las circunstancias que motivaron a la persona que cometió la ofensa. Es decir, aunque en ocasiones resulta muy difícil, se trata de intentar ponerse en el lugar del otro. Para ello, será necesario escucharle y darle la oportunidad de que se exprese. Sin embargo, esto no significa justificarle o buscar una explicación "lógica", ya que, en muchas ocasiones, no es posible encontrar un "por qué" satisfactorio y eso provocaría frustración y mayor enfado. Es decir, no es conveniente generar expectativas sobre "cómo debería haber actuado el otro".   

¿Cómo pedir perdón?

La persona que ha causado un daño puede llevar a cabo diferentes acciones que contribuyan a reparar el dolor o el malestar de quien lo ha sufrido a través de diferentes procedimientos, que pueden desarrollarse mediante el siguiente proceso:

En primer lugar, resulta imprescindible la asunción de la propia responsabilidad y el reconocimiento sin excusas de los propios actos y de sus consecuencias negativas para la otra persona. Esto implica capacidad de empatizar con el otro, así como, aceptar y entender el daño causado.

Respecto a la comunicación; la actitud más favorecedora para quien solicita perdón es la escucha paciente, empática y respetuosa del dolor, malestar o disgusto que sufre la otra persona. Además, se debe mostrar una disposición sincera para responder con honestidad y claridad a las preguntas que le pueda formular el otro.  

El último paso, será la solicitud genuina de perdón, sin condiciones, contrapartidas ni justificaciones y manteniendo, al igual que en los pasos anteriores, la conexión emocional con la otra persona.

Respecto al perdón como herramienta favorecedora de la resolución de conflictos, podemos considerar que, la solicitud de perdón, si se lleva a cabo adecuadamente, tiene importantes implicaciones:

    a)    Aceptación de la responsabilidad (entendida, a diferencia de la culpa, como un concepto maduro, dinámico y sano).

    b)    La petición y aceptación de perdón, también puede considerarse un acuerdo.

    c)    En ocasiones, este proceso facilita que la parte que recibe las disculpas, pueda ser consciente y reconocer que también ha llevado a cabo acciones que pudieron molestar a la otra parte, procediendo también a disculparse.  

    d)    A través de la petición de perdón, se pone de manifiesto un propósito real de un cambio de la dinámica contenciosa anterior. Es decir, se favorece una forma válida y que puede ser aceptada por las dos partes de "cerrar el pasado" para dar paso una relación diferente y más productiva entre ellos, transformando así su relación.  

    e)    Capacidad de reconocimiento mutuo de las emociones entre las partes.   

    f)     Generación de emociones que facilitan el entendimiento y la comunicación efectiva.

    g)    Capacidad para relativizar otras diferencias entre las partes, ya que, en algunas ocasiones, es posible observar que, tras la petición y aceptación de perdón, se produce un desbloqueo que precipita la consecución de acuerdos entre las partes.

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Este blog nace con la ilusión de crear y compartir un espacio de reflexión sobre la mediación. Durante algunos años hemos formado equipo de mediación, participando en más de 1000 procesos de resolución de conflictos.  De esta experiencia conjunta  hemos obtenido inspiración y múltiples aprendizajes que nos gustará compartir, así como, también explorar los nuevos retos y replanteamientos que vayamos encontrando en nuestro camino. Félix es psicólogo y Mónica abogada, ambos somos mediadores y consultores en resolución de conflictos.