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20/04/2024. 15:34:30

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La anomia puede «desmantelar» la subjetividad del abogado

abogado y consultor psicológico

(Anomia: desde un enfoque psicológico y sociológico es el conjunto se situaciones que derivan de la carencia de normas de convivencia o su degradación. Desmantelar: a los fines de este ensayo entendemos que significa: desarticular una organización, que para el caso es psíquica. Subjetividad: desde una mirada psicológica es el Yo de cada uno instituido por el Otro)

Hace tiempo que me viene ¨dando vuelta¨ en la cabeza este título.  Es que no resulta sencillo explicar el tema, sobre todo cuando hay que razonar sobre la profesión de uno y analizar si se es ¨más o menos abogado que antes¨. Por supuesto que por un elemental mecanismo de defensa psicológico, Yo abogado voy a negar estar algo ¨vacío¨, profesionalmente hablando, más cuando no nos quedan años de vida para ¨reinventarnos¨ en un siglo de nuevos paradigmas. El punto de partida de mi planteo, se encuentra en una  ¨epidemia¨ que está carcomiendo las sociedades en el mundo llamada: anomia; que cómo queda expuesto no es ni más ni menos que la ausencia o degradación de normas de convivencia. Esto no significa que no haya leyes, estas suelen brillar, y hasta ser más ¨ostentosas¨,  pero sólo en lo manifiesto, ya que en lo latente han marginado el valor Justicia. Solo están para cubrir las formas de fachadas sociales organizadas políticamente y jurídicamente, como sería el falso self de una persona, para generar poder a favor de unos pocos en perjuicio de los Otros que son los más. Se preguntará usted lectora o lector: ¿Cuáles son los síntomas de esta situación anómica de lo social en el mundo?. No están lejos se nosotros, ni se presentan ¨encubiertos¨, son datos de la vida cotidiana que se repiten aquí y allá. Es el caso del poderoso funcionario de algún lugar que se siente por encima de la ley; el de grandes mayorías sobre todo de jóvenes, que están ¨indignados¨ porque los sistemas de convivencia no incluyen sus ideales de vida; es el ejemplo de las políticas económicas que ante las ¨crisis¨ supeditan las aspiraciones individuales, a que las ¨cuentas financieras cierren¨; es el resultado de una encuesta que se suele replicar en distintas partes del mundo y por última vez la leí en Legal Today y que suele preguntarse: ¿Usted cree en la independencia de la justicia?, la respuesta es: no. Pero esta negativa es más grave cuando proviene de los mismos abogados.

Pero:¿Porque la anomia desde lo psicológico puede llegar a desarmar la subjetividad del abogado, su identidad o Yo profesional? Resulta que uno, abogado, no está inmune a la vida social  degradada legalmente. Sin embargo, por ¨conveniencia y necesidad¨ de la profesión es preferible quedarnos aunque sea con la ¨cáscara¨ de la abogacía, que es la que no  trae problemas. Además nos sentimos seguridad, ya que abrirse a los cambios que se presentan, genera incertidumbre. Así podemos seguir hablando a los clientes sobre la ley que lo asiste, aunque ignoremos si la norma es justa o injusta, si se adecua a la realidad social o no, si  pone freno a la omnipotencia de los gobernantes, si impide que la brecha entre ricos y pobres se agrande. Más sencillo se presenta, decir este  tema no es mío, es un problema del ¨legislador¨. Es preferible no incomodar con denuncias que pongan en evidencia la anomia, que se generaliza en las sociedades cada vez con mayor amplitud. No vaya a ser que uno quede fuera del sistema que le permite obtener las ventajas de una ¨abogacía mercantilizada¨ y encima enfrentar un problema existencial al darme cuenta que no soy el abogado alimentado por ideales trascendentes, sino por ¨don dinero¨. Pero sucede que aunque uno quiera ignorarlo la  anomia no solo ataca al cuerpo social, y en particular a nuestros clientes, haciéndoles perder el sentido de la ley, sino que  va  des-subjetivando  al mismo abogado, convirtiéndolo en ¨herramientas¨ del pragmatismo que hace imperar las necesidades de unos sobre la de los Otros, sin miramiento alguno a los valores de la ley y la justicia. Al aceptar la des- subjetivación de lo que nos identifica como tales: el velar por la vida ¨ dentro de la ley ¨, vamos perdiendo la posibilidad de pensamiento profesional y nos subordinamos  por la ¨autoconservación¨ el deber que tenemos de desconstruir  convicciones acerca de la abogacía y su práctica, cuando éstas están al servicio de normas jurídicas pragmáticas que son la herramienta de los poderosos, para echar por tierra los ideales de igualdad y justicia. Para luchar contra la ¨anomia¨ los hombres y mujeres del derecho debemos ejercer la práctica profesional en el marco de la ética de la abogacía, pero de una forma que ésta no se reduzca en una ética puramente de la circulación de bienes. Salvo que reduzcamos la abogacía a esto.

Gracias por leer mi  reflexión. Pero…, dígame antes de cerrar la página: ¿No esta usted anómico? Ahora si, hasta la próxima colega

 

 

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