Ayer día 3 de febrero se conmemora el Día Internacional del Abogado. Esta fecha celebra y reconoce la labor de los abogados, profesionales entregados al asesoramiento y defensa de las personas, en un intento de conseguir un mundo más justo.
En España la evolución del sector legal ha dependido y depende cada vez más de la coyuntura política, social y económica. La bonanza económica de los años 90, y acontecimientos como la crisis de los años 2007 a 2015 o el Brexit, han supuesto y suponen importantes desafíos para nuestro sector, que obliga a una constante adaptación. El jurista de antaño debe ser ahora, además de jurista, relaciones públicas, comercial y buen comunicador, habilidades que nos permiten diferenciarnos de los demás.
Actualmente nos encontramos ante el reto de adaptarnos al mundo digital, lo que implica aplicar las nuevas tecnologías para ofrecer nuevas formas de asesorar a los clientes de una forma más eficiente e innovadora. Aunque es cierto que la abogacía ya ha experimentado grandes cambios, con la introducción de herramientas tecnológicas en estructuras altamente tradicionales, los clientes son cada vez más exigentes, por lo que el sector legal del siglo XXI ha de responder a nuevos retos en los que no es suficiente ser un buen abogado, sino que es además necesario aprovechar las ventajas y oportunidades que nos ofrecen estas nuevas herramientas. La transformación digital es, para los despachos de abogados, una necesidad y al mismo tiempo un reto. Hoy, esta concepción de la abogacía como una profesión tradicional ha quedado atrás, pues el cliente es cada vez más exigente y requiere un servicio de alta calidad y elementos diferenciadores como la eficiencia, la rapidez en la respuesta o la reducción de costes.
El papel de la mujer en el sector
En los últimos años el papel de la mujer en el sector legal ha ido evolucionado y se han creado asociaciones como Women in a Legal World (WLW), o iniciativas como los planes de igualdad implantados por el Consejo General de la Abogacía (CGAE), el Colegio de Abogados de Barcelona (ICAB) y el Colegio de Abogados de Madrid (ICAM), que muestran la voluntad de los profesionales jurídicos para que exista una igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres.
El futuro del sector legal, por tanto, presenta numerosos retos. Ante un sector altamente competitivo, hoy es un día para pensar en innovación, creatividad y progreso. El cliente es cada vez más exigente, y la personalización del servicio se ha convertido en requisito esencial. El abogado debe dirigirse inexorablemente al cliente de forma más personal y cercana, y debe demostrar que es capaz de dar respuesta a sus necesidades aplicando el derecho de forma creativa e innovadora.
