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18/04/2024. 22:12:02

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Riesgos en el proceso quirúrgico

Enrique Pérez Palaci

Los quirófanos son ambientes de trabajo complejos donde la coordinación y los eventos adversos es frecuente y la incidencia en la salud puede ser más grave, de ahí la necesidad de que los controles tengan que ser más exhaustivos, e iniciar ya desde la fase en que el paciente es trasladado de la habitación al quirófano, y ello a fin de que no se desvíe lo esperado del resultado en relación a eventos potenciales, a consecuencias del evento adverso, o a una combinación de éstos, respecto a la probabilidad de que el evento o riesgo ocurra.

El número de procedimientos de cirugía mayor [CM] (incisión, extirpación, manipulación y/o sutura de tejidos) requiere procedimientos médicos en la fase preoperatoria, intraoperatoria y postoperatoria, por lo que deben identificarse los riesgos en cada fase del proceso quirúrgico para implantar acciones preventivas y correctivas para reducir los daños evitables; de tal modo que el centro sanitario (CS) integre como elemento necesario en su gestión la Compliance, a saber, estándares sanitarios, normas AENOR (UNE EN 13795:2011+A1:2013; 13485:2013; 14971:2012; 179003:2013; 14001:2015; 179002:2011; 5367:2015; entre otras) que facilitan el cumplimiento de los requisitos legales a los que está sometido el ámbito sanitario en los diversos campos de su actividad (material quirúrgico, producto sanitario, riesgos de los productos, seguridad del paciente, gestión ambiental, transporte sanitario, equipo de anestesia, etc.), recomendaciones nacionales (Ministerio de Sanidad, Colegios médicos, Sociedades médicas e internacionales (OMS) y normativa para una mejora y eficiencia del sistema de gestión del CS.

La transmisión de los agentes infecciosos durante el proceso quirúrgico y la probabilidad de aumenta en el momento de la intervención; y así, la mayoría de los microorganismos es exógeno o endógeno, siendo suficiente la flora normal microbiana de la piel la causa de la infección, desde el contacto a agentes en suspensión aérea (un individuo puede dispersar hasta 5.000 escamas de piel por minuto, pudiendo contaminar tanto el instrumental u otros productos que entren en contacto con la herida, como sedimentándose en la misma, y es que los datos de salud recabados en el informe de la sanidad española de 2016 del Círculo de la Sanidad podemos concluir que con el aumento de la tasa de las intervenciones quirúrgicas, la tendencia para minimizar las infecciones nosocomiales, y por ende en los restantes eventos adversos es reducir la estancia media de los pacientes en los hospitales.

Aquellos eventos adversos que inciden de forma directa y que se asocian a una mayor morbilidad y/o mortalidad son las infecciones bacteriemias que afectan, principalmente, a pacientes con neumonía e infecciones urinarias; infecciones que están relacionadas con el uso de catéteres vasculares, nutrición, hemodiálisis, sondas uretrales.; por lo que, a mayor estancia del paciente, mayor es la tasa de incidencia de las infecciones señaladas, las cuales pueden estar o no controladas.

El gasto añadido por los días adicionales de hospitalización, muerte y pérdida de productividad como causa de las infecciones no controladas y las infecciones por bacterias resistentes a los antibacterianos implica a la UE un gasto superior a los 1.500 millones de euros.

Por todo ello, la dirección del centro sanitario no sólo por razones económicas y de imagen, sino también por razones de salud debe implementar una política de gestión de riesgos que reduzca los no controlados, y prevenga los controlados, definiendo los criterios de evaluación, apreciación, tratamiento, registro, seguimiento y revisión de las actividades y resultados del proceso para la gestión del riesgo. Para ello, la dirección del centro debe de colaborar y cooperar con el personal sanitario y médico, para conocer las actuaciones a realizar, principalmente, protocolos internos y adquisición de medios tecnológicos.

En conclusión, la dirección del centro sanitario debe demostrar liderazgo y compromiso y regular mediante modelos de organización y gestión de riesgos, las actuaciones tendentes e ineludibles a la supervisión, vigilancia y control de los mismos, ya que cabría, atendidas las concretas circunstancias del caso, atribuir responsabilidades penales, mercantiles y civiles al consejo de administración o al administrador de la persona jurídica.

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