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29/03/2024. 12:17:37

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Mindfulness y abogacía. La atención plena al servicio del abogado

Abogado. Experto en habilidades profesionales
@oscarleon_abog
Decano del Ilustre Colegio de Abogados de Sevilla

Todas las noches después de cenar y antes de sentarme a tomar un té suelo fregar los platos. Una noche Jim me preguntó si los podía fregar él, entonces le dije: “Hazlo, pero si vas a fregar platos, debes saber cómo hacerlo”

Altar con budas

Jim contestó: "Vamos Thay, ¿crees que no se fregar platos?

Le respondí: "Hay dos formas de fregar los platos. La primera es fregar para tener los platos limpios y la segunda es fregar los platos, para fregar los platos"

Jim sonrió y dijo: "Elijo la segunda forma: fregar los platos para fregar los platos

Del libro Lograr el milagro de estar atento (Thich Nhat Hanh)

Esta conversación, extraída de un libro de filosofía budista, pretende ilustrarnos de la importancia que tiene para la persona el estar completamente atento a lo que está haciendo en cada momento. Si mientras lavamos los platos solamente estamos pensando en la taza de té que nos aguarda o en cualquier cosa que pertenezca al futuro, o nos estamos apresurando a quitarnos los platos de encima como si fueran una molestia, seremos incapaces de apreciar el milagro de la vida mientras permanezcamos en la pila. De este modo estaremos absortos en el futuro, y lo que eso significa realmente es que seremos incapaces de vivir un solo momento de nuestra vida.

Atención plena, conciencia plena, mindfulness, son las denominaciones que tiene esta habilidad personal que, como indica Jon Kabat-Zinn, consiste en prestar atención de forma particular, con intención, al momento presente y sin juzgar. A través de la atención plena, nos percatamos conscientemente momento a momento de todo lo que es en un proceso en el que suspendemos temporalmente todos los conceptos, imágenes, condicionamientos, opiniones  y juicios de valor, focalizando nuestra atención en lo que estamos haciendo y, por tanto, en lo que ocurre en nuestro cuerpo y en nuestro entorno a través de nuestros sentidos.

En otras palabras, atención plena significa estar aquí, ahora (Bhante Henepola)

De este modo, en lugar de encontrarnos desconectados del presente (como solemos estarlo) pensando, sobre tal o cual asunto, preocupándonos por las amenazas del futuro, ponemos toda nuestra atención en lo que estamos haciendo a través de nuestras tareas cotidianas.

Según los expertos en la atención plena, una mente atenta es precisa, penetrante, equilibrada y clara, ya que ésta nos da el tiempo necesario para evitar patrones negativos de pensamiento y de conducta, así como cultivar patrones positivos.  Igualmente, la atención plena nos ayuda a disponer de una visión interna clara y sin distorsiones acerca de cómo son realmente las cosas. Finalmente, un desarrollo de la conciencia plena nos ayudará a reducir el estrés.

La atención plena no es una herramienta concreta para un tipo específico de persona o de problema, sino que puede ser empleada por cualquiera, tanto en su vida personal como profesional o laboral. Por ello, me he decidido a apostar por la opción de aventurar su posible empleo en el ejercicio diario de la abogacía, lo cual de conseguirse puede tener unos resultados extraordinarios, ya que nosotros, los abogados, nos caracterizamos por mantener, especialmente durante nuestro trabajo, un estado de preocupación permanente por el desarrollo de nuestros asuntos, plazos, vencimientos, agendas complicadas y un sinfín de circunstancias que nos hacen estar constantemente desconectados de nuestro presente, y lo que es más importante, de nosotros mismos.

En este post veremos algunas situaciones de nuestra jornada diaria en la que podremos actuar con conciencia plena:

1º.- Centrarse en la tarea que estemos realizando: Cuando nos encontremos en el despacho trabajando sobre algún asunto, hemos de estar completamente focalizados en el objeto de nuestro trabajo, viviendo al máximo nuestra experiencia y tratando de extraer el máximo provecho de la misma. Esto exige desterrar toda opción de actuar a modo multitareas (al que somos tan proclives), saber gestionar las interrupciones y procurarnos los oportunos descansos para incrementar nuestra productividad.

2º.- Atender el cuerpo: Cuando trabajamos no observamos nuestro cuerpo ni nos percatamos de los mensajes que nos suele enviar a lo largo de la jornada. El cuerpo junto a nuestra mente es un elemento imprescindible para trabajar en condiciones favorables, por lo que tenemos que estar pendientes de él y cuando nos avise de que necesita un descanso, tendremos que obrar en consecuencia, bien haciendo estiramientos, dando un corto paseo por los alrededores de la oficina o cualquier otra actividad física o mental que lo relaje. 

3º.- Fijarse en las personas: Durante nuestro trabajo diario estamos rodeados de personas, desde nuestros compañeros de despacho hasta las personas que integran la Administración de Justicia con las que trabajamos. ¿Os habéis planteado si realmente interactuáis con esas personas con verdadero interés y escucháis lo que nos están contando? Normalmente, acuciados por nuestros problemas, no vemos en la otra persona más que lo que nos dice el cliché que ya tenemos de ellas, no haciendo esfuerzo alguno por profundizar en un mejor conocimiento de las mismas, limitándonos a juzgarlas más que a escucharlas. Prestándoles una atención sincera conseguiremos enriquecer la relación y mejorar, y de qué manera, el clima del lugar de trabajo.

4º.- Saber comunicarse, es decir, escuchar y escucharse: La atención plena nos induce a comunicarnos sobre la base de una escucha activa real, es decir, vivir la conversación con los demás de forma sincera y empática, tratando de comprender los sentimientos y preocupaciones de nuestro interlocutor, extrayendo el máximo partido de la interacción. Un buen conversador es aquel que escucha el doble de lo que habla, y cuando lo hace, lo hace con sus cinco sentidos y a consciencia.

5º.- Observar nuestros pensamientos y reacciones: En lugar de permitir que el flujo de pensamientos nos inunde casi sin darnos cuenta, hemos de "congelar el cuadro" y percatarnos de las sensaciones y experiencias tal como son sin la colaboración distorsionada de las respuestas condicionadas de nuestra mente (Bhante Henepola) Hay que observar nuestros pensamientos y nuestras reacciones, ya que viviéndolos como un simple observador, disponemos de un margen extraordinario para darnos cuenta de cómo vivimos y para decidir si queremos continuar con esa forma de pensar o actuar. Los abogados podemos servirnos de esta herramienta, ya que nuestro flujo mental es elevadísimo, y es necesario poner cierta objetividad en el proceso a través de un cambio de forma de ver las cosas, es decir, a través de un cambio de paradigma.

6º.- Descansar y tranquilizar la mente: Enlazado con lo anterior, podemos afirmar que una mente preocupada continuamente constituye una mente estresada en la que el consumo de energía es constante, ya que mantenemos el sistema nervioso a pleno rendimiento. Por ello, los abogados, debemos procurar aprender técnicas para que nuestra mente se relaje y descanse, técnicas que van desde el yoga o atención a la respiración hasta irse un fin de semana al campo o a la playa con nuestra familia o amigos. Lo que sea con tal de desconectar, y además, siendo conscientes de que estamos desconectando. Estoy firmemente convencido de que si todos los días dedicamos unos minutos a serenar nuestra mente, mejorarán muchos aspectos de nuestra vida.

7º.- Aceptar lo que venga, como venga: Lo abogados sabemos mucho de situaciones conflictivas y de recibir malas noticias en forma de resoluciones judiciales. Frente a esto hay dos posturas: el culpar al mundo, a los demás y a nosotros mismos de lo que ha pasado, o, aceptar lo que venga (no sin la natural contrariedad) y tras reflexionar en las razones por las que se ha producido, aprender de la experiencia y con ánimo positivo seguir adelante en un proceso de mejora continua. Esta última postura es la que nos aconseja una mente atenta, consciente del devenir de las cosas, y sabedora de que los pensamientos y condicionantes que apliquemos sobre lo que ocurre serán claves para vivirlas de una u otra forma.

Estas ideas no son más que unas pocas de las muchas, yo diría que infinitas, posibilidades que los abogados tenemos de aplicar los procesos de atención plena a nuestra actividad. Naturalmente, es muy fácil de decir y difícil de conseguir, pero lo importante es que sepamos que este concepto existe y está ahí a nuestra disposición para que aprendamos a familiarizarnos con él. Una tarea realizada de forma consciente obtendrá un resultado mejor que si durante su ejecución estamos distraídos, enfadados o agotados, de eso no cabe la menor duda, pero lo más interesante del tema es que siguiendo esta práctica, se está empezando a demostrar científicamente que la persona se encuentra más feliz y completa.

Para concluir, voy a contar como acaba la historia de Jim y el fregado de los platos:

Desde entonces Jim (que estaba invitado en casa de Thay) supo cómo había que fregar platos y le transferí la responsabilidad durante una semana. Después hizo una enorme propaganda acerca de fregar los platos, para fregar los platos, e incluso publico la frase en varios periódicos. En casa lo menciono tantas veces que un día Laura le dijo:

"Si realmente te gusta tanto "fregar los platos, para fregar los platos", hay un armario lleno de platos limpios en la cocina ¿Por qué no vas y los friegas?

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