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18/04/2024. 07:32:39

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¿Por qué necesita el abogado autoevaluarse tras el juicio?

Abogado. Experto en habilidades profesionales
@oscarleon_abog
Decano del Ilustre Colegio de Abogados de Sevilla

Los abogados desarrollamos una actividad que nos exige un continuo crecimiento profesional al amparo de una práctica que nos va enseñando, sin prisa pero sin pausa, las reglas y usos que nos permitirán actuar cada vez con mayor eficacia en las labores de asesoramiento, mediación y defensa que tenemos encomendadas. Debido a esa necesidad de mejora continua, el abogado se encuentra inexcusablemente vinculado a la fijación y cumplimiento de tiempos y resultados, o lo que es lo mismo, de objetivos que se enmarcarán en su estrategia profesional.

Hoja de examen

Precisamente por ello, los abogados necesitan implementar en su actividad diaria un hábito fundamental para su eficacia, cual es el control de resultados o autoevaluación, método que consiste en realizar uno mismo una valoración periódica para conocer los avances y las desviaciones respecto de los objetivos que nos hemos propuesto y así comprobar cómo nos acercamos o alejamos de los mismos, facilitando con ello la adopción de medidas necesarias para coadyuvar a su logro.

Por lo tanto, la autoevaluación se caracteriza por:

  • Realizarse por uno mismo, lo que si bien puede motivar una posible falta de objetividad en el proceso, no impide que una evaluación realizada honestamente constituya una valiosa información.
  • Llevarse a cabo de forma periódica (diaria, semanal, mensual, etc.) pues obviamente entre la decisión de mejora y la confirmación de la misma transcurre un periodo de tiempo indispensable para evaluar los cambios deseados.
  • Conocer los avances y las desviaciones respecto de los objetivos que nos hemos propuesto, objetivos que pueden identificarse con una determinada capacidad para tal o cual tarea o actividad, con la calidad del trabajo que se lleva a cabo o con la consecución de determinados resultados.
  • Facilitar un conocimiento exacto del cumplimiento del objetivo propuesto, lo que permitirá adoptar las medidas necesarias para continuar con las actitudes positivas y adoptar medidas de fortalecimiento o supresión de actitudes que nos alejen del objetivo.

En fundamento de la autoevaluación radica en que para nuestro crecimiento, representado por la consecución constante de resultados, es necesario que se produzcan tres situaciones: una primera, en la que nos marcamos los objetivos, fase puramente intelectual o teórica; en segundo lugar, actuaremos realizando las acciones que nos acerquen a los mismos; finalmente, actuaremos nuevamente, pero de forma sistemática y controlada, pues solo así detectaremos los progresos y las deficiencias en el desarrollo de nuestra efectividad personal para, de esta forma, optar por la línea de actuación más apropiada.

Básicamente, siguiendo a Bernabé Tierno en ELEGIR EL ÉXITO, TRIUNFA SIN TRAICIONAR TUS PRINCIPIOS, una correcta evaluación deberá disponer al menos de las siguientes fases:

    1ª.- Comprender y valorar el pasado, lo que nos permitirá establecer un plan de trabajo de cara al futuro.

    2º.- Establecer un diagnóstico de nuestra realidad actual.

    3º.- Fijar nuestro objetivo.

    4º.- Establecer una estrategia en la que el tiempo y su distribución en fases será esencial para alcanzar el objetivo.

    5º.- Establecer unos criterios de evaluación.

    6º.- Comenzar la evaluación

    7º.- Reelaborar, en su caso, el plan.

Con estos mimbres, ya podemos centrarnos en una práctica muy recomendable para el abogado que no es otra que la evaluación y control de resultados por su intervención en juicio.

Desde el temor e inseguridad que caracteriza nuestras primeras intervenciones en juicio, el paso de los años nos ayudará a ir adquiriendo confianza y adoptando medidas que nos ayuden a corregir los defectos que hayamos ido observando. Por ello, las experiencias que tenemos a través de la escuela del foro deben aprovecharse al máximo, realizando autoevaluaciones continúas que nos permitan ir avanzando en ese proceso de mejora.

Para ello, el abogado, joven o veterano (pues siempre se está creciendo en esta profesión) deberá analizar objetiva y honestamente su pasado a la hora de intervenir en sala y realizar un diagnóstico de sus fortalezas y debilidades para, finalmente, establecer aquellos campos que requieren un esfuerzo de mejora (interrogatorios, alegaciones, reglas procesales, informe oral, etc.)

Fijado el objetivo, nuestra estrategia no será otra que trabajar los objetivos para poder mejorarlos en nuestras intervenciones en juicio, sabiendo que tendremos que efectuar el control tras las vistas en las que intervengamos. Para la evaluación, bastarán simples criterios que vayan desde una actuación deficiente a muy buena.

Con esta idea en mente, ya podremos emplear una herramienta que nos permita llevar a cabo las evaluaciones, y que mejor que un simple cuadrante en el que hagamos constar nuestras habilidades de mejora relativas a todas las fases de intervención en juicio (ver Anexo que se adjunta a este post)

Una vez celebrado el juicio, lo primero que tenemos que hacer cuando lleguemos al despacho es realizar un control exhaustivo de nuestra actuación y, acto seguido, analizar aquellos aspectos en los que mejoramos y aquellos en los que todavía hemos de mejorar, lo que nos ayudará que, antes de la próxima intervención, tomemos medidas para perfeccionar nuestras conductas, hábitos o actitudes y así sucesivamente.

De seguir esta norma, optimizaremos nuestras habilidades en juicio, y a medida que celebremos más juicios podremos comprobar que somos más eficaces en el desarrollo de nuestra actividad y con ello mejores abogados.

Ni que decir tiene que este proceso es plenamente aplicable a cualquier proyecto relacionado con nuestra actividad que queramos desarrollar de cara al futuro.

AUTOEVALUACIÓN DEL JUICIO ORAL

 

       Muy bien      Bien   Normal     Deficiente

 

ANTES DEL JUICIO

 

¿Preparamos el juicio de forma organizada y estructurada?

¿Conocíamos la forma de dirigir el acto por el juez?

¿Conocíamos la forma de intervenir del letrado adverso?

¿Efectuamos un repaso del recordatorio previo al juicio?

¿Tranquilizamos al cliente adecuadamente?

¿Nos encontramos en perfecta forma física y mental?

¿Repasamos las normas procesales de aplicación?

¿Realizamos ejercicios de visualización?

DURANTE EL JUICIO

¿Cómo realizamos el interrogatorio de parte?

¿Cómo realizamos el interrogatorio de nuestra parte?

¿Cómo realizamos el interrogatorio de nuestros testigos?

¿Cómo realizamos el interrogatorio de los testigos de la otra parte?

¿Cómo realizamos el interrogatorio del perito de nuestra parte?

¿Cómo realizamos el interrogatorio del  perito adverso?

¿Cómo formalizamos el trámite de conclusiones?

¿Dominamos el empleo de las normas procesales?

¿Hicimos un adecuado  empleo del lenguaje verbal?

¿Hicimos un adecuado uso del lenguaje no verbal?

¿Actuamos con un comportamiento correcto en sala?

DESPUES DEL JUICIO

¿Expusimos adecuadamente al cliente el desarrollo del juicio?

¿Archivamos debidamente el expediente?

¿Efectuamos la evaluación posterior al juicio?

COMENTARIOS SOBRE EL JUICIO (1).

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POSIBLES ASPECTOS A MEJORAR (2)

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1.- Se expondrán circunstancias excepcionales que se hayan producido en el juicio y puedan ser interesantes de reseñar.

2.- En este apartado se recogerán aquellos aspectos de nuestra intervención que deberemos mejorar y perfilar en el futuro.

3.- Caso de ser la respuesta SI ó NO cumplimentar la casilla NORMAL o DEFICIENTE respectivamente.

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Verdaderamente ilusionados, Óscar Fernández León y Eduardo Olarte Soto, lanzamos este blog cuya finalidad es ofrecer a todos los profesionales del derecho una visión práctica de los aspectos esenciales de la dirección, gestión y organización de los despachos profesionales, con base en la experiencia profesional adquirida a través de nuestra firma.

Acorde con la denominación que hemos escogido para el blog, "Manual Interno", a través de este diario pretendemos difundir, como si del Manual Interno de nuestra firma se tratara,  las prácticas más habituales en la gestión, que conforman y dan homogeneidad a la identidad de los despachos profesionales, convirtiéndolos así en una entidad diferenciada de los profesionales que lo dirigen.

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