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16/04/2024. 12:21:57

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La generación @ como paradigma de la ciudadanía digital

Profesor Contratado Doctor (Profesor Titular Acreditado). Facultad de Derecho. UNED

Salvador Pérez Álvarez

La expansión de Internet a nivel global ha dado lugar a profundos cambios en la naturaleza intrínseca de la práctica mayoría de las ciudades del mundo, que han tenido que adaptar sus infraestructuras para dar cobertura analógica a los servicios de la sociedad red. Pero, sobre todo, las transformaciones más profundas de la antigua metrópolis se han producido como consecuencia del desarrollo de los entornos virtuales 2.0 y de las nuevas tecnologías de la comunicación a ellas inherentes que han dado lugar a un nuevo concepto de ciudadanía.

A lo largo de la historia, el concepto de ciudadanía ha sido forjada bajo la frecuente confusión entre dos conceptos que aparecen en la discusión: la ciudadanía concebida como condición legal, es decir, la plena pertenencia a una comunidad política o a una determinada circunscripción territorial mediante la adquisición de la nacionalidad; y la ciudadanía entendida como actividad-deseable de ciudadano, según la cual la extensión y calidad de la propia ciudadanía depende de mi participación activa en la vida política, social y cultural de aquella comunidad. Ahora bien, ya en el mundo clásico si bien el reconocimiento jurídico del status de ciudadano dentro de la comunidad era el requisito imprescindible para que el individuo fuese considerado miembro de pleno derecho de la polis pero, a su vez, desde el punto de vista moral, sólo se consideraba "buenos ciudadanos" a quienes participan activamente en la vida pública de la ciudad.   

El devenir de los tiempos no ha hecho más que confirmar que, en la actualidad, el concepto de ciudadanía no se identifica, única y exclusivamente, con la condición jurídica de pertenencia a un determinado Estado. En efecto, el concepto moderno de ciudadanía se atribuye a Marshall, según el cual "la ciudadanía consiste esencialmente en asegurar que cada cual sea tratado como un miembro pleno de una sociedad de iguales. La manera de asegurar este tipo de pertenencia a todos los individuos en un espacio geográfico-determinado, con absoluta independencia de su nacionalidad de origen, consiste en otorgar a los individuos un número creciente de derechos de ciudadanía" (Marshall, 1950, pp. 46-75). El sujeto se identifica como parte de una sociedad, en su identificación como ciudadano, establece relaciones con las diferentes instancias del gobierno, la administración y la comunidad en general, que, con él, construyen el imaginario de ciudad. Bajo estas condiciones, se agrupa y es acogido por instituciones que le representan y favorecen el cumplimiento de sus derechos y de sus deberes al tiempo que contribuye activamente en la vida del país mediante su participación en actos públicos.

El desarrollo de la sociedad red gracias a entornos virtuales 2.0 ha favorecido que cualquier individuo, sea de la nacionalidad que sea, pueda dirigirse con más facilidad a las instancias públicas y participar, en suma, en la esfera socio política del país desde cualquier ordenador personal con conexión a Internet, sin necesidad de tener que acudir a espacios físicos o manifestarse públicamente para ser atendido o para participar activamente en los asuntos que conciernen al devenir socio político del país . Pero resulta, además, que su expansión a nivel global no sólo se ha limitado a facilitar la interacción de los ciudadanos con las instancias públicas, sino que, además, desde el punto de vista de la esfera de la ética pública, la Web 2.0 ha generado "un espacio para el ejercicio de una ciudadanía responsable y solidaria. Los ciberciudadanos, por las inmensas posibilidades de intercomunicación que ofrece la red, se hallan predispuestos a considerarse miembros de la comunidad del género humano. De este modo, [la sociedad red] se presenta como un ámbito de la vida política asentado sobre unos valores morales que, por primera vez en la historia, pueden fundarse en la experiencia de necesidades y aspiraciones compartidas a escala planetaria. El protagonismo actual adquirido por las redes sociales puede contribuir muy eficazmente a la difusión de valores morales colectivos. Estos valores reflejan las aspiraciones y preferencias de un número creciente de internautas, que elaboran y comunican sus pautas éticas en la sociedad global" (Pérez Luño, 2012, p. 66).

De ahí que, en la actualidad, los entornos virtuales 2.0 no son solamente, ni principalmente una tecnología, sino que ha facilitado el desarrollo de nuevas formas culturales concebidas como formas de ser mentalmente de la sociedad. A través de ellos, los individuos pueden desarrollar algunas facetas de su personalidad en un marco de libertad donde, a escala mundial, construyen formas alternativas de vida, de comunicación y, en último término, de política. El ciberespacio es, por tanto, un crisol cultural no totalizante que es fiel reflejo de la diversidad inherente a la propia humanidad. Pues, como había afirmado Lèvy: "Este universal da acceso a un goce de lo mundial, a la inteligencia colectiva en el acto de la especie. Nos hace participar más intensamente en la humanidad viva, pero sin que ello sea contradictorio, al contrario, con la multiplicación de singularidades" (Levy, 2007, pp. 92-93) propias de cada ser humano en particular. La sociedad red es, ante todo, una comunidad política y cultural universal que se construye entre todos, desde cualquier parte del mundo, que no conoce de nacionalidades, ni de diferencias basadas en sus señas de identidad socio-culturales.

La participación en Internet como contexto universal no totalizante de ha dado lugar, a su vez, a una nueva dimensión del concepto de ciudadanía propuesto por Marshall: nos referimos a la ciudadanía digital. Hoy por hoy, los ciberciudadanos participan activamente en la vida cultural y política tanto del país en el que residen físicamente como en los asuntos de interés general que afectan al mundo entero, a través del empleo de las TIC´s . A través de ellas y, muy particularmente, de las Redes Sociales on line los ciudadanos digitales ponen de manifiesto sus ideas, pensamientos o convicciones acerca temas de interés global como la paz, los asuntos ambientales y los problemas de las minorías, independientemente que les afecten o no de modo particular. Suelen pertenecer a varios grupos virtuales de índole político, cultural y/o social sin necesidad de tener que adscribirse de manera permanente a todos ellos. Y la naturaleza universal e intercultural de internet hace posible que este tipo de ciudadanos puedan apoyar en tiempo real a distintas causas políticas, sociales o culturales que están aconteciendo en diferentes puntos de la geografía mundial, sin verse expuestos a los riesgos ni a las limitaciones propias de dicha aspiración propias del contexto analógico donde están teniendo lugar. 

La adquisición del estatus de ciberciudadano requiere que los sujetos dispongan de los recursos y herramientas informáticas necesarias para acceder y participar activamente en la web, así como las competencias, las destrezas y las habilidades básicas para conocer y manejar, al menos a nivel usuario, el lenguaje, el discurso y las herramientas de comunicación propias de los entornos virtuales 2.0, Competencias que adquieren de forma innata quienes habiendo nacido al tiempo que dicho fenómeno ya había tenido lugar a escala universal, usan las TIC´s, tanto tradicionales como de nueva generación, de manera espontánea y natural en su día a día, esto es, los jóvenes y adolescentes que han nacido en los albores del siglo XXI. 

En efecto, los usuarios de internet menores de edad son auténticos "nativos digitales"; esto es, "nativo-hablantes" del lenguaje digital de las computadoras, de los vídeos juegos on/off line y de internet en general (Prensky, 2001, pp. 1-2). Las señas de identidad comunes a todos ellos son las siguientes:

  1. quieren recibir la información de forma ágil e inmediata;
  2. se sienten atraídos por multitareas y procesos paralelos;
  3. prefieren los gráficos a los textos;
  4. funcionan mejor y rinden más cuando trabajan en red;
  5. tienen la conciencia de que van progresando, lo cual les reporta satisfacción y recompensa inmediatas;
  6. optan por instruirse de forma lúdica a embarcarse, en cambio, en el rigor formal de las formas de trabajo y aprendizaje tradicionales.

Rasgos comunes que han determinado que los menores de edad formen parte integrante de la Generación @) que aglutina al segmento de la población más activo en el uso de Internet en nuestros días. 

La práctica mayoría de todos ellos utilizan y conciben las TIC´s como una oportunidad y una forma de vida. Salvando no sólo las distancias entre países o las fronteras, sino además las propias diferencias culturales y socioeconómicas de los iguales con quienes se relacionan a través de la web. Si contemplamos esta realidad bajo el prisma del proceso psicológico de socialización de los jóvenes y adolescentes, podemos afirmar que el uso adecuado de las herramientas de comunicación 2.0 cumplen una función muy importante durante su crecimiento intelectivo y emotivo, en la medida en que les permiten ubicarse en la estructura ideológica del entorno analógico y virtual como soporte para la construcción de su identidad personal. Lo que, a su vez, sirve para reforzar su toma de conciencia de que son miembros de pleno derecho del espacio geográfico donde residen físicamente y de la sociedad red global, en tanto en cuanto ciudadanos digitales por excelencia. Realidad social contemporánea que es analizada profundidad desde una perspectiva multidisciplinar en la obra Menores e Internet.

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