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25/04/2024. 18:09:14

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Dispara primero, pregunta después (si te obligan)

Socio fundador de Avezalia, firma especializada en el asesoramiento jurídico integral TIC

Hombre montado en un coche apuntando con una pistola

Estamos todos de acuerdo en que internet ha supuesto una verdadera revolución que ha modificado muchos aspectos de nuestra sociedad. Igualmente estamos de acuerdo en que dichos cambios se están produciendo a una velocidad de auténtico vértigo. En lo que quizá no estemos todos de acuerdo es en si estos cambios han de ser producto de una lógica evolución o, por el contrario, lo han de ser de una verdadera revolución que descabece de cuajo el status anterior.

¿Qué fue primero el huevo o la gallina?

Siempre se dice, y es plenamente cierto, que la realidad va, cuanto menos, un paso por delante del derecho. Es decir, siempre ha de haber una realidad que deba ser regulada por la ley. Es un hecho impepinable y del que no vamos a renegar. Todo lo contrario.

No obstante, existen ciertos momentos en la historia en los que esa realidad coge una ventaja no ya de un paso, sino de 100 al menos. Y eso es lo que está sucediendo exactamente hoy día con internet.

Más que de sociedad de la información se debería hablar de sociedad de las prisas, porque la evolución vivida en los últimos 25 años ha sido, simple y llanamente, bestial.

Por tanto, lo primero es y será la realidad. No obstante, las prisas de ésta están llevando a un punto en el que el derecho, pierde casi todo el sentido.

La realidad.- Un tsunami ingobernable.

Partiendo de todo ello, a día de hoy, la realidad en internet se parece más que nada a un tsunami que se lleva todo por delante, sin importarle las posibles barreras existentes. Dan igual las normas que existan previamente. Lo primero es la realidad, lo segundo la realidad y lo tercero también la realidad.

Prueba de ello son las noticias que podemos leer recientemente en todos los medios de comunicación, y como prueba varios botones:

  • Google admite haber digitalizado 20.000 libros chinos sin permiso.
  • Una web vende la música de los Beatles, sin preocuparse de las condiciones legales.
  • El laberinto judicial de las páginas de enlaces P2P.
  • La publicidad on line bajo lupa…

Todas estas noticias y muchas más, nos demuestran lo ya apuntado: en la actual sociedad de la información, parece que dan igual las normas, éstas son muy anticuadas y, al no responder al sentir actual de los internautas, son inaplicables directamente, mediante un juicio sumarísimo y sin ninguna posibilidad de defensa. El usuario al poder y el derecho al hoyo.

Dispara primero y pregunta después, a lo mejor eres un genio.

Ante tal estado de cosas, se impone una determinada forma de actuación muy clara: primero vamos a pensar qué podemos hacer para ganarnos la vida; una vez nos aseguremos que nos de réditos del más variado tipo pongámonos manos a la obra, sin importar la normativa existente, eso sí, siempre en pro del avance de la humanidad; y sólo para el caso en que nos digan algo, si es que nos lo dicen, responderemos.

Esta forma de actuar, para algunos es la propia de un genio, de un adelantado a su tiempo, de un visionario. Para otros, no tener consideración. Evidentemente, también existen puntos intermedios y suelen ser los más acertados como regla general.

Revolución o evolución.

Estoy plenamente de acuerdo en que se revisen las bases sociales, empresariales y económicas sobre las que se sustenta la sociedad ya que es lo que nos hace avanzar.

Pero también entiendo que dicha revisión ha de responder a procesos evolutivos lógicos en los que se equilibren los legítimos y legales intereses en juego, evitando con ello auténticas revoluciones que, en muchos casos, auspiciadas por ciertos sectores interesados, toman a los usuarios como verdaderos conejillos de indias o plebe instrumentalizada al servicio de nuevos centros de poder con la exclusiva finalidad, con la excusa del cambio de ciclo, de cambiar dichos centros a su favor y expropiar todo lo anterior.

Las expropiaciones de cualquier tipo de modelo social o económico lo han de ser, siempre que tales modelos cuenten con un apoyo legal resultado de una sociedad democrática, empleando los medios de los que se dota dicha sociedad para dar una adecuada respuesta a todos los intereses.

En mi opinión, más vale la evolución que la revolución, sea internet o sea lo que sea.

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