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26/04/2024. 01:34:59

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Los abogados no son tan listos como creen

Los tiempos cambian y los tópicos también. ¿Licenciado en derecho, de buena familia y desahogado poder adquisitivo además de elevado nivel intelectual? Pues va a ser que no. Al menos, en lo que se refiere a las nuevas generaciones de abogados.

Los abogados no son tan listos como creen

El pedigrí y alta cualificación del que siempre han hecho gala los juristas ha quedado en entredicho gracias a un estudio que saca a luz algunas taras de este gremio tan bien considerado. El Centro para el Mercado y la Organización Pública (CMPO), perteneciente a la Universidad de Bristol (Inglaterra), ha realizado una investigación que revela que los abogados de las nuevas generaciones se han quedado atrás en la carrera por ser los profesionales más inteligentes, si bien adelantan puestos en cuanto a posición social.

Así, la media del coeficiente intelectual de los letrados nacidos en los 70 es un 8% más alto que el de profesores, ingenieros o contables de la misma época, mientras que los abogados nacidos en los años 50 y 60 superaban al resto de profesiones en un 11%. Eso significa que, hace tres décadas, un abogado de 33 años era más inteligente que cualquier otro titulado, a excepción de los médicos. En cambio ahora, los expertos en derecho se han quedado rezagados frente a científicos o periodistas y banqueros, mientras que artistas o maestros les siguen muy de cerca y han dado un importante salto cualitativo en este nivel.

La brecha que ha surgido de una época a otra en el ámbito legal es especialmente significativa ya que, en el resto de vocaciones, los titulados tienden a evolucionar positivamente con el paso del tiempo, llegando incluso a doblar el nivel intelectual respecto a sus antepasados. Así ocurre con los científicos y expertos en comunicación, que ya ocupan los otros dos escalones del podio -junto a los inamovibles doctores- en el ranking de profesionales más listos.

No obstante, aparte de juristas, también contables, banqueros, maestros, y corredores de bolsa se han quedado atrás y muestran en el estudio una capacidad mental inferior a sus predecesores.

Menos cerebro pero más dinero

Así como el intelecto de los abogados parece haberse encogido desde hace unos pocos años, no ocurre lo mismo con el tamaño de sus carteras, ya que el mismo estudio muestra que el ‘background' familiar de los licenciados en derecho no ha hecho sino volverse más elitista.

Desde hace unos diez años, el estatus social de un abogado, tomando como indicador los ingresos familiares, es mejor que el de un médico, un profesor o un periodista. Exactamente, un 27% mejor en cuanto a las ganancias mensuales.

Lindsey Macmillan, una investigadora de la citada Universidad británica, ofrece cifras concretas que explican semejante gap entre un empleo y otro. "Los ingresos familiares al mes de un abogado nacido en 1970 son de 2.345 libras, comparadas con las 1.845 de un médico, un contable o un arquitecto".

La abogacía siempre ha sido ejemplo de carrera familiar, ha estado vinculada a un poder adquisitivo alto y son usuales los bufetes que toman un apellido y lo perpetúan de generación en generación. De hecho, hace menos de 15 años también existía una amplia diferencia de riqueza entre un trabajador de dicho gremio y otro: un 22%, según el estudio, con unas ganancias de 1.900 libras.

El entorno familiar elitista también es otro dato significativo que este estudio ha puesto sobre la mesa de los letrados: en 1958 un 3,7% de ellos habían sido criados en casas de acogida, mientras en la generación de los 70 este grupo se reducía a un mínimo 1,6%.

Guerra del Gobierno inglés al elitismo

Todas estas estadísticas hacen hincapié en una especie de etiqueta ‘snob' que le han colgado a la abogacía y que el Gobierno inglés ya está intentando cortar. Geoffrey Vos dirige la comisión de movilidad social y está liderando un programa para eliminar las barreras sociales en varias profesiones. Vos indica que "aceptamos completamente que el ámbito de la ley tenga un desproporcionado número de personas provenientes de un entorno privilegiado, pero es algo que hay que intentar cambiar".

Con la acuciante crisis y el gobierno metiendo mano, el elitismo clasista en la profesión puede empezar a vivir sus horas más bajas, pero tapar el agujero intelectual que se ha abierto en el derecho ya será otra tarea más ardua.

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