Luces y sombras del TTIP

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Símbolo del euro rodeado de bolas del mundo

En 2013, los gobiernos de la Unión Europea dieron a la Comisión el mandato de negociar la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión, más conocida como TTIP (por sus siglas en inglés), con el ánimo de poner en marcha “la mayor zona de libre comercio del mundo”, según palabras textuales de Jose Manuel Durao Barroso, expresidente de la Comisión Europea.

bolas del mundo rodeando el símbolo del euro

Tres años después, no solo no han terminado las negociaciones entre ambas potencias mundiales, sino que el acuerdo está envuelto en la polémica. El tiempo se echa encima además por las próximas elecciones de Estados Unidos, en noviembre, que previsiblemente frenen el proceso.

Los defensores del TTIP prometen que el acuerdo abrirá Estados Unidos a las empresas europeas (grandes y pequeñas), contribuirá a reducir los trámites burocráticos que deben cumplir las empresas para exportar, e introducirá nuevas normas que hagan la exportación, importación y la inversión en Estados Unidos más fáciles y justas. Así, estos tres ambiciosos objetivos se concretan en:

  • Mejorar el acceso al mercado estadounidense. Las empresas podrían exportar más a Estados Unidos y conseguir adjudicaciones de contratos públicos, importar en mayor cantidad las mercancías y servicios que necesitan para fabricar en Europa, así como delimitar y simplificar las normas de origen de los productos e invertir más fácilmente en Estados Unidos.
  • Reducir los trámites y los costes sin que baje la calidad, mediante colaboración reglamentaria. Para ello, se hace necesario comprobar que nuestras normas técnicas sean compatibles y colaborar en la elaboración de nuevas normas.
  • Nuevas normas para facilitar la exportación, la importación y la inversión. El TTIP pretende introducir normas que ayuden a las empresas a acceder a la energía y materias primas que necesitan, proteger su propiedad intelectual, invertir con confianza y ahorrar tiempo y dinero en los trámites aduaneros.

No obstante, muchas son las voces que se han alzado en contra del TTIP. Ecologistas en Acción, Attac y hasta otros 500 colectivos y movimientos políticos, así como sectores de la industria agroalimentaria, critican la falta de transparencia en el proceso de negociación y manifiestan que el TTIP se ha fraguado con el objetivo de defender los intereses de las grandes multinacionales.

Los detractores del TTIP temen que el acuerdo afecte a toda la legislación que protege los derechos de los ciudadanos y el medioambiente. Por ejemplo, la Unión Europea tiene mayores barreras comerciales que Estados Unidos en cuanto a transgénicos, productos químicos peligrosos, el sector sanitario o el ganadero.

En cuanto a las barreras arancelarias, además de reducir las formalidades aduaneras y simplificar los trámites, el TTIP tiene el reto de lograr el desarme arancelario total. En la actualidad, el promedio de tipos arancelarios aplicados en el intercambio entre la Unión Europea y Estados Unidos no es muy alto. Sin embargo, existen divergencias notables entre las diferentes industrias que ambos quieren proteger. Estados Unidos penaliza la entrada de determinados productos agrícolas, y la Unión Europea quiere salvaguardar su sector de automoción, entre otros.

Es evidente que el TTIP no puede ser un acuerdo a cualquier precio, y muchos son los intereses enfrentados. ¿Llegará el TTIP a buen puerto?

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