Ya se sabe que la memoria es caprichosa, y la del cine no lo es menos con sus películas, sus productores, sus directores, sus guionistas y sus actores. Marion Robert Morrison nació en Iowa en mayo de 1907 y persiguió en Hollywood su carrera de actor triunfando en el séptimo arte y quedando en la memoria colectiva el timbre de su voz y su aire puro y noble de la rudeza y la masculinidad: John Wayne, el cowboy eterno.
Pero no sólo quedó su nombre artístico para los cinéfilos, sino su apodo también: "The Duke" (El Duque). Curiosamente dicho apelativo no proviene del mundo del celuloide. Wayne, como tantos niños de su edad, tenía un perro, y el nombre del animal era precisamente "Duke". Sería por la inevitable separación de los dos o por cualquier otra razón, por la que los bomberos de Glendale (California), a donde se mudaron sus padres, empezaron a llamar al crío de aquella manera, quedando el sobrenombre en todo su entorno, con el mismo capricho con el que quedan todos los apodos. Así llegó a Hollywood, y así se le conocía: John Wayne, a.k.a. "The Duke" o "Duke".
Desde el fallecimiento del mítico actor, John Wayne Enterprises (JWE) es la empresa dirigida por sus herederos y encargada de gestionar sus derechos, incluidos los publicity and personality rights. Así, hace años que registra y explota marcas de productos relacionados con el actor (restaurantes, máquinas tragaperras, licencias, etc.). El año pasado JWE solicitó a la U.S. Patent & Trademark Office (Oficina de patentes y marcas estadounidense) el registro de la marca "Duke" para toda clase de bebidas alcohólicas, a excepción de la cerveza (Clase 33).
La Universidad de Duke, en Carolina del Norte, una de las instituciones educativas privadas más reconocidas de los Estados Unidos desde 1838, se opuso a tal registro alegando que el mismo podría causar confusión con la marca de la Universidad, dado que ésta poseía la titularidad de la marca "Duke" para una variedad de productos alimenticios y bebidas.
En consecuencia, JWE ha demandado en corte federal, en el Distrito Central de California, a Duke University, dado que la Universidad tiene presencia comercial en dicho Estado, donde realiza actividades de recaudación de fondos y vende sus productos.
JWE alega que la marca pretendida vendría asociada a un producto alcohólico y con estricta vinculación con la figura del actor y su personalidad: en concreto, puro straight bourbon de Kentucky, inspirado por la colección personal de whiskey y bourbon del propio John Wayne, preservada durante más de 50 años y recientemente descubierta. Así, este bourbon no sólo busca ser fiel al gusto de Duke Wayne (de acuerdo con sus propias notas sobre whiskey y bourbon), sino que lleva su imagen, nombre y firma (todos protegidos por los personality rights en California) en la etiqueta. Parece comprensible el argumento de los herederos del actor en su asombro ante la pretendida confusión con los productos de una Universidad, o un efecto diluyente respecto de su marca.
A la espera de la decisión del tribunal al respecto, parece en principio que las implicaciones de un apodo bien pueden superar las expectativas de la primera persona que lo usó para llamar a un niño, incluso convertido el niño en estrella de Hollywood, su nombre artístico en ese mismo apodo y éste en referencia de restaurantes y productos que buscan esa identidad con el mote, su familiaridad con el personaje y su aire inconfundible de gran cowboy del celuloide.
