Recientemente tuvo lugar en el Ilustre Colegio de Abogados una interesante charla que llevaba por título Y mis Honorarios, ¿qué?, impartida por los abogados Andrés Díaz Barbero y Mariola H. Quesada.
Los letrados abordaron un tema un tanto espinoso para muchos compañeros, como es el momento de exigir al cliente el pago del trabajo realizado, y lo hicieron desde dos vertientes diferentes: Cómo ponernos en valor y saber pedir lo que nos corresponde, y cómo minutar siguiendo los criterios establecidos.
HABILIDADES PARA LA SOLICITUD DE LOS HONORARIOS
No es fácil ser un buen abogado y vivir de ello. Y por alguna extraña razón, el pudor nos embarga cuando llega el momento de decirle al cliente cuánto le va a costar nuestra experiencia, estudio y trabajo. Evitamos el momento autoexcusándonos, refugiándonos en que hemos creado una relación de confianza con el cliente que hace que pospongamos el momento del cobro. O simplemente, no nos parece elegante pedir nuestra retribución económica porque sabemos que su situación en ese momento no es excesivamente buena.
Mariola H. Quesada, además de abogada es coach ejecutivo, por lo que conoce y enseña las habilidades necesarias para afrontar este momento: Ponerse en valor, y poner en valor nuestro trabajo. Y principalmente, ser conscientes de que nuestro tiempo es oro y tiene un precio.
Un buen "truco" a tener siempre en cuenta cuando pensemos a qué debemos decicar mayores esfuerzos es seguir la Regla de Pareto: El veinte por ciento del esfuerzo genera el 80 por ciento de los resultados. Por ello, hay que eliminar tareas, acciones, obligaciones, etc. que estén fuera de ese 20 por ciento que genera la mayoría de cosas que solo nos quitan tiempo sin beneficios ni resultados óptimos.
LA HOJA DE ENCARGO DEL ABOGADO
Más allá de la importancia que el desarrollo de las habilidades sociales tienen en este aspecto, es fundamental conocer bien cómo debemos minutar y dónde encontrar los criterios para hacerlo correctamente, evitando problemas de futuro con el cliente.
Para establecer los honorarios correctos por nuestro trabajo, además de tener como referencia los criterios oficiales de nuestro Colegio de Abogados, hay una serie de criterios que no debemos olvidar: El trabajo realizado y el tiempo empleado, nuestra especialización profesional, los resultados obtenidos, la complejidad y trascendencia del asunto y la cuantía de los intereses en liza.
Y a pesar de que en muchas ocasiones, los honorarios se pactan en la segunda o tercera reunión con el cliente sin seguir al detalle los Criterios de nuestro Colegio de Abogados (no es conveniente hablar de ello en el primer encuentro), es importante tenerlos como referencia, y para ello hay numerosos ejemplos de útiles herramientas en la red que pueden guiarnos en los asuntos en los que no sepamos bien cuál será el coste final o que minutemos por primera vez.
LA HOJA DE ENCARGO
Según el abogado Andrés Díaz Barbero, la confección de la hoja de encargo profesional es obligatoria en cualquier asunto que llevemos. Es cierto que tiene inconvenientes, como que el cliente salga corriendo si considera que el precio es demasiado elevado o que nos "pillemos los dedos" a la hora de presupuestar, y con el tiempo el procedimiento se dilata y nos damos cuenta de que deberíamos haber pedido más por el trabajo realizado. En cualquier caso, dejar claros los honorarios en el presente nos evitará problemas de futuro con el cliente.
