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20/04/2024. 14:04:25

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Europa: ¿hacia dónde vamos?

Presidente de la Asociación Jóvenes por el Derecho - AJD

Saúl N. Amado

Europa no es un invento nuevo, pero tampoco es algo ya consagrado y petrificado, sino que el dinamismo y el progreso imperan en todo momento.

Como bien dijo Jean-Claude Juncker, el hecho de reunirse actualmente veintisiete Estados ‹‹es un logro que muchos hubieran considerado impensable cuando los seis Estados fundadores firmaron los Tratados de Roma››. Estos lo hicieron con la visión puesta en un futuro pacífico y compartido, donde la palabra y la ley fueran las armas para resolver cualquier conflicto. Hoy, en 2017, podemos hablar de más de sesenta años de paz duradera, donde la democracia y la libertad se han impuesto a los regímenes totalitarios y dictatoriales; y si es que algo nos une a todos los europeos son todos y cada uno de los derechos fundamentales. Por todo ello, debemos mirar y afrontar el futuro con grandeza, y este Libro Blanco justamente pretende ser una mera hipótesis de cómo podría seguir desarrollándose la UE de aquí a 2025.

No obstante, a pesar de ser el mayor mercado único del mundo con la segunda moneda más utilizada, son varios los factores que muestran los puntos flojos de la Unión: Europa representa cada vez una proporción de la población mundial menor, pasando del 25% en 1900 al 6% en 2015, y se espera que siga en la misma línea descendente. Incluso la representación de Europa en el PIB mundial va disminuyendo, pasando del 26% en 2004 al 22% en 2015; pues el euro también está siendo absorbido por otras monedas cada vez con mayor importancia, sobre todo de las economías emergentes (Japón). A todo esto hay que sumar una situación cada vez más tensa, donde la militarización se ha visto aumentada, así como las guerras (también tecnológicas) y el terrorismo en todo el planeta, por lo que se estima que el gasto en defensa aumente notablemente en los próximos años. ¿Esto supone una inversión en mayor seguridad o simplemente un gasto con intereses secundarios? La duda siempre estará latente y acentuará la división entre unos partidarios y otros.

La UE siempre se ha mostrado como un pilar fuerte y robusto, y así lo ha sabido demostrar, pues ha conseguido hacer decrecer los niveles de desempleo, no obstante, aún son altos, por lo que hay un sentimiento de hacer de Europa una economía ‹‹más inclusiva, competitiva y preparada para el futuro››, pues se está envejeciendo cada vez más rápido y los nivel de vida están tocando puntos sin precedentes: ‹‹Europa será la región más vieja del mundo en 2030››. Estas situaciones llevan a una continua modernización de la UE para no quedar anclados en el pasado, de esta manera están surgiendo nuevos empleos, con mayor uso de tecnologías, que están revolucionando el sistema educativo y laboral.

Aunque muchos no lo quieran reconocer, la confianza de los ciudadanos en la UE ha disminuido, y es que son muchas las promesas y pocos los cumplimientos. Hoy se lucha por una estructura más fácil de entender, explicando quiénes toman las decisiones sobre determinadas competencias y de qué manera. Un 66% de la ciudadanía europea concibe la UE como un lugar estable donde el 70% está a favor de una moneda única.

Partiendo de esta base y observando el precedente, el principal objetivo de la UE es seguir igual, es decir que los veintisiete Estados avancen conjuntamente, con unas mismas metas y objetivos, pues es la esencia de cualquier unión. Para conseguir tales objetivos, la UE quiere seguir apostando por un mercado único, con una unión económica y monetaria, donde impere la seguridad y defensa. He aquí el segundo de los escenarios: solo el mercado único, es decir, dada las discrepancias internas, se apuesta por una reducción de la normativa que permita un aumento de la libre circulación de trabajadores y servicios. Todo bajo una misma moneda, el euro, que facilita los intercambios comerciales.

Sabemos que la UE es una organización intergubernamental, pues son los Estados los que deciden hasta dónde quieren llegar y de qué manera. Siguiendo esta teoría que fue la impulsadora de este conglomerado, se plantea un tercer escenario: los que desean hacer más, hacen más. La autonomía que presentan los Estados es una muestra de que aquellos que quieran intensificar y fortalecer la cooperación en determinados ámbitos y materias, pueden hacerlo libremente, solo limitados por el plano normativo y legal, como es obvio. Es lo que se denominan ‹‹coaliciones de voluntades››.

Como podemos ir apreciando, un escenario no es excluyente de otro, pues el cuarto punto de vista sería prácticamente la consecuencia inmediata de las denominadas ‹‹coaliciones de voluntades››: hacer menos, pero de forma más eficiente. Se deben adoptar prioridades conjuntamente, por lo que se apuesta por la I+D+i, junto con la digitalización y el empleo de nuevas tecnologías.

Por último, a mi juicio, el quinto escenario supone un compendio de todos los anteriores, o por lo menos el objetivo inmediato que persiguen: hacer mucho más conjuntamente. De ahí se desprenden todos los ánimos por una cooperación cada vez más fuerte, que traspase barreras y llegue a ámbitos que nunca antes habían sido objeto de la misma.

Con todos estos objetivos en la mano, el diseño aproximado del camino a seguir y la idea de que todo va a seguir igual, y en caso de cambiar será hacia adelante, la UE afronta y espera el 2025 con entusiasmo. No obstante, solo el tiempo corroborará si todos estos proyectos se transforman en realidad.

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