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19/03/2024. 03:37:14

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Del verano legislativo…

Magistrado. Doctor en Derecho

Javier Fuertes

El verano es tiempo de descanso. De parar y alejarse de lo cotidiano. Tiempo de disfrutar de actividades y lugares distintos, en la esperanza de que, a nuestra vuelta, las cosas estarán dónde y cómo las dejamos.

Tal vez debiera ser así, pero lo cierto es que, en este caso, cuando volvamos a nuestro despacho nos encontraremos que nuestras cosas están un poco descolocadas y que nuestra mesa en poco se parece a la que dejamos. Y es que hemos padecido un verano normativamente revuelto.

Entre el 1 de julio y el 31 de agosto en el BOE han aparecido quince Leyes, tres Leyes Orgánicas y un Real Decreto-ley.

 

Un simple vistazo a la relación de normas publicadas en el BOE permite ver que, con todo, lo peor no es tener que hacer frente a un sinfín de cambios normativos. El problema no es meramente cuantitativo, ya que las innovaciones y reformas realizadas, en no pocos caso, se produce en normas estructurales de nuestro sistema normativo. Y resulta indiferente el ámbito de actividad al que nos dediquemos puesto el conjunto de cambios afectan a todos.

De poco vale en este caso que nos limitemos al inmóvil Derecho Civil o que nos circunscribamos al Derecho Penal… la riada normativa ha anegado todos los terrenos y al que no le llega el agua a la cintura es porque flota sobre las aguas del cambio.

Si el 1 de julio entraba en vigor la reforma del Código penal y la de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, el 2 de julio veía la luz la Ley de la Jurisdicción Voluntaria que modificaba 96 artículos del Código Civil y 18 disposiciones de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Y el 21 de julio nos encontrábamos con la reforma de la LOPJ que, además, modifica la Ley de Demarcación y de Planta Judicial, altera otros 14 artículos de la LEC, 4 de la ley procesal Militar y fija nueva redacción, en este caso para julio de 2016, a un gran número de preceptos de la Ley de la Jurisdicción Contencioso-Administrativo. Y de las regulaciones sectoriales ni hablamos. Cambios a lo ancho y largo de nuestro ordenamiento: alimentos, auditoría de cuentas, concursos, Inspección de Trabajo, IRPF, menores, montes, patentes, policía, protección civil…

Así que lo que nos queda es armarse de valor, coger fuerzas (con bebidas energéticas  o sin ellas) para intentar poner orden en lo que esa riada (¿o era diarrea?) normativa ha dejado en nuestros campos de trabajo, porque el verano ha sido pícaro y nos la han vuelto a liar.

… al reciclaje normativo

Demasiados cambios. El legislador ha actuado con prodigalidad, sin reparar en gastos y dispendios, y lo ha hecho con el agravante de estivalidad (o bestialidad) y alevosía. En poco se parece el ordenamiento que dejamos en el solsticio de verano con el nos encontramos en el equinoccio de otoño. Un verano en el que se han promulgado, o han entrado en vigor modificaciones, que suponen alteraciones en los pilares y vigas maestras de nuestro sistema jurídico.

Llevará tiempo establecer la relación de daños en el ordenamiento jurídico. Y es que no se ha librado ni el Código Civil, del que, entre otras muchas cosas, hay que tachar aquello de que "el matrimonio produce de derecho la emancipación".

El Código Penal ha sido triturado. En lo que se ve la aparición de la prisión permanente revisable y la desaparición de las faltas. Solo delitos. Graves. Menos graves y leves. Cosa distinta es el daño colateral que con ello se ha producido, como la confusión entre delitos menos graves y leves. La Circular 1/2015 de la Fiscalía General del Estado sobre pautas para el ejercicio de la acción penal en relación con los delitos leves tras la reforma penal operada por la LO 1/2015 se presenta como una buena ayuda.

Todas las normas procesales se han visto afectadas. En mayor o menor medida, pero todas. El aluvión normativo ha dejado inservibles mis mejores herramientas (y yo sin seguro). Tengo un montón de códigos para reciclar. El Civil, la Ley de Enjuiciamiento Civil, el Código Penal, la Ley de Enjuiciamiento Criminal… pero también el Código de Comercio, la Ley Concursal. Y en ese mismo montón tengo que poner la Ley de la Jurisdicción Contencioso – Administrativa, a la que aprovechando la reforma de la LOPJ (Ley Orgánica 7/2015) le han puesto una etiqueta con la fecha de caducidad (julio 2016). Hasta la Ley reguladora de la jurisdicción Social se ha visto afectada, en este caso por la Ley 26/2015, sobre infancia y adolescencia. Que nadie se preocupe y sienta envidia, hay de todo y para todos, que por ahí viene la, este año anticipada, Ley de Presupuestos que algo hará, como bien le corresponde, en especial en materia tributaria y de la seguridad social…

Es tiempo de desprenderse de buenos y fieles compañeros. Algunos me han acompañado, y prestado buen servicio, durante años, y ahora les corresponde licenciarse con honor. Compañeros con nombre y apellidos. Ahí está el Código Civil de Javier (Fernández Urzainqui). Si no está en él es que, sencillamente, no existe. La Ley de Enjuiciamiento Civil de Faustino (Cordón) y la Ley de Enjuiciamiento Criminal de de Julio (Muerza). También, cómo no, las Leyes Administrativas de Luis (Martín Rebollo) que por su propia naturaleza y condición me veo en la necesidad de actualizar periódicamente.  O la Legislación Laboral y de la Seguridad Social de Toño y Jesús (Sempere Navarro y Galiana Moreno).

Compilaciones que, con sus notas y mis notas, me han permitido bregarme en mil batallas. Pero bueno, es lo que hay. Ya ahora, lo que exige el guión, es empezar a conocer los cambios, intentar desentrañar esos nuevos misterios propuestos por el legislador, guiado por las notas de los compiladores… y después nos dirán que el estudio es patrimonio de las profesiones científicas. Como si los cambios en nuestro Código Civil pudieran ser aprehendidos en una hora o la reforma penal no fuera, de por sí, suficientemente enigmática.

Ya lo digo el poeta. Que corto es hacer leyes y cuanto cuesta entenderlas (bueno, o algo así).

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