A pesar de que me había propuesto firmemente no volver a caer en el bucle anual de los nuevos propósitos, este fin de semana ha llegado la (bendita) gota que ha colmado el vaso. Por ello, a Dios pongo por testigo que, a partir de ahora dejaré a totalmente de lado esa insana y horrenda costumbre de ser políticamente correcto. ¿Y por qué?, ¿Porque estoy hasta los mismísimos *+%&$ de que intenten tomarme el pelo!
Para que entendáis mi postura os voy a poner en antecedentes a través de varios ejemplos:
1º.- En el asunto del "cablegate" destapado por Wikileaks hemos podido comprobar qué son y cómo se desarrollan las relaciones internacionales. Vendría a ser algo así como decirle al estado de marras que es cojonudo para, a reglón seguido y sin solución de continuidad, darle una puñalada en la espalda. Eso sí, como somos jodidamente civilizados, y aunque lo sabemos, vamos a hacer la vista gorda con el hecho de que el embajador o el agregado de turno es un espía. Total, si nosotros hacemos lo mismo. Ya nos daremos puñaladas traperas.
2º.- Se viene acusando a Google en los últimos tiempos que dificulta y obstaculiza el acceso a los enlaces de webs de descarga. Eso sí, demanda ante la AN a la A.E.P.D. porque se niega a eliminar los datos personales de los internautas evitando con ello el derecho al olvido que tanta importancia está adquiriendo en la sociedad de la información. Dicho en otras palabras, vamos a estar a las buenas con la industria de contenidos que es de la que vivimos y a los internautas que les vayan dando porque nos hacen falta sus datos para negociar con ellos (a ver si cuando tomamos plena consciencia del verdadero valor de nuestros datos y damos la vuelta a la tortilla).
3º.- Con la dichosa Ley Sinde hemos podido acreditar varias cosas.- Nuestros queridos políticos se llenan la boca al intentar justificar las medidas que toman por el bien del estado y, con ello, de sus ciudadanos. ¿Cuándo diantres van a decir la verdad y van a sustituir la expresión "interés general" o "pueblo español" por el de "intereses económicos" de los que vivimos? Y ojo, no sólo a título personal (que como los deportistas la vida de un político puede llegar a ser corta… todo depende de lo fino que se sea…), sino también como estado.
Precisamente, al hilo de lo anterior, también podemos ver cómo el mundo se ha globalizado de tal forma que las medidas que adoptamos no sólo en España, sino también en Europa vienen marcadas por los intereses de la, hasta hoy, mayor economía mundial: EE.UU. ¿Con lo "poderosos y solventes" que somos a alguien le extraña? Esperaos y veremos cuánto tiempo tardamos en dejar de hablar de las vulneraciones de derechos humanos en China una vez que tengan toda nuestra deuda.
Finalmente, también hemos podido comprobar que en el mundo político no existen (salvo en raras ocasiones) pactos sin un trasfondo oculto. O también va a decir el P.P. que no ha intentado, una vez hecho el "paripé" de oponerse a la Ley Sinde en un primer momento (votos al zurrón), llegar a un acuerdo (¡risas!) con el PSOE para que la Ley salga antes de que cambiemos de legislatura y se tengan el comer el marrón…
Por tanto, las conclusiones a las que podemos llegar son totalmente descorazonadoras: decimos lo que no pensamos, y pensamos lo que no decimos. Asqueroso, ¿verdad?
