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28/03/2024. 15:43:45

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La Responsabilidad Social Corporativa

Practicante Abogado en Conde Pumpido & De Porres Abogados

Daniele Loris Mantino

La llamada “Responsabilidad Social corporativa” (RSC) es un concepto de creación reciente que representa la forma de llevar los negocios de las empresas. Se caracteriza por tener en cuenta los impactos que todos los aspectos de sus actividades generan sobre sus clientes, empleados, accionistas, comunidades locales, medioambiente y sobre la colectividad. Es, entonces, un concepto trasversal, que abarca distintos ámbitos de la gestión de la empresa y que cubre una realidad social importante.

Además del cumplimiento de legislación nacional e internacional (en ámbito social, laboral, medioambiental y de Derechos Humanos) la RSC implica también el cumplimiento de compromisos éticos que las empresas quieren emprender para la mejora de sus empleados y de la sociedad en general. Básicamente esto implica que las empresas deben comportarse como "ciudadanos globales responsables", aceptando unas obligaciones y cargas adicionales, más exigentes que las que resultan estrictamente del cumplimiento de la Ley o del resarcimiento de los daños causados a terceros. Este tipo de responsabilidad es un concepto muy amplio que necesita ser adaptado en cada situación. La responsabilidad social para aplicar difiere en función del tamaño de la empresa, de las áreas geográficas donde se desarrolla la actividad y del sector donde esté operando.

Según el Observatorio de la Responsabilidad Social Corporativa – organización sin ánimo de lucro que nace en 2004 gracias al trabajo conjunto de numerosas organizaciones de la sociedad civil – la RSC se rige sobre todo en 5 principios:

    1. El cumplimiento de la Legislación: La RSC implica el cumplimiento obligatorio de las normas nacionales que se apliquen y especialmente de la legislación internacional (Declaración Universal de Derechos Humanos; convenciones en materia de condiciones laborales; tratados y convenciones sobre el desarrollo sostenible para la protección del medioambiente; directrices sobre la protección del consumidor; finalmente las directrices de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para combatir la corrupción).

    2. La globalidad y transversalidad: La RSC afecta a todas las áreas de negocio de la empresa, es decir toda la cadena de valor necesaria para la producción del bien y el suministro o la prestación del servicio. Además, interesa a todas las áreas geográficas en donde la empresa desarrolla su actividad.

    3. Ética y coherencia: La RSC emplea compromisos éticos objetivos que se resuelven en obligaciones para quien los contrae. Para que dichos compromisos públicos sean respetados es necesaria la existencia de coherencia entre los estos y las estrategias y decisiones de negocio, ya que de lo contrario se convertirá en una mera gestión de la reputación.

    4. La gestión de impactos: La actividad empresarial genera impactos en el ámbito social, medioambiental y económico. Para su gestión es imprescindible identificar, prevenir y mitigar las posibles implicaciones adversas que se pudieran producir.

    5. La satisfacción de expectativas y necesidades: A raíz de la RSC hay que concebir procesos que integren las preocupaciones sociales, medioambientales y éticas en las operaciones empresariales y en la estrategia, de manera que se genere valor no solo para los accionistas sino para todos los grupos de interés y la sociedad.

La importancia de la RSC radica en los efectos negativos de la globalización. Ésta ha impulsado el crecimiento, enlazado culturas y potenciado el progreso tecnológico, pero, a la vez, ha incrementado desequilibrios económicos afectando a derechos sociales, laborales y al medioambiente. La adopción de códigos de conductas que integren pactos, guías y directrices sobre los distintos aspectos de la responsabilidad social corporativa trasluce la voluntad, por parte de quien los adopte, de aminorar el impacto negativo procedente del desarrollo de la actividad empresarial (sobre todo si de grandes dimensiones).

Finalmente, la RSC tiene una vertiente de cumplimiento interno en la empresa, pero también tiene otra de comunicación a la sociedad. Cuando las empresas adoptan medidas de RSC, no lo hacen solamente por la satisfacción del deber ético, sino también para mejorar su reputación. Efectivamente muchas empresas dan publicidad a sus éxitos en esta materia, normalmente a través de una memoria anual específica: el "Global Reporting Initiative" (GRI). Es aconsejable, entonces, la promoción y el impulso de estas prácticas para sobresalir entre la competencia en términos de buena ética, distanciándose de prácticas comerciales irresponsables o incorrectas y cautivando la atención de un consumidor cada día más crítico, sensible y educado en estas temáticas.

Hasta ahora, en España, tal responsabilidad ha escapado a una intervención legislativa especifica. Los primeros soportes se obtuvieron en los años 90, pasando por el 2005 con la constitución del Foro de Expertos de la RSC, hasta llegar en el 2008 con la creación del Consejo Estatal de la Responsabilidad Social de las Empresas (CERCE) cual órgano asesor y consultivo del Gobierno en dicha materia.

 

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