Es necesaria la creación de un perfil de riesgo común en toda la UE

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Entrada al edificio del Parlamento Europeo

En la actualidad, la Aduana europea está configurada como una autoridad fiscal que se ocupa de controlar que las importaciones y exportaciones a través de nuestras fronteras, evitando la existencia de contrabandos y fraudes fiscales.

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No obstante, lo cierto es que el papel de la Aduana en tanto que autoridad garante de nuestras fronteras, va mucho más allá de lo que es un mero control del fraude fiscal/ aduanero. En un mundo el pleno proceso de globalización y en donde la principal fuente de crecimiento sostenido de empresas pasa inexorablemente por una salida al exterior, lo cierto es que la Aduana empieza a recobrar un papel preponderante ya que es la primera ventanilla con la que se encuentra el operador que importa o en su caso, la que autoriza la salida de la mercancía de nuestras fronteras. Si antes de 1992, la Aduana europea era un mero recaudador, a día de hoy, la Aduana se concibe como una autoridad adicional con competencias para controlar y salvaguardar nuestras fronteras en múltiples aspectos, siendo el menos importante el aspecto fiscal.

Para poder cumplir con ese papel, la Aduana se encuentra con un gran problema: su pérdida de preponderancia en detrimento de otras áreas impositivas ha generado una carencia importante de medios personales y materiales que hace impensable que la misma pueda llevar a cabo esa función a nivel de la UE.

Consciente de esta carencia, el Código Aduanero de la Unión (CAU) en vigor desde el 1 de noviembre de 2013, prevé una automatización de los sistemas a nivel de las Aduanas europeas que pasa inexcusablemente por la creación de una base de datos y de un perfil de riesgo común a todos los Estados Miembros. Si bien como concepto teórico es correcto, este plantea serias dudas a nivel práctico pues implica una homogeneización de los sistemas de 27 Estados Miembros, motivo por el cual el CAU retrasa la entrada en vigor de todos aquellos aspectos relacionados con los sistemas hasta enero de 2020.

Mientras sigamos difiriendo la entrada en vigor de estas  medidas, es muy difícil que la Aduana europea pueda garantizar el control de acceso a nuestras fronteras. No existiendo un perfil de riesgo común a nivel de la UE, seguirá siendo más fácil para ciertos operadores importar a través de aquellos puertos europeos que cuenten con más tráfico y menores controles, existiendo por tanto una brecha real en nuestras fronteras derivada de la existencia de perfiles de riesgo diferenciados en los diferentes Estados Miembros de la UE.

Entendemos que es un tema importante que no debería en modo alguno retrasarse más, ya que posibilita la realización de operaciones comerciales cuanto menos dudosas y la entrada en nuestros mercados nacionales de determinadas mercancías que, posteriormente, deben ser retiradas del mercado por determinados problemas, como ocurrió con el tema del aceite procedente de Ucrania, por no mencionar la existencia de grandes mermas recaudatorias como consecuencia de una ausencia de control en las importaciones.

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