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19/03/2024. 03:53:39

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La Constitución a examen: 4.- Deslealtad con el soberano

Profesor de Investigación del CSIC

A. J. Vázquez Vaamonde

En un sistema parlamentario, los administradores de la soberanía electos por el ciudadano soberano pueden modificar la Constitución. Los soberanos les eligieron confiando en su capacidad. Esa confianza puede o no ser recíproca en la capacidad de los soberanos.

La primera actitud revela unos fundamentos democráticos y claros de lealtad entre soberanos y administradores; la segunda revela el desprecio del político electo al ciudadano, al que margina secuestrando su soberanía y poder constituyente; su ánimo dictatorial. Es la herencia de siglos de siglos de servilidad no ya ante el cacique de hace un siglo, sino bajo el señor medieval. Este desprecio lo revela la terminología de sus manifestaciones orales o escritas como decían los romanos: ex abundantia cordis loquitor os. Se refieren a nosotros, los soberanos como "la gente", porque ya nadie dice "la plebe" que es lo que significa; "ellos", con lo que emergen como "nosotros", cuando ellos si qué son "ellos"; "nuestros votantes", con sentido de propiedad. Pocas veces se nos llama los "ciudadanos", que eso somos "todos", incluidos ellos; jamás como "los soberanos", ese término aún se reserva para el Jefe del Estado nombrado por Franco. Los políticos al quejarse dicen: "no han entendido", es la incapacidad de los soberanos; nunca dice "no hemos sabido explicarnos" confesando su torpeza.

Otro índice de la falta de lealtad y respeto al soberano por estos administradores se aprecia en relación con las FCSE. En las dictaduras monárquicas hereditarias, civiles, militares, teocráticas, etc., las FCSE están al servicio del soberano que coincide con el Jefe del Estado y de "su" poder ejecutivo, que está también "su" servicio: al del dictador soberano.

En un Estado democrático el soberano es cada ciudadano. Bajo él sus administradores, los electos por él para gestionar su soberanía, para lo cual les otorga cierta autoridad que ejerce el que actúa, el agente de las FCSE; él es el último eslabón de esa autoridad. Están bajo las órdenes de los administradores al servicio del soberano: ciudadano. No lo sabe ninguno. Se creen "la autoridad" al servicio del poder ejecutivo. Es un error premeditado. Son sólo los agentes de la autoridad. Ésta y ellos son los servidores de cada ciudadano; cada uno es el único soberano. Y a un soberano no se le atropella nunca; se le sirve.

Cuando eso no ocurre vivimos bajo una dictadura. Que tenga Parlamento no la hace democrática. Todas las dictaduras lo tienen y en su Constitución dice que el soberano es el pueblo. La condición imprescindible es que el ciudadano sea el real y único soberano; el que elija periódica y directa o indirectamente al Jefe del Estado, al poder legislativo y al judicial.

No hay democracia allí donde la Constitución impone al Jefe del Estado. Este fraude se disimula con un procedimiento imposible de cumplir para lograr la democracia que permite decir que cabe la Transición a la Democracia; que se puede lograr "cuando el pueblo quiera".

En España al Jefe del Estado lo designó Franco con derecho hereditario. La CE78 no nos dejó elegir. El fin de la Transición a la Democracia vendrá cuando podamos elegir al Jefe del Estado. Eso exige antes el aprobado de os tercios de cada cámara; luego su disolución y luego que las nuevas elegidas lo ratifiquen por dos tercios; y aún luego, someterla a referéndum.

Es un procedimiento prácticamente imposible de lograr. El voto del ciudadano en el Congreso puede valer 3 veces en unas provincias que en otras; en el Senado llega a valer 80 veces más. Es una burla de la prohibición de discriminación del art. 14 CE78.

Eliminar el Senado exigiría modificar el Título X, lo que exige los votos de tres quintos de ambas cámaras; en su defecto crear una comisión mixta Congreso Senado que se aprobado por igual proporción; y si no se aprueba, solo si tiene mayoría absoluta en el Senado se podría aprobar con dos tercios de los votos del Congreso. "Atado y bien atado".

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