Es necesario buscar un camino diferente si quieres llegar a un destino distinto Bocadillo: El que acaba triunfando es el que, incluso con todo en contra, no halla excusas
La virtud de poseer conlleva la responsabilidad de no desperdiciar. La Abogacía madrileña quiso el pasado 13 de diciembre encomendarme la misión de representarla al máximo nivel, y desde el 8 de enero ese mandato comenzó a ser efectivo con la toma de posesión de la Junta de Gobierno que tengo el honor de encabezar. Apenas hemos comenzado a subir los primeros peldaños de una larga escalera, estamos llenos de energía, cargados de ilusión y de ideas, y nos estamos esforzando desde el primer minuto no sólo en que eso haga nuestro trabajo más útil para l@s colegiad@s sino en que, efectivamente, así lo perciban. Eso es exactamente lo que en pocas semanas nos están trasladando.
Es necesario buscar un camino diferente si quieres llegar a un destino distinto, y el horizonte que hemos de alcanzar al final de esta legislatura no puede ser sino el de una Abogacía escrita con mayúsculas, porque así lo hayamos provocado con cada una de nuestras decisiones y actuaciones. Hemos conformado y estamos dándole sentido de servicio a un equipo cohesionado, compacto, en el que reina el entendimiento y en el que nuestro primer criterio de selección no puede ser sino la excelencia. Ése es ya el primer ejemplo para que la Institución, que ha vivido años convulsos, recupere la normalidad y pueda llevar a cabo con la mayor urgencia y con los mejores resultados la incansable tarea de dignificar la Abogacía.
Una profesión fundamental sobre la base del respeto
Creo desgraciadamente que se ha producido una minusvaloración de la labor del letrado. Hemos de admitirlo, porque es la única manera de trabajar duro, como ya estamos haciendo, para incrementar su prestigio. Somos una profesión fundamental y debemos ser respetados, respetándonos en primer lugar a nosotros mismos. Eso comienza por ofrecer desde el ICAM la mejor solución a los problemas cotidianos y acuciantes de l@s colegiad@s madrileñ@s, y por poner a su alcance con todas las facilidades posibles los recursos del más elevado nivel: en términos de bases de datos, de sistemas de gestión del conocimiento… Todo lleva su tiempo, y el colegio digital debe dejar de ser una aspiración o apenas un proyecto embrionario para acelerar el paso y devenir en una realidad tangible y culminada. Cuanto antes.
Los conflictos que nos conciernen a todos como ciudadanos
Pero nuestra tarea quedaría incompleta sin una legítima ambición que está en la parte alta de nuestra hoja de ruta. Vamos a perseverar desde el ICAM en convertirlo en lo que, más allá de sus lógicos y prioritarios intereses gremiales, merece ser: una institución crucial para la propia sociedad civil. Los abogados nos hemos formado para aplicar las leyes, para defender el Estado de Derecho, y no podemos dejar de ocuparnos y preocuparnos de aquellas cuestiones que afectan a España como nación. Los conflictos o las vicisitudes que a todos nos conciernen como ciudadanos, graves o leves, no pueden quedar para su resolución en el terreno de juego exclusivo de políticos y jueces.
El que acaba triunfando es el que, incluso con todo en contra, no halla excusas. El que acaba fracasando es aquel que las encuentra incluso con todo a favor. Gracias al aliento de l@s colegiad@s madrileñ@s, que ya sentimos, tras las primeras decisiones que hemos tomado y los planes que hemos anunciado, vamos a actuar con determinación para que tod@s sientan orgullo de pertenencia al Ilustre Colegio de Abogados de Madrid. Sin reservas y sin tregua, tengo el pleno convencimiento de que lo vamos a conseguir.
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