La Abogacía, que no es otra cosa que lo que vivimos y sentimos los abogados, viene representada por múltiples aspectos en los que se encuentran personas, conductas y situaciones que se sucederán a lo largo de nuestra vida profesional… [1]
La sentencia favorable, merecida e inmerecida.
El cliente leal, comprensivo y cumplidor.
El juez que me escucha atento y cordial.
El oficial amable, que me ayuda en mis gestiones.
El testigo honesto, que me dice la verdad.
El perito imparcial.
Y el sincero reconocimiento de nuestro trabajo.
Pero también hallamos en nuestro diario devenir con…
La sentencia desfavorable, sea injusta o merecida.
El cliente desagradecido e insensato.
El juez que me ignora mientras informo.
El oficial desabrido y poco colaborador.
El testigo que miente.
El perito parcial.
Y la crítica apasionada y ciega a nuestro trabajo.
Y, como no,… Lexnet.
En definitiva, todo lo expuesto representa lo que los abogados vivimos en el día a día, y que, por suerte o por desgracia, tenemos que agradecer, pues nos vamos forjando entre sistemáticas contradicciones, justicia e injusticia; verdad y mentira; alegría y decepción…
Por ello, bajo la toga, que nos hace iguales y es espada del inocente y escudo del culpable, hemos de llevar coraza como decía don Angel Ossorio, sí, pero yo añadiría un gran corazón para arrostrar tantas contradicciones.
El abogado es, por tanto, fruto de la dualidad y con tal desdoblamiento debe curtirse y crecer, pues hay que olvidar pronto la frustración, el desánimo y los pensamientos de abandono y rendición, y sustituirlos por un deseo desbordante de vivir la profesión disfrutando de lo que es; sistemática contradicción.
Jamás desanimarse, siempre mantenerse en pie con la coraza abollada y el corazón intacto..
[1] El contenido del presente post es un extracto del discurso de agradecimiento pronunciado el pasado día ____ tras recoger en nombre de LEONOLARTE ABOGADOS en II Premio de Ley por la provincia de Sevilla.
Encuentra este y otros artículos del autor en su página web.