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28/03/2024. 15:12:40

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Escapando del miedo que aprisiona a los abogados

Abogado Asociado en LABE

Pedro Muñoz

Los abogados están aprisionados por sus miedos. El miedo es una emoción normal e incluso funcional, sin embargo, además de los miedos que la gente regular experimenta, los abogados se confrontan a numerosos miedos endémicos a su trabajo. Aquí detallo un listado de temores comunes relacionados con el trabajo de los abogados. Evidentemente, todos los abogados no temen a todas estas cosas, ni todos estos temores son propios únicamente de los abogados, pero esta lista sugiere que los abogados operan en ambientes que estimulan muchos temores, como los siguientes:

  • Sentir que sus despachos o casos están fuera de control.
  • Parecer tonto al hacer ciertas preguntas.
  • Expresar con franqueza sus pensamientos y sentimientos
  • Dar "malas noticias" a los clientes
  • Ser intimidados por los superiores en su firma.
  • Pedir favores a sus contrapartes en un caso o que sus contrapartes les pidan favores.
  • Parecer "muy bueno".
  • Culparse a sí mismo o ser culpado por otros.
  • Hablar en público.
  • Falta de habilidad y confianza debido a su limitada experiencia en juicios.
  • Hacer que sus clientes den falso testimonio.
  • No ubicar información crítica oculta por el otro lado.
  • Emprender acciones que perjudiquen los intereses de sus clientes.
  • Ser atacado o "burlado" por contrapartes.
  • Ser juzgado injustamente por jurados o jurados potenciales.
  • Ser intimidado por los jueces.
  • Sufrir represalias en respuesta a mociones de descalificación judicial o informar sobre conducta indebida judicial.
  • Antagonizar a los ciudadanos prominentes o la comunidad legal local al representar a algunos clientes "demasiado bien".
  • Sufrir el "dolor, la humillación y la vergüenza de la derrota".
  • Perder el "torneo de asociados" para convertirse en socios de grandes empresas.
  • Perder negocios si no actúan como "armas contratadas", incluso si es necesario violar la ética personal de los abogados.
  • Ser rechazado en un esfuerzo por atraer nuevos clientes a su bufete de abogados o perder clientes existentes a otros bufetes de abogados.
  • Rechazar lo que resultan ser casos lucrativos.
  • Las consecuencias profesionales adversas, como las reprimendas de los superiores, la degradación, la publicidad negativa, la falta de avance profesional, la pérdida de trabajo, la disciplina profesional o la responsabilidad por negligencia profesional.

Ahora, aunque la experiencia del miedo normalmente es desagradable, cumple una importante función de supervivencia al prepararnos para hacer frente a las amenazas. Las personas que no sienten miedo corren mayor riesgo de hacerse daño porque no desarrollan temores normales que los incitarían a evitar lesiones. Los temores de los abogados pueden llevarlos a mejorar su rendimiento debido a una mayor preparación y un efectivo pensamiento rápido.

Si bien el miedo puede cumplir una importante función adaptativa, es problemático cuando es desproporcionado, se expresa de manera inapropiada o es manejado de manera ineficaz. El miedo excesivo puede manifestarse en debilidades como: fobias, trastornos obsesivo-compulsivos, ataques de pánico y trastorno por estrés postraumático. En general, el miedo es problemático cuando conduce a rendimientos subóptimos y contraproducentes.

El título de este artículo, Escapando del miedo que aprisiona a los abogados, obviamente es una hipérbole. Los abogados no están literalmente detenidos bajo custodia por una de sus emociones y no pueden evadir el miedo de manera tan simple como saliendo del edificio. Pero algunos de sus temores impiden innecesariamente que se desempeñen bien, obtengan buenos resultados para los clientes, ganen más ingresos y experimenten una mayor satisfacción en su trabajo. Es probable que los abogados que manejen sus miedos efectivamente sean más exitosos que aquellos que no los manejan tan bien.

Los temores de los abogados generalmente involucran situaciones interpersonales en las que están sujetos a la evaluación de su desempeño y competencia, lo que da como resultado el temor a la crítica, el rechazo y la derrota. A través de la experiencia personal y el condicionamiento social, los abogados pueden volverse muy sensibles a las amenazas sociales, reaccionando a éstas renunciando o escalando el conflicto de manera inmediata. Sin embargo, mediante el uso de sistemas cognitivos, los abogados pueden manejar las amenazas a través de la anticipación, la preparación y la capacitación para desarrollar un repertorio de posibles respuestas.

En un estudio realizado por el profesor G. Andrew H. Benjamin y sus colegas encuestaron a estudiantes poco antes de ingresar a la escuela de leyes, encontrando que la proporción de personas deprimidas era comparable a la de la población normal, sin embargo, durante los primeros tres años de la escuela, estos síntomas se elevaron significativamente. Un análisis longitudinal adicional mostró que, además, las elevaciones de los síntomas no disminuyen significativamente entre el tercer y los próximos dos años de práctica legal como exalumnos.

Los teóricos han sugerido que varias características de la educación legal pueden ser factores que generan angustia en los estudiantes de derecho, las que incluyen sobrevaluar la erudición teórica y subvaluar la función de enseñanza empleando métodos de prueba; enfatizar la teoría abstracta en lugar de proporcionar capacitación práctica.

Sin embargo, las características individuales de algunos abogados también pueden contribuir a su estrés, incluyendo la agresividad, la competitividad, la necesidad de logros y el dominio, la baja autoestima, el miedo expresado a través de la incomodidad, la paranoia y la inseguridad, las formas de enfrentar la ansiedad, la inflexibilidad y la intolerancia al cambio expresado a través de autoritarismo. Las altas necesidades de logro, éxito y dominio pueden llegar a ser mal adaptadas en la práctica, llevando a una adicción al trabajo y al perfeccionismo, que pueden ser recompensados inicialmente ​​por el éxito profesional y financiero, pero llevados al extremo, exigen un mayor costo para el individuo que los beneficios que proporcionan, resultando en estrés, dificultades interpersonales y abuso de sustancias.

Para desarrollar estrategias efectivas para enfrentar los temores de los abogados, es útil distinguir diferentes patrones de temores utilizando la tipología de Asken desarrollada para el contexto militar, que incluye los miedos realistas, la ansiedad, miedos ilógicos, miedos al fracaso y miedos divertidos.

Para lidiar con los miedos realistas, Asken recomienda un entrenamiento que incluya simulaciones de situaciones aterradoras en las que se establecen objetivos apropiados y participan en ensayos mentales de cómo manejarían estas situaciones. Por supuesto, los estudiantes de derecho reciben una amplia educación, aunque gran parte de ella se centra en la teoría. Las escuelas de derecho deberían brindar más oportunidades para "ensayos mentales". Por ejemplo, en vez de pedirles a los estudiantes que analicen los problemas principalmente desde la perspectiva de un litigante de apelaciones, pueden formular problemas para algunos casos en los que los estudiantes ensayen los roles de asesor legal o negociador, que tienen más probabilidades de realizar en la práctica.

Muchas tareas legales son desafiantes y requieren de difíciles tomas de decisión. Por lo tanto, incluso cuando los abogados tienen cierta experiencia con una determinada tarea, pueden tener temores realistas sobre su capacidad para desempeñarse bien. En estos casos, los abogados pueden involucrar a colegas que actúen como mentores que les enseñen a manejar problemas desafiantes o participar en grupos de consulta.

Por otro lado, la ansiedad es un sentimiento general de temor que no está directamente relacionado con una amenaza. Es así, que algunos abogados tienen temores ilógicos y desproporcionados frente a las situaciones reales. Para lidiar con ello, las personas deben identificar de dónde proviene la ansiedad y la naturaleza real de la situación, tomando las medidas para poder abordarlo. Algunos expertos han recomendado el uso de técnicas de "mindfulness", como la meditación, para ayudar a los abogados a ser más conscientes de sí mismos y contrarrestar su ansiedad; pero los abogados con una ansiedad más profunda deberían acudir a servicios profesionales de salud mental.

Respecto al miedo al fracaso, los estudiantes de leyes no solo temen obtener bajas calificaciones y no obtener un empleo deseable, sino que temen la experiencia de asistir a clases donde pueden sentirse humillados por las preguntas de sus profesores. De manera similar, los abogados temen perder casos en litigios, negociar acuerdos que decepcionen a sus clientes  y también una posible humillación durante las interacciones con los jueces, abogados, socios principales o clientes. Para ser efectivos de manera continua, los abogados deben aprender a aceptar algún fracaso como una parte inevitable de su trabajo y evitar que se desmoralicen o paralicen por ello. Para ello, se les puede enseñar técnicas de conversación positiva con un mismo para anticipar y enfrentar eventos difíciles y decepciones.

Ahora, cuando Asken habla de "miedo divertido" se refiere a la diversión a partir de la excitación. Existen estudiantes y abogados que pueden disfrutar de la estimulación de confrontarse con profesores, jueces y abogados. En lugar de sentir ansiedad, se sienten confiados y entusiasmados con los desafíos. Esto puede ser bastante productivo si conduce a un mejor rendimiento, pero resulta problemático si el disfrute del desafío por parte de los estudiantes o abogados les lleva a violar las normas o reglas.

Finalmente, los abogados deben tratar con la naturaleza estresante de su trabajo. ¿Cómo?, tomando la iniciativa para aumentar su control y reducir sus riesgos. Pueden realizar evaluaciones sistemáticas de sus casos de manera rutinaria, reduciendo así la incertidumbre y proporcionando un mayor control. Como parte de este proceso, pueden buscar desarrollar buenas relaciones con sus clientes, compartiendo objetivos y estrategias realistas. También pueden desarrollar relaciones de trabajo constructivas con sus abogados homólogos, dado que normalmente representa la mayor amenaza. Teniendo en cuenta que la mayoría de los casos litigados se resuelven, pueden aprovechar la negociación anticipada planificada cuando sea apropiado; los abogados de las contrapartes podrían planificar la negociación de tal manera que aumente la probabilidad de obtener resultados satisfactorios para ambas partes.

En conclusión, sería sorprendente si la mayoría de los abogados no sintieran miedo al manejar transacciones legales, ya que pueden ser muy agresivas y complejas. Sin embargo, estos miedos pueden llevarlos a rendir de manera sobresaliente cuando se preparan para evitar las temidas consecuencias, o si no lo hacen, pueden llevarlos a tener un desempeño deficiente, dañándose a sí mismos y a sus clientes. Por lo tanto, los abogados, los educadores jurídicos y los funcionarios de los colegios de abogados deberían promover métodos constructivos para lidiar con dichos temores. Si bien estas estrategias pueden beneficiar a los abogados, el objetivo final debe ser ayudarles a servir mejor a sus clientes.

 

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