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29/03/2024. 15:57:07

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Respeto al soberano

Profesor de Investigación del CSIC

A. J. Vázquez Vaamonde

Dice el art. 1.1,CE78: “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, …”, pero es falso. España no es una democracia. Dice el art.1.2,CE78: “La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”, pero la Jefatura del Estado no emana del pueblo. El dictador Franco hizo Jefe del Estado a Juan Carlos I. Agradecido juró aplicarnos sus inicuas leyes, “inventadas” por quién acabó con la democracia en España, la de la II República, que fue la última vez en que fue verdad lo que ahora dice, con falsedad, dicho art. 1.2,CE78.

Por eso, España no será una Democracia mientras haya un Título II, de la Corona, y el Estado sea un reino hijo de la voluntad de un dictador que lo inventó el 18.07.1947 para seguir en el poder tras perder la guerra mundial los que le ayudaron a acabar con la democracia. Reino y democracia son incompatibles. No, en cambio, reino y dictadura. La monarquía absoluta es una pura dictadura; la parlamentaria es una "dictablanda". Por eso sólo habrá democracia si es verdad el art. 1.2,CE78.

                Pero aun sin democracia permanece el derecho del ciudadano sobre los organismos del Estado, que están a su servicio, ¡y no al revés, como en el fascismo!; también el poder judicial. Dice el art. 9,CE78: "1.- Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico. 2.- Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social". Eso, por tanto, exige que ningún ciudadano tenga que humillarse ante ninguna institución creada para: "promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo …sean reales y efectivas"; sería incongruente.

                Distintos signos sociales acreditaban en el pasado el "superior derecho" de unos ciudadanos frente a otros. Residuos de esos gestos, conscientes o inconscientes, siguen vigentes en la actualidad. Uno era la obligación de destocarse cuando uno se dirigía a un "superior". El obrero tomaba la boina en su mano y bajaba la cabeza si se dirigía al jefe, al "superior" que seguía con el sombrero puesto.

Transmutado en cortesía, hoy el varón se destoca – pocos hay ya que lleven sombrero – cuando se dirigen a otro varón "igual en derechos", gesto que hoy apenas alcanza la tentativa y se reduce a un mero toque con los dedos al sombrero. En el caso de la mujer, fue oferta de "vasallaje" que ofrecía el varón, que se declaraba así "siervo de sus deseos", el barrer el suelo con la pluma en alarde de altanería voluntariamente humillada. Hoy, varón y mujer se tratan como iguales.

Sigue siendo un acto de cortesía pararse, es decir, levantarse de la mesa y permanecer de pie, si una mujer se acerca a ella o se levanta de ella. Esta cortesía, casi perdida en España, se halla en América que conserva la que un día era general entre nosotros; porque sigue siendo grosería intolerable, aunque habitual en España, que un varón siga sentado si una mujer está a su lado de pié. Pero levantarse de la mesa si se acerca otro varón a hablarnos es cortesía a la que obliga también el trato entre iguales, ¡hoy lo somos todos! Puede suplirse por un gesto de levantarse, en nivel de tentativa, acompañado de la invitación a sentarse. A sensu contrario, la "superioridad" se ostenta al seguir sentado y permitir, ¡o exigir!, que otro nos hable de pié, sin invitarle a que se siente. Este comportamiento, grosero donde los haya, e incoherente en una sociedad democrática, suelen tenerla los compradores que reciben al vendedor y le mantienen de pié mientras hace su oferta. Es evidente que quien se cree así "superior" demuestra que su nivel de educación es muy "inferior".

Pues bien, esta grosería antidemocrática está tipificada en el art. 658,LECr: "Toda persona interrogada o que dirija la palabra al Tribunal deberá hablar de pie. Se exceptúan el Ministerio Fiscal, los defensores de las partes y las personas a quienes el Presidente dispense de esta obligación por razones especiales." ¿No es bastante especial el hecho de ser todos iguales?

Ningún Tribunal, ningún Magistrado, ningún Juez, Fiscal o Abogado defensor o acusador es "superior" al ciudadano, sino su servidor. Es cortesía propia entre iguales levantarse cuando el Tribunal entra en la sala. No hacerlo implicaría considerarnos superiores, siendo iguales. Dice el art. 117.1,CE78: "La justicia emana del pueblo", aunque erróneamente añada "y se administra en nombre del Rey", es un error porque es en el pueblo "donde reside la soberanía". Nadie da lo que no tiene: la soberanía del pueblo procede de la individual de cada ciudadano. Creer lo contrario es la esencia del fascismo. Aunque ése siga siendo el origen del poder no democrático del actual Jefe del Estado, no por ello debe dejar de modificarse el art. 658,LECr y, de paso, y de raíz, el Título II,CE78.

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