La Ley Sinde está en pleno apogeo. No hay más que abrir un periódico para darnos cuenta de ello. Ahora le ha tocado a la mítica vagos.es, todo un clásico de Internet que de tantos apuros ha sacado a algún que otro estudiante.
En esta ocasión le ha tocado ser chivato al Centro Español de Derechos Reprográficos. La supuesta infracción eran los enlaces que tenía para descargar libros, parece ser que de forma no autorizada. El problema de todo esto es que, como a estos terceros que enlazan no se les da la oportunidad de defenderse, pues claro, nunca sabremos la verdad. O sí. ¿Y por qué cierran la web? Quien de nosotros no lo haría si con una cuantiosa multa te amenazan. No está el horno para bollos.
A la sección encargada de llevar a cabo esta parte tan ingrata de la Ley Sinde, cual es cerrar páginas, mejor será que no le conozcan por sus abreviaturas, pues si su ordinal es "Segunda", tenemos que, abreviado, Sección Segunda es "SS", la infame organización militar del tercer Reich de tan ingratos recuerdos para el mundo en general.
Dice el refrán que las comparaciones son odiosas, pero la Sección Segunda, de seguir a este ritmo, de buen seguro se ganará el apelativo del anterior párrafo -salvando la distancia-, si bien el título del presente post no hace héroe a Sinde, como en su día sí lo fuera quien salvara a multitud de judíos. Todo lo contrario, el título hace referencia a la gran lista que, en poco tiempo, la Sección Segunda tendrá en su haber de webs cerradas, por el gran delito cometido de enlazar con otras webs, que a la postre es la esencia de Internet. Pero así está escrito, y como a lo plasmado le llaman ley, y si encima el TS lo refrenda lo hace más creible, pues a cumplir se ha dicho, aunque con ello se vaya en contra del mundo, en beneficio de una minoría.
Se equivocan. El refranero español para estas cosas es muy sabio, más que el inglés (valga como ejemplo que en España matamos dos pájaros de un tiro, y en el Reino Unido matan dos pájaros con una piedra –to kill two birds with one stone-; hay que ser bestias); tanto es así que hay un refrán que dice que no se puede nadar contracorriente, o lo que es lo mismo, en contra de la opinión general. La historia está llena de ejemplos, o si no, ¿qué les pasó a los monarcas absolutistas? Uno de ellos en un segundo dejó de tener la cabeza sobre los hombros.
La guerra está declarada, y ya hay víctimas en el suelo. Durará largo tiempo, si bien todos sabemos como acabó. La lista de Sinde es grande, tanto como lo es el mundo. Todo es cuestión de tiempo.
