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28/03/2024. 16:03:00

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El abogado y la adquisición de conocimientos económicos y financieros

Abogado. Experto en habilidades profesionales
@oscarleon_abog
Decano del Ilustre Colegio de Abogados de Sevilla

Todo despacho debe disponer de un profesional que se encargue de llevar a cabo las funciones directivas De seguir estas pautas conseguiremos un bagaje de conocimientos y actitudes que nos serán de gran valor

Constituye una realidad indiscutible que el modelo de los despachos profesionales, unipersonales o colectivos, se ajusta completamente a los estándares empresariales, por lo que para dotarlos de la necesaria eficiencia, los abogados se han visto obligados a implantar diversas técnicas y herramientas que han sido importadas, con las debidas adaptaciones, del campo empresarial. Ello nos lleva a poder afirmar que el despacho, como organización empresarial, debe ser gestionado en aspectos tales como recursos humanos, financieros, de marketing y atención al cliente, comunicación, organización, formación, etc., y ello con el fin de alcanzar la eficiencia, productividad y, por ende, la competitividad del negocio, lo que requerirá que esté dotado de una dirección para conseguir efectiva y eficientemente los objetivos de la misma.

Abogado

Constituye una realidad indiscutible que el modelo de los despachos profesionales, unipersonales o colectivos, se ajusta completamente  a los estándares empresariales, por lo que para dotarlos de la necesaria eficiencia, los abogados se han visto obligados a implantar diversas técnicas y herramientas que han sido importadas, con las debidas adaptaciones, del campo empresarial. Ello nos lleva a poder afirmar que el despacho, como organización empresarial, debe ser gestionado en aspectos tales como recursos humanos, financieros, de marketing y atención al cliente, comunicación, organización, formación, etc., y ello con el fin de alcanzar la eficiencia, productividad y, por ende, la competitividad del negocio, lo que requerirá que esté dotado de una dirección para conseguir efectiva y eficientemente los objetivos de la misma.

Consecuencia de lo anterior, podemos afirmar que todo despacho debe disponer de un profesional que se encargue de llevar a cabo las funciones directivas, o lo que es lo mismo, un profesional que se responsabilice del adecuado uso de los recursos con los que cuenta la organización. Es decir, quien se ocupa de que esta funcione adecuadamente de cara a la consecución de sus objetivos.

Sin entrar en la compleja cuestión de la designación de dicho profesional (interno o externo; abogado u otro profesional; a tiempo completo o parcial), y partiendo de la hipótesis de que la persona finalmente encargada sea un abogado del despacho, la presente colaboración tiene como objeto reflexionar sobre la forma en la que debe adquirir conocimientos económico y financieros.

Para dirigir un despacho, el abogado (llamémosle abogado directivo) tendrá que poner en práctica una serie de funciones vinculadas a la situación económica, financiera y tributaria para las que será imprescindible disponer de unas específicas capacidades y habilidades destinadas al conocimiento de la economía, finanzas e impuestos.

Estas habilidades deberán permitirle, al menos:

  • Interpretar la situación económica actual de la empresa.
  • Adoptar decisiones económicas para el cumplimiento de los objetivos.
  • Planificar los aspectos económicos y tributarios del despacho.
  • Elaborar presupuestos y hacer el correcto seguimiento de los mismos.
  • En definitiva, adoptar las decisiones financieras adecuadas.

Sin embargo, es indiscutible que si los abogados directivos deben disponer de las habilidades y destrezas necesarias para gestionar económicamente sus despachos, es decir, para mejorar la eficiencia, productividad y competitividad de los mismos, es igualmente obvio que los abogados, por regla general, carecemos de dichos conocimientos puesto que la preparación en materia de gestión empresarial con la que contamos cuando comenzamos (y a medida que avanza) el ejercicio profesional es, si no nula, ciertamente escasa.

¿Qué podemos hacer al respecto?

La respuesta a la misma reside en que los abogados deben concienciarse de la necesidad de adaptarse a esta nueva realidad, debiendo preocuparse por adquirir los conocimientos y habilidades económicas y financieras mínimas para mejorar en la gestión empresarial de sus despachos.

No obstante, tras reflexionar sobre dicha cuestión (a mi juicio de suma importancia en el desarrollo y crecimiento de todos los despachos, sin excepción), he desmenuzado la respuesta y encontrado algunas conductas que pueden ser muy recomendables para que el abogado, novel o experto, que carezca de estas habilidades, vaya familiarizándose con las mismas. Vamos con ellas:

    1ª.- Asistir a conferencias, cursos y seminarios que tengan por objeto materias económicas y financieras, bien sean conferencias ex profeso para el sector jurídico como dirigidas a otros sectores.

    2º.- Lectura de libros sobre economía que nos acerquen al mundo de la empresa y a sus conceptos fundamentales. En cualquier librería encontraremos numerosos títulos que nos familiarizarán con la economía y las finanzas.

    3º.- Lectura de libros y artículos especializados sobre economía y finanzas.

    4º.- Dedicar un tiempo fijo y semanal a los aspectos económicos y financieros de nuestro despacho, tratando de sistematizar al máximo las materias ajenas al campo estrictamente jurídico.

    5º.- Mantener con el asesor económico o fiscal reuniones en las que absorbamos al máximo los conceptos económicos, financieros y tributarios. Esta medida es muy positiva, pues el asesor será el primero en interesarse por nuestra mejor formación, pues así recibirá un mayor auxilio y colaboración por nuestra parte a la hora de desarrollar su tarea.

    6º.- Comenzar a pensar como un estratega, empleando las herramientas de la visión, misión, cultura empresarial y estrategia, elementos que nos ayudarán a ampliar nuestro paradigma, normalmente centrado en la resolución del asunto, para ir pensando en el crecimiento y desarrollo de nuestro despacho.

    7º.- En este contexto, es muy recomendable hacer algún curso de contabilidad y análisis de balances, pues el abogado lo agradecerá doblemente, pues los conocimientos le serán útiles en materia de gestión y en los asuntos profesionales que requieran de dichos conocimientos.

    8º.- Dominar los programas de gestión económica del despacho, el uso de hojas Excel, y cualquier herramienta que nos facilite el examen y análisis de la información económica.

Naturalmente, lo expuesto es muy complejo y para alcanzar tal excelencia tendremos que remar contra los obstáculos habituales de la abogacía práctica. Sin embargo, cuando uno de los abogados termina por ocuparse de estos aspectos, es esencial que comprenda el funcionamiento económico de su negocio, pues de esa forma podrá proponer la adopción de medidas cuyo desconocimiento, en más de una ocasión, ha tenido lamentables consecuencias para la organización.

En todo caso, el esfuerzo merece la pena, pues de seguir estas pautas conseguiremos un  bagaje de conocimientos y actitudes que de seguro nos serán de gran valor en un futuro no muy lejano o, quizá, para mañana mismo.

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