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19/04/2024. 02:20:14

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La constitución a examen: 1: El miedo a la democracia

Profesor de Investigación del CSIC

A. J. Vázquez Vaamonde

Con las XII Tablas, más que con las constituciones griegas, empezó la democracia. Con Caracalla como sólo los ciudadanos pagaban impuestos todos fueron ciudadanos. Pero todo estaba “atado y bien atado”; poder votar era un ritual; el poder seguía en las mismas manos.

Tras el imperio romano emergieron comunidades que sumaron a lo romano los usos de los invasores creándose renacimientos diferenciales. Sus hábitos democráticos se perdieron al asumir los restos de los esquemas jerárquicos romanos más prácticos, dijeron. Los reyes electivos se hicieron hereditarios a cambio de reconocer que el título vitalicio del noble era hereditario. La iglesia de proscrita hasta Constantino pasó a única, con Teodosio II. Olvidó que su reino no era de este mundo y no para de acumular riquezas en éste a cambio de declarar que el derecho del rey procede de Dios. Durante siglos la gente lo creyó; ya sólo los "listos" lo dice: es más práctico, afirman. En defensa del acuerdo se hicieron mil guerras de religión que ensangrentaron siglo tras siglo. Al que ganaba no le bastaba asesinar para robar el patrimonio del vencido; lo asesinaba sólo por "hereje" o "infiel" y luego se lo robaba.

La paz de Westfalia intento la prohibición racional de las guerras de religión. Sigueal haciéndolas los creyentes en las religiones monoteístas siempre que pueden con incoherencia total; ambas partes dicen creer en el mismo dios ejemplo de misericordia, bondad y amor. Ignoran lo que dijera Epicuro de Samos: "¿Dioses? Tal vez los haya. Ni lo afirmo ni lo niego, porque no lo sé ni tengo medios para saberlo. Pero sé, porque esto me lo enseña diariamente la vida, que si existen ni se ocupan ni se preocupan de nosotros".

La separación de la iglesia y el estado de la Constitución de Virginia fue otro intento. También en la francesa de 1791. Pero el poder eclesiástico vuelve por "sus fueros" cuando puede. En el S. XX ocurrió la Cruzada de Franco, el atropello de los palestinos que ayudaron a los aliados contra los turcos que lo eran de los nazis. Su fideicomiso fue incumplido. La última guerra religiosa de Europa se dio en Yugoeslavia. Siguen otras en Africa y Asia. Renace el  racismo de base religiosa.

En el S. XIX se consolida el poder igual el ciudadano libre; se ilegaliza la esclavitud; frente al poderoso, único con derecho a voto, el trabajador logra el sufragio universal del que están excluidas las mujeres que lo logran en el S. XX. En lo laboral no lo tiene ni en el S: XXI!

El poder real, fáctico, el de los propietarios, se refugia en el Senado para controlar al Congreso democratizado.  La iglesia monoteísta, sus diversas sectas, mantiene su privilegio. Va desde el poder político omnímodo, al simple privilegio renacido con diversa forma. Los tres brazos siguen en el poder.

Va quedando en evidencia el fraude del origen divino de las dictaduras monárquicas. Algunas sobreviven disfrazando su dictadura con un Parlamento y una Constitución y hasta aceptan que se declare soberano al ciudadano. Éste se lo cree y se pelea entre sí por serlo.  El ley es hoy más soberano que nunca; carece de toda responsabilidad, pero tiene total inmunidad.

De la Boetie, en "La servidumbre voluntaria", decía hace cinco siglos "¿Acaso no es una desgracia extrema la de estar sometido a un amo del que jamás podrá asegurarse que es bueno porque dispone del poder de ser malo cuando quiere?  Su primera edición fue para "los hombres libres que jamás se dejaron domesticar por la sujeción".

Lograría un éxito editorial del que hoy carece pese a que debería ser lectura escolar obligatoria. Las constituciones, el penúltimo triunfo de la democracia, se desnaturalizan con el fraude del neoliberalismo; "a cualquier cosa llaman chocolate las patronas". Serán un buen instrumento si logramos que sea nuestra. Destruyamos lo que hay en ellas de fraude y hagamos del S. XXI el del triunfo de la democracia democrática, no de su burla parlamentario.

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