Los despachos de abogados sólo ahora empiezan a aceptar con cierta normalidad su naturaleza empresarial y desgraciadamente muy influenciados por la crisis actual. La mayoría de los despachos de abogados de nuestro país tiene problemas importantes para determinar los resultados de su cuenta de explotación, (entre otras cosas porque nadie en la facultad les explicó lo que era una cuenta de explotación). Sin embargo la realidad es que la preocupante situación económica actual ha despertado cierta inquietud (y en algunos casos angustia) por conocer cómo manejarse en términos económicos dentro de un despacho de abogados, a la búsqueda de un dinero que antes sobraba y ahora escasea.
Digamos que ahora todo el mundo está preocupado por "hacer más con menos" y por lo tanto aflora un cierto interés por las disciplinas de la Dirección y la Gestión, tan denostadas en otros años donde la abundancia permitía su desprecio en la creencia que era algo totalmente innecesario en un despacho de abogados, como si éstos no fuesen una empresa como cualquier otra que precisase para su subsistencia de "la rentabilidad".
Así pues la búsqueda de "operaciones", "circuitos eficientes dentro del despacho" y "ventas" ha dejado de ser una burla y ha empezado a ser una preocupación a la que se dedica tiempo en la esperanza de mejorar una rentabilidad ( que se podía estar computando o no anteriormente), pero que ahora todo el mundo percibe que cae en picado.
Sin embargo, ¿todo es igual? ¿Todos llevan el traje de la misma talla? La respuesta obviamente es no. Existen diferentes tipos de despachos que normalmente responden a modelos de negocio completamente diferentes. Están:
- Grandes despachos
- Despachos medianos
- Boutiques de derecho o los despachos especialistas
- Los SOLOS
Cada tipo tiene unas necesidades, por su propia idiosincrasia totalmente diferentes a las del resto, por eso las soluciones de consultoría genéricas no sirven demasiado y el mercado de ayuda a los despachos deberá cada vez más especializarse a la búsqueda de soluciones particularizadas para cada grupo de necesidades. Esto ciertamente aún no se visualiza.
Aun así, lamentablemente la naturaleza escéptica del "abogado" junto con la escasez de dinero líquido para todos, todavía seguirá llevando a muchos a soluciones propias que por una simple cuestión de curva de experiencia acabarán siendo "caras" contrariamente a lo que se pretendía, pero la superpoblación de abogados españoles todavía resistirá bien la crisis simplemente por su propia genética. El 85% de los abogados españoles está en estructuras de dos o tres personas (o una) con unos gastos fijos pequeños que permiten capear el temporal de bajada de ventas (39% según datos recientes desde el 2007 para el sector de servicios). Ahora bien, ¿con qué sueldos?, ¿por cuantas horas de trabajo y no sueño? En definitiva que como sector nunca hemos estado muy cerca de la competitividad y está crisis claramente nos aleja de ella. No somos un sector muy productivo, salvo excepciones, ni probablemente vayamos a serlo en los próximos años, porque esta crisis ha "congelado" un movimiento migratorio de SOLOS a despachos medianos que empezaba a llevarnos por el camino de la competitividad como sector de servicios jurídicos. Habrá que esperar pues para ser más rentables y mejores como sector.
En definitiva ha existido y existe aunque de forma incipiente un movimiento hacia la modernización del sector en términos de eficiencia, calidad del servicio y transformación en empresas de servicios jurídicos, pero que ha quedado congelado por un factor llamado "supervivencia" consecuencia de la parada técnica que sufre el sector servicios en nuestro país, paralizando pues un proceso sano de concentración del mercado que lo hubiera regularizado y modernizado.
Deberemos esperar un poco más….
