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18/04/2024. 08:31:17

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Si no se regula Facebook, no habrá privacidad

Abogado.
Fundador de Law&Trends
Consultor de Social Media @fbiurrun

Nunca jamás ha habido tanta información de las personas en manos de empresas. Todo lo contamos en tiempo real, geolocalizados y sin filtros.

El pasado día 10 de abril comparecía el fundador de Facebook ante el Congreso de Estados Unidos (formado por la Cámara de representantes y el Senado), para dar explicaciones sobre la crisis abierta por el uso para fines políticos de datos extraídos de la red social Facebook por la consultora Cambridge Analytica.

Una persona mirando Facebook

Mark Zuckerberg, presidente y fundador de Facebook, tuvo que escuchar los comentarios de congresistas y senadores como el que le dirigió el senador Bill Nelson afirmando que: "Si usted y otras compañías no regulan esto, ninguno de nosotros tendrá privacidad nunca más", poniendo sobre la mesa la necesidad de regular las redes sociales y concluyó con una amenaza directa: "Si Facebook no puede arreglar estas invasiones de privacidad, entonces lo haremos nosotros".

Zuckerberg entonó el mea culpa, asumiendo personalmente toda la responsabilidad de que la consultora pudiera acceder a esa cantidad de datos suficiente para poder influir en el resultado de las elecciones americanas.

El caso de Cambrige Analytica, es una muestra más del poder de los datos y que cuando estos se transforman en información útil para la toma de decisiones, la máxima la información es poder, se convierte en una realidad para quienes aspiran a sacar beneficios de todo ello.

Facebook no tiene más de 14 años de historia. Así, esta compañía está viviendo la locura de una adolescencia, que en enero de 2018 contaba con cerca de 2.167 millones de usuarios activos en un mes, cada uno con su histórico de datos e informaciones publicados en su muro y en la información de perfil susceptible de ser leída y volcada por un sinfín de aplicaciones, como la de Cambrige Analytica, con capacidad de tratar y segmentar toda esa información en perfiles de usuarios. Esta consultora reconoció que había creado perfiles psicológicos de 50 millones de usuarios de Facebook, a través de una aplicación de predicción de la personalidad, con el fin de utilizarlos en la campaña de Donald Trump en 2016.

Contextualización de cualquier dato

Cualquier dato que incluimos en la plataforma -desde palabras, frases, imágenes, videos, relaciones con otros perfiles, me gusta,..- es susceptible de ser contextualizado en preferencias, gustos, tendencias… que luego sirven a las empresas que los tratan para ofrecer, a través de la publicidad, productos y servicios.

El paso que se ha dado en este caso, va más allá de la mera venta y la manipulación del consumidor, ya que a través de contenidos que se ofrecían segmentados en función de los análisis de los perfiles analizados, se trataba de influir en su voto. No hablamos de una publicidad clásica electoral sugiriendo el voto a un candidato, sino una manipulación influyendo en aspectos sociales, raciales, económicos que potenciaban los mensajes de una candidatura, en este caso, la del actual presidente Donald Trump.

Red y  manipulación

El poder de toda esa información analizada, estructurada y orientada a manipular sentimientos, opiniones y, al postre, la orientación política de los usuarios, no es más que una pequeña muestra de la manipulación a la que estamos expuestos en la Red.

Las elecciones americanas de 2016, han resultado un laboratorio de pruebas de la manipulación masiva de las preferencias de los usuarios, de un lado, el caso que comentamos, de otro, las acusaciones sobre noticias falsas que circularon durante la campaña y que Facebook, entre otros, fue soporte.

Nunca jamás ha habido tanta información de las personas en manos de empresas privadas. Nada es gratis, el producto somos los usuarios, lo que pensamos, lo que usamos, lo que compramos, lo que hacemos… Y todo eso lo contamos en tiempo real, geolocalizados y sin filtros. Un filón en bruto para que expertos en la minería de datos, el big data, la inteligencia artificial… encuentren la versión 4.0 de El Dorado.

Pero al mismo tiempo que el Congreso de EEUU pide regular la transferencia y uso de datos de las redes sociales, el Gobierno de Trump está pensando en requerir a los solicitantes de visado para visitar EEUU, rellenar un cuestionario en el que les pide sus nombres de usuario en redes sociales en los últimos cinco años y datos personales relativos a los últimos quince años.

No quiero imaginar el análisis que pueda hacerse de los perfiles sociales que se comuniquen y de los que no se comuniquen (cabe entender que podrían rastrearse si se ocultan), y la interpretación que se pueda hacer de opiniones, críticas o posicionamientos personales manifestados en nuestros perfiles. Aunque la medida está dentro del marco de prevención del terrorismo, ¿dónde estará el límite?.

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