Parece que la batalla sigue en pie entre los que se oponen a la abogacía “Low Cost” y los que entendemos esta, no como peor servicio, sino como un adelgazamiento de los costes y optimización de los procesos gracias a la tecnología. El escepticismo se manifiesta en cada uno de los foros a los que asisto, ¿pero acaso parte del sector de los despachos profesionales se sienten ajenos a lo que ya ha pasado en otros sectores como el turístico o el de transporte de personas?
En el último Sage Forum recurrí en un tweet a uno de los ejemplos que más me gusta utilizar siempre que sale el tema a relucir: ¿es que alguien se plantea que un iPhone es "Low Cost", cuando sus componentes y su producción están optimizados para reducir al mínimo los costes?. Hoy precisamente leo una noticia sobre una filtración de lo que puede traer el iPhone 7, la eliminación del puerto jack de los articulares, reduciendo los costes en componentes, aligerando el espacio en el dispositivo y, muy probablemente, dando lugar a la posibilidad de sacar al mercado los "airpods", auriculares inalámbricos para los dispositivos Apple.
Y es que hemos entendido mal el término "low cost" en el sector; si somos capaces de optimizar los procesos y reducir costes para dar el mismo servicio, ¿por qué no vamos a poder ofrecerlo a un precio más barato para competir en el mercado o, por el contrario, optimizar para dar un servicio de más calidad al cliente, diferenciarnos de la competencia mediante precios premium y a cambio obtener un mayor margen de beneficio?. En ningún momento estamos hablando de reducir la capacidad técnica jurídica, fiscal, notarial o cualquiera que sea el servicio profesional, igual que no estamos hablando de fabricar un iPhone peor.
El tiempo y el dinero son lo único inexorable en el mundo de los negocios, quien sea capaz de ofrecer un mejor servicio, en un menor tiempo y a un precio adecuado será el que se lleve el gato al agua. Es un proceso de mejora continua, en el que la imagen que percibimos de nosotros mismos debe de alinearse con la que percibe nuestro cliente desde el exterior.
No me cabe duda que de cómo se defiendan los derechos y obligaciones de los ciudadanos de un país dependerá, en gran parte, su calidad democrática, y en ese "cómo" inevitablemente influirá la tecnología. Por esto, como ciudadano, obtienen mi mayor respeto todos aquellos profesionales que defienden el no al "low cost" desde el punto de vista ético y del desarrollo social de los derechos pero, por suerte o desgracia, nos movemos en un sistema capitalista en el que lo bonito sería poder conjugar el capital con el desarrollo social.
