En los últimos meses se está escribiendo mucho sobre innovación en los despachos de abogados, todo ello como consecuencia de las últimas noticias sobre Ross (el abogado virtual con inteligencia artificial de Watson de IBM), el desembarco de Rivervielaw en España, Conduit Law y Axion Law. Pero si bien es una realidad que la abogacía está avanzando a pasos agigantados como nunca lo había hecho dado el gran inmovilismo del sector legal, también es cierto que la realidad de la Abogacía española no es, ni será a corto plazo una Abogacía innovadora como nos pretender hacer ver o creer las grandes esferas de la Abogacía.
Siempre me gusta tener a mano los datos de facturación de los despachos españoles para tener un referente en el que fijarme, si observamos estos datos de facturación solo hay alrededor de 60 despachos que facturen más de un millón de euros y solo tres los que superan los 100 millones, con estos números y sabiendo que más del 90% de los despachos de abogados españoles están compuestos entre uno y tres abogados, hablar de innovación será hablar de una innovación que nada tiene que ver con la aplicación de la tecnología propiamente dicha.
La Innovación es un cambio que introduce novedades. En el sentido estricto, se dice que de las ideas se implementan como nuevos productos, servicios o procedimientos, que realmente encuentran una aplicación exitosa, imponiéndose en el mercado a través de la difusión.
También se utiliza el concepto de innovación en las ciencias humanas y en la cultura. La búsqueda a través de la investigación de nuevos conocimientos, las soluciones o vías de solución, suponen curiosidad y placer por la renovación. Los conceptos de vanguardia y creatividad se hacen relevantes en este contexto.
La innovación, según el Diccionario de la lengua española, de la Real Academia Española, es la «creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado.»
Observando el contexto global de la palabra Innovación podemos decir que la innovación no es más que introducir cambios novedosos, añadiendo que estos cambios aporten un valor añadido diferencial.
Ahora la pregunta podría ser la siguiente ¿Qué es INNOVAR para un pequeño despacho de abogados?
Desde mi punto de vista innovar en la mayoría de los despachos españoles pasa por los siguientes pasos:
1. Analizar en qué punto de partida estamos y que aspectos de nuestro despacho podemos cambiar para ser más competitivos.
2. Examinar la forma más eficiente y eficaz de mejorar los aspectos que hemos detectado son objeto de cambio y adaptación.
3. Determinar si estos cambios son susceptibles de llevarse a cabo a través de la tecnología que está a nuestra disposición.
4. Aplicar de forma progresiva los cambios.
5. Y establecer una política de revisión para ir adaptando los cambios a las nuevas necesidades.
En definitiva, innovar no es otra cosa que introducir cambios que nos hagan más competitivos en el mercado legal en el que nos encontramos.
Una idea a desterrar es que la palabra innovación solo pasa por la aplicación de soluciones tecnológicas, si bien estas nos van ayudar, tenemos que tener claro antes que valor diferencial nos van a aportar y de que forma le podemos sacar el mayor partido. Hacerlo al revés nos llevará al completo fracaso ya que no sabremos a que procesos aplicar la tecnología que está en nuestras manos.
En definitiva, los despachos de abogados españoles en su mayoría deben pensar en INNOVAR de forma global, introduciendo cambios en su forma de prestar el servicio jurídico, gestionando los procesos de trabajo desterrando los de poco valor añadido, etc. y no solo pensando en la aplicación tecnología como única forma de hacerlo.
