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29/03/2024. 01:37:03

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La gestión del conocimiento en los despachos de abogados

Existen tantas definiciones de Gestión del Conocimiento (Knowledge Management, en la expresión anglosajona) como teóricos se dedican a esta disciplina. Por ofrecer una noción sincrética, no obstante, diremos que consiste en cualquier conjunto de estrategias y actividades dirigidas a optimizar el funcionamiento de una organización a través de la retención y distribución adecuada de su información sistematizada, o en palabras más llanas, “dar a cada profesional toda la información que necesita, sólo la información que necesita, y cuando la necesita”.

Datos dentro de un bocadillo

Un sistema de gestión del conocimiento eficiente mejora el rendimiento de la organización a través de las variables tiempo (porque reduce el que los profesionales necesitan para desarrollar su función) y calidad (porque mejora la formación de los profesionales), lo que en definitiva supone ahorro económico y competitividad. Es por esto que las estrategias de KM se han ido extendiendo progresivamente, implementándose en casi cualquier organización de un cierto tamaño, ya sea de naturaleza pública o privada, y por supuesto también en los despachos de abogados.

Y es que los abogados trabajamos precisamente con conocimiento, siendo nuestro dominio del ordenamiento jurídico y su operativa lo que ofrecemos a nuestros clientes. En nuestro contexto, pues, conocimiento es la interpretación del Derecho que realiza cualquier operador jurídico.

De esta forma, ¿cuáles son esas estrategias y actividades que nos permiten mejorar el uso que hace nuestra organización del conocimiento jurídico? Básicamente, cuatro:

  • Identificar necesidades de conocimiento (quién necesita saber qué en nuestra organización)
  • Identificar las fuentes de ese conocimiento (jurisprudencia, doctrina, experiencias), ya sean externas o propias de la organización
  • Introducir y sistematizar el conocimiento necesario (adaptar su formato a las necesidades de nuestra organización)
  • Distribuir el conocimiento de forma óptima (difundirlo a través de canales eficientes y a los profesionales adecuados)

Esto que suena tan teórico se traduce en plantearse qué necesitan nuestros profesionales para enfrentarse a un asunto lo mejor preparados posible, y cómo se lo proporcionamos. En un despacho pequeño, esas cuestiones se las plantea el socio director quizá sin saber que está desarrollando una estrategia de KM, contratando bases de datos comerciales y un gestor documental; en un despacho de tamaño medio, un departamento u organismo especializado se hace cargo tanto de la definición como de la ejecución de esa estrategia, creando sus propios productos (modelos, dossiers prácticos, newsletters de actualización); en un gran despacho, además, existirá un grupo de gestión del conocimiento por cada área jurídica de práctica (civil, penal, fiscal, etc), que adaptará sus productos a las necesidades de sus profesionales.

Problemas quizá no específicos pero sí muy consustanciales a la gestión del conocimiento en los despachos de abogados son la consecución de una dinámica adecuada de colaboración entre los profesionales (los abogados somos muy celosos de nuestro conocimiento…), y la retención del conocimiento intangible (aquel que poseen los profesionales pero no se manifiesta en sus escritos), pero estos ya son temas para futuras entradas, si tienen interés en ello… 😉

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