Recientemente el Gobierno de España aprobó el Real decreto de accesibilidad para webs y aplicaciones móviles de la Administración Pública. Esta norma entra en el plazo de 21 meses que daba la directiva europea de accesibilidad y convierte en norma lo que antes era un deber moral: no discriminar a las personas con diferentes requisitos para el acceso a la web, tal y como recogíamos cuando entró en vigor la directiva en este artículo. No se trata simplemente de algo que debería ser obvio en una sociedad democrática avanzada y es una obligación moral con un sector de la población con dificultades adicionales
La accesibilidad web no es un capricho, una moda o el fruto de la actividad de un lobby. Si consideramos el diseño de elementos digitales como una pirámide donde la atracción y visibilidad están en la cima, la accesibilidad está (o debería estar) en la base). La razón, por evidente, creo que hay que recordarla. En una sociedad en la que parte de las personas ejercen como "obligados" a mantener una relación telemática con la Administración, muchas de ellas no podrán llegar a cumplir con su obligación por problemas no asociados a su condición, sino a fallas del diseño.
Realmente este requisito estaba viniendo hace unos años y ahora llega la hora de la verdad. No sé si estaremos realmente preparados para la fecha. Mi impresión es que no será así. ¿Por qué? Básicamente porque, como señalaba en mi anterior artículo sobre el tema, ser accesible es enormemente costoso. No solo por el software, el diseño, y las herramientas de supervisión, sino por el coste corriente que supone trabajar así.
Por ejemplo, mi blog es básicamente texto, con algunas imágenes. Nada más que el hecho de introducir el texto alternativo en las imágenes para que las personas con discapacidad visual puedan consumir el contenido igual que el resto me puede suponer, por artículo, fácilmente 10 o 15 minutos. Más si es un diagrama explicativo. Ahora multipliquemos eso por miles de webs con millones de páginas e imágenes o vídeos. Etiquetar esos elementos supone un esfuerzo de tiempo importante. No olvidemos, también lo que puede suponer, en el plano del diseño, renunciar a muchos elementos desplegables en CSS (los menús que sacan submenús al pasar el puntero sobre ellos), o las ayudas visuales de calendarios para, por ejemplo, pedir citas. Y, hablando de Administraciones Públicas, tenemos algunos elementos bonus especiales. El amor al PDF como soporte de la información (en muchos casos escaneados para que se vea que el documento es "de verdad") hace difícil que la gente pueda leer (o consumir) lo que viene ahí. Puede parecer pesimista, pero dudo que todos estos cambios (incluso que uno sólo) se consolide de manera general en la Administración Española.
Esto debe ser la ocasión para hacer un cambio de paradigma, porque, en realidad, la accesibilidad hace que ganemos todos. En primer lugar, por humanidad y por una sociedad más justa. Este es el imperativo mayor. Sin embargo, hay gente por ahí a la que esto le parece un valor tan abstracto y lejano, no le basta. El segundo elemento, y más importante, es acabar con la idea de que esto es un coste adicional. Tenemos que mentalizar a las administraciones y a las personas que trabajan ahí (en todos los niveles) que prescindir de diseños y contenidos accesibles son el equivalente a limpiar el quirófano entre intervenciones o cambiar las ruedas del camión cuando están gastadas. Es algo que simplemente haces, porque no puedes dejar de hacerlo.
En todo caso, por si esto fuera poco, hay argumentos "económicos" que asocian accesibilidad con el desarrollo de una mejor web y servicios públicos. Tener el contenido más accesible genera una mayor profundidad y sentido a la web. Dos textos similares con fotos, de los cuales uno las tiene descritas y el otro no, pueden parecer idénticos. Sin embargo, el que tiene las fotos descritas tiene un contenido más rico, no sólo para la persona que lo pueda leer, sino para los buscadores. Creedme si os digo que el robot de google (y otros robots) son como invidentes. Sólo pueden etiquetar (al menos hasta la fecha) contenido que puedan ver descrito porque no tienen ojos. Así que, entre esas dos páginas, los buscadores primarán siempre la que cuente lo que ponen las fotos. Especialmente si la foto aporta un contenido o valor real al artículo y no solo decorativo.
El segundo argumento es, en realidad, un corolario del primero. El internet de hoy, y el de mañana más, no es un internet web. Estamos en el mundo de Siri, del internet de las cosas, de las notificaciones push, de la búsqueda por voz. Cada vez más, haremos más cosas sin ver, sin usar, sin tocar, sin recurrir a una web. ¿Cómo creéis que funciona eso? Exactamente, por el trabajo de bots y programas que, como he dicho antes, no son capaces de procesar, en su mayoría, imágenes de manera visual. Así que cuanto más fácil le pongamos a los robots el acceso a ese contenido, más manejable será para interfaces que están llamados a tener más protagonismo. Imaginemos, por ejemplo, que una persona quiere ver la lista de admitidos a un concurso público y esta se publica en un pdf que escanea un documento. ¿Cómo lo lee? Ahora imaginad, en un año que esa persona le diga a su asistente personal "¿He sido admitido para las oposiciones a xxxx?" y que su móvil le diga que si. Además, esta persona le dice a su móvil que rellene el formulario para adjuntar la documentación para la siguiente fase. Ahora pensemos que no se trata de una maravilla de la tecnología, sino de la única manera en la que esa persona puede saber de manera independiente (sin recurrir a un amigo) si es así. Pues de eso se trata: hacer una web más accesible no es solo hacer una sociedad más humana, es allanar el camino al futuro de internet.
