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29/03/2024. 06:54:51

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MARTA DEL COTO, CONSULTORA DE ITERLEGIS LEGAL STAFFING SOLUTIONS

«Los abogados se muestran menos cautivos de las grandes firmas y despachos, y más comprometidos con proyectos y retos concretos»

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Diez años en el departamento de Derecho Mercantil de Landwell-PricewaterhouseCoopers en Barcelona y cinco en el equipo gestor de la red internacional de abogados de PwC (PwC’s Global Legal Services network) permiten concluir a Marta del Coto, ahora consultora de Iterlegis Legal Staffing Solutions y responsable en la capital catalana que “la excelencia técnica y un alto grado de especialización son cualidades absolutamente imprescindibles para hacerse un hueco entre los mejores, pero hoy por hoy son claramente insuficientes”. A las puertas de septiembre, tomamos el pulso al mercado de la selección de abogados planteando a Marta del Coto las preguntas claves para afrontar un proceso de selección: qué quieren las empresas y los headhunters, cómo ha cambiado la percepción de los puestos y las oportunidades y qué panorama se encuentran los seniors, los juniors, los becarios.

Marta del Coto

¿Podemos decir que hay un tipo de candidato "ideal" para el headhunting en este año 2015?

El candidato "ideal" como tal no existe. Pero si me pregunta por las cualidades o aptitudes que deben adornar al profesional del derecho de nuestros días, le diré que -con independencia de ser un excelente especialista desde un punto de vista técnico- deberá ser versátil, adaptable, empático, analítico, eficiente y proporcionar un enfoque y respuestas jurídicas claramente orientadas al negocio de sus clientes. Por supuesto, dependiendo de su categoría profesional, las cualidades y aptitudes variarán; no se exige lo mismo a un junior de primer año, a un asociado senior o a un socio equity.

¿El mundo de la selección jurídica nota ya el repunte de la economía? 

Percibimos signos evidentes de recuperación económica -al menos, el mercado de selección y búsqueda de personas así lo indica-. El mercado legal se está abriendo y en todas las categorías profesionales se aprecia una inquietud cada vez mayor del colectivo jurídico por "echar un vistazo" a eventuales oportunidades. En ocasiones se trata únicamente de curiosear y evaluar el mercado y en otras -las más- en busca de mejores condiciones, retos y proyección. Cada vez en mayor medida, los abogados se muestran menos cautivos de las grandes firmas y despachos, y más comprometidos con proyectos y retos concretos.         

Aparte de los títulos, idiomas, experiencia etc. ¿Qué hace a un candidato despuntar respecto a los demás?

Como ya comentaba antes, la excelencia técnica y un alto grado de especialización son cualidades absolutamente imprescindibles para hacerse un hueco entre los mejores, pero hoy por hoy son claramente insuficientes. Quizás (y lo digo con cierta reticencia) puedan bastar a un abogado junior durante los primeros 2-3 años de su andadura profesional, pero a medida que vaya subiendo los peldaños de su particular escalera, deberá mostrar otras aptitudes que serán clave en su progresión y sin las que difícilmente alcanzará una posición senior y, menos todavía, la sociatura de una firma o despacho de abogados. Algunos ejemplos son la versatilidad, adaptabilidad, empatía, capacidad de análisis crítico, eficiencia, rentabilidad, capacidad de generar negocio por sí mismos (la tan temida "capacidad comercial" de los abogados), aptitud para trabajar, cohesionar y liderar equipos, capacidad de aglutinar opiniones y favorecer el debate jurídico, y en mi opinión, por encima de todas las anteriores, conocer y comprender a sus clientes actuales y potenciales, permanecer a su lado, hablar su idioma (no solo desde un punto de vista lingüístico), entender las particularidades y problemática de su negocio, situación económica y patrimonial, proyección local y global, conocer y comprender su estructura, su posición en el mercado actual y futura. En fin, todo lo necesario para poder proporcionar un enfoque y respuestas jurídicas verdaderamente eficientes y claramente orientadas al negocio de cada uno. Esa es la clave: estar con el cliente. Tan simple como poco frecuente.  

¿Es diferente un candidato para despacho respecto a la asesoría jurídica de empresa?

Ése es otro debate interesante y que ha sufrido una  evolución notable en los últimos años. Dejando al margen a las compañías cotizadas, antaño, el abogado de empresa (in house lawyer) tenía un perfil menos reputado en términos de proyección y remuneración, era solvente a nivel técnico pero no necesariamente excelente, más generalista que especialista y desde luego no incuestionablemente comercial. De estas cualidades, hoy el mercado todavía demanda algunas pero otras muchas han cambiado o evolucionado.  El buen abogado de empresa de nuestros días, líder del departamento legal de un grupo empresarial (dependerá por supuesto de la envergadura de la compañía, hablo en términos generales), sigue siendo generalista pero con un alto grado de especialización en una materia concreta -habitualmente en derecho Mercantil y/o Civil-, aunque suele provenir de gran despacho/firma de abogados donde ha recibido una formación de calidad, habla idiomas (inglés y el idioma "corporativo", si es distinto del inglés), no abandona ni la excelencia técnica ni su ambición por seguir progresando, tiene grabado a fuego el enfoque y orientación de negocio de la que hablaba con anterioridad y no suele decir "esto no se puede hacer" sino que busca la manera de hacerlo con arreglo a marco normativo. Es, además, eficiente y resolutivo, tiene un alto grado de entendimiento con su cliente que son las restantes áreas operativas de la compañía (finanzas, marketing, recursos humanos, etc.) y es un buen gestor y coordinador de los abogados externos a los que contrata para determinados asuntos. Lo cierto es que un número nada desdeñable de nuestro colectivo legal de más de 5-6 años de experiencia en despacho busca o se interesa en algún momento por una posición de responsabilidad en una compañía o grupo empresarial.

Así, hoy por hoy los perfiles de los candidatos para despacho o empresa no son tan distintos como hace unos años, aunque la versatilidad técnica del abogado de empresa sigue siendo el elemento diferenciador más relevante.

Usted procede de PwC, y ahora está al otro lado, en el headhunting. ¿Cómo ha evolucionado su percepción de la selección de abogados?

Con un cambio de rumbo profesional como el mío, de abogado del departamento de Derecho Mercantil de una Big4 durante más de 15 años a headhunter especializado en el mercado legal y fiscal, resulta difícil -si no imposible- mantener inalterada la percepción tanto de los procesos de selección de abogados como de la abogacía en sí misma. Lo que sí puedo decirle es que el colectivo de profesionales del Derecho es muy especial, repleto de particularidades que lo convierten en un microcosmos difícil de comprender desde fuera, y que su búsqueda y selección requiere de un conocimiento y experiencia que son claves en el éxito de las futuras incorporaciones. Como "recién llegada" a este mundo apasionante, le diré que quienes buscamos y seleccionamos abogados y asesores fiscales lo hacemos con un conocimiento muy profundo del mercado legal de nuestra área geográfica, conocemos el who is who, todos hemos ejercido el Derecho durante muchos años en firmas de primer nivel y por tanto hemos vivido en carnes propias las aventuras y desventuras de un abogado en nuestro país; conocemos la profesión, las especialidades, las tendencias del mercado legal, la vida en los grandes despachos, nacionales e internacionales, la abogacía in house y tantos otros detalles. Llevamos a cabo los procesos de búsqueda y selección con un rigor, conocimiento técnico y análisis de perfiles verdaderamente profundo. Proporcionamos un servicio ciertamente especializado, que es lo que requieren despachos y empresas. En los últimos años se ha recorrido un largo camino en esta materia, desde el headhunting generalista del pasado a la búsqueda y selección exclusivamente jurídica que algunos llevamos a cabo.

Hablemos de los juniors. ¿Cree que la irrupción de examen de acceso ha mejorado su empleabilidad?

El examen de acceso a la abogacía nos ha colocado en parámetros europeos, puesto que en la mayor parte de países de la unión exige para el ejercicio del Derecho la superación de un examen o prueba similar. Es una medida de garantía en pro de la calidad y preparación de los recién licenciados. Por otra parte, las universidades y facultades incorporan en este momento a sus programas de licenciatura en Derecho el llamado practicum que coloca a los estudiantes en despachos y empresas que -bajo distintas modalidades de contratación transitoria- les incorporan a sus plantillas hasta la superación del examen de acceso.

Los despachos -y los abogados-, ¿cree que son capaces de verse como empresas y empresarios?

Sin duda lo son, pero además deben necesariamente verse así si quieren ser competitivos y ocupar una buena posición en el mercado. La prestación de servicios jurídicos constituye un negocio como otro cualquiera y quienes gestionan despachos de abogados (ya sean personalistas o firmas de abogados de cualquier tamaño y condición) deben hacerlo como empresarios, teniendo en cuenta que su principal activo son personas (los abogados que integran tales firmas y despachos), estableciendo criterios de incorporación, fijándose objetivos de crecimiento, posicionamiento, evaluando a sus competidores para tratar de diferenciarse de ellos, regulando con detalle su partnership (contrato de sociedad), siempre buscando la rentabilidad y la eficiencia, el control de costes e inversiones, y la fabricación de un producto (servicios legales) de calidad que satisfaga a sus clientes actuales y potenciales.

¿Qué técnicas de gestión empresarial debería desarrollar un abogado para conseguir el éxito del despacho al que pertenece?

Las propias de cualquier negocio. Como es natural, las funciones de gestión de despachos y firmas de abogados se asignan a los socios de más peso y experiencia en la organización; abogados de formación y ejercicio que a lo largo de los años han ido desarrollando habilidades de gestión que necesariamente deben completar el perfil de los socios. Tales técnicas y habilidades son las propias de cualquier organización empresarial y más concretamente a las que aludía en la pregunta anterior. En los despachos y firmas de cierto tamaño y envergadura es habitual la incorporación de perfiles complementarios o accesorios de la Dirección General, Consejo u órgano gestor de la firma, que trabajan en pro de la proyección del despacho, posicionamiento, gestión de recursos etc. y que no tienen formación jurídica sino de otros ámbitos: son los responsables de marketing y comunicación,  posicionamiento y desarrollo de negocio, recursos humanos, etc. Lo que resulta incuestionable es que cuanto mayores sean las habilidades de gestión que desarrolle un abogado de firma o despacho a lo largo de su carrera, mayores serán también sus posibilidades de alcanzar la sociatura. Sin ellas, es altamente improbable que llegue a ostentar tal condición.

¿Están bien remunerados los recién licenciados?

La inmensa mayoría de los recién licenciados con los mejores curriculums son seleccionados por las grandes firmas locales -tanto de corte nacional como internacional- y asesoría jurídica de gran empresa para pasar de las aulas a sus despachos. Este reducido colectivo está razonablemente bien pagado, aunque su mayor retorno lo obtendrán a medio plazo. En firmas de abogados y organizaciones empresariales de menor relevancia, las remuneraciones de los recién licenciados son más modestas y en ocasiones -afortunadamente las menos- hasta simbólicas.

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