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19/03/2024. 07:59:02

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Software de doble uso sobre una ola de requisas y «secuestros» de máquinas registradoras . . .

Manuel de Cristóbal

Estos días se ha publicado en los medios de comunicación una noticia referente a un “software” que permite facturar en “B” a restaurantes, y que llaman “de doble uso” (legal e ilegal).

En 1986, se escribió una tesina sobre "Mecanización de impresos de impuestos".  En aquel lejano año, ya se demostró como, con un simple "SPECTRUM" y programando en "basic", se podía inventar de un modo creíble la totalidad de la contabilidad de un restaurante.

Resumiendo aquella tesina: el esquema era partir de unos datos reales, y por otro lado, decidir cuál era la facturación total anual para con estos parámetros crear una contabilidad completa.

El programa repartía la facturación deseada entre los 12 meses del año, de modo aproximadamente porcentual a los doce meses del modelo real y, luego, lo iba repartiendo mensualmente entre los 7, 15, 21 y 30 días del mes, considerando cuando la gente cobra y cuando se acaba el mes. Asimismo, se introducía en la facturación un factor corrector  según  fuera lunes, martes, miércoles… o domingo, considerando incluso los festivos, Navidad, Semana Santa,  puentes de mayo o de la Constitución, etc.  Una vez hecha la facturación diaria y tomando como modelo el caso real, dividía dicha facturación entre los cafés del desayuno, los menús del mediodía y las copas de la noche, decidiendo finalmente cuantos cafés, cuantas copas y de qué tipo.

El siguiente paso era calcular las compras necesarias en función de las ventas y generar "los paquetes", es decir: a 8 gramos por café, cuando se habían vendido 125 cafés había que comprar otro kilo de café. Y si en MAKRO, lo vendían en paquetes "de a 4", el programa hacía lo correspondiente cada vez que se gastaban 4 kilos, incluso se le podía poner un nivel mínimo de reposición.

Se podía definir si de una botella de whisky salían 8, 10 ó 12 copas y hacía los correspondientes cálculos sobre el número de botellas que había que comprar y en qué fechas.

Por último, tenía una subrutina para agrupar los tiques de caja y, según el modelo de los datos reales, sacar de vez en cuando 3 desayunos juntos ó 2 comidas, según fuera la costumbre del lugar.

Y para darle un poco más de credibilidad, se le podía introducir un factor aleatorio: un porcentaje de entre el 0 al 15%, lo que proporcionaba resultados creíbles, es decir, este año se podía "meter" un 5% de factor aleatorio; al otro: un 7,5%, etc. Como prueba, con el mismo porcentaje de aleatoriedad, el mismo año no generaba los mismos datos pues variaba en ese % y siempre mantenía la facturación, y el beneficio total.

Al generar las compras desde las ventas y partir de un modelo real,  el margen bruto sobre compras o cualquier otro ratio, se conservaba.

Ahora, las noticias afirman la existencia de un "software" para restaurantes y otros negocios que trabajan en metálico y al contado,  al que se llama de doble uso. Existe una versión más simple que, mediante una combinación de teclas (por ejemplo, apretando al mismo tiempo  "alt" "q" y  "ñ"),  permite que ese tique no se contabilice cara a Hacienda. Otra versión, un poco más depurada, permite que cada vez que se teclea una venta, el programa llame a una subrutina residente en una llave USB. Si la llave no está conectada, el programa funciona correctamente, y si la llave está conectada, según como se haya programado, contabiliza o no la venta.

Por supuesto, hay herramientas adicionales como, por ejemplo, poder definir cuanto se declara, cuanto no se declara, cual es el total que se quiere pagar de impuestos, etc.

Recuerdo que, cuando comenzó a aplicarse el IVA, aparecieron unas máquinas registradoras con unos "microswitches" (microinterruptores)  que se veían a través de las rejillas de ventilación. Se podían subir o bajar con un alfiler y,  en función de cómo se colocasen, la máquina expedía un tique o no lo expedía o sólo expedía los pares o los impares, etc. Hoy en día un mecanismo simple, pero fue una revolución en su época. Algo evidentemente mucho más burdo que el sistema actual y que la gente parece haber olvidado.

Lo que no hace ninguno de estos programas a diferencia del programa realizado con el "SPECTRUM" y estudiado en aquella tesina, es calcular las compras, que es el auténtico problema. Si como decíamos, se compran 10 kilogramos de café y se ponen 10 gramos en cada taza, deberían facturarse aproximadamente 1.000 cafés. Y así, sucesivamente con todos los elementos. Con lo cual, dedicándole tiempo y esfuerzo se puede comprobar si la caja es exacta o no. El cálculo se comprueba por elementos adicionales. Así, por ejemplo,  cada comida suele generar el gasto de una servilleta, que ha ido a la lavandería; y que debe haber sido más o menos coincidente con el número de trozos de pan o se puede calcular el ratio del lugar, entre "chuscos" y comidas; y a su vez, debe coincidir con el número de sillas del comedor y la rotación de mesas del local (la ocupación correspondiente que se debe investigar), etc. Y, si se aprecian desviaciones exageradas, es decir, si alguno de estos parámetros excede de un 15 ó un 20% de los que nos indica el resto, quiere decir que hay algo manipulado.

Y, ahora, que tenemos hojas de cálculo, programas de ordenador; que podemos transferir datos, resulta que es imprescindible para Hacienda que las cajas se chiven del total de la venta y, si la caja no dice el total de la venta, no son capaces ni de comprobarlo, ni de calcularlo.

Llegan noticias de la intervención, por parte de la Policía, con orden judicial de examinar e incluso retirar las máquinas registradoras para comprobar si tienen ese denominado "software de doble uso". Y aunque a alguno le escandalice, se trata de una denominación correcta pues el material de doble uso es aquél que puede ser legalmente utilizado en la industria pero se prohíbe, por ejemplo, su exportación a países como Irán por su eventual utilización en la fabricación de elementos nucleares como ciertas válvulas necesarias para producir uranio. También están calificados de doble uso algunos disolventes usados en las industrias, de modo legal, que pueden ser utilizados para la sintetización de drogas ilegales y, por eso, se llaman de doble uso. Por lo tanto, referirse a un "software", que puede ser utilizado para llevar la contabilidad y para defraudar  a Hacienda  como  un "software de doble uso" es una denominación correcta, aunque a algunos no les guste.

Como se ha indicado, lo  que más llama la atención es la intervención policial de estas máquinas, que se está viendo en los últimos tiempos. Hemos de suponer que si interviene la Policía estamos hablando de un delito y, por lo tanto, de una defraudación de la cuota por impuesto y año de al menos 120.000 Euros, límite del delito fiscal.

De entre todos los impuestos, a fin de ser benévolos, vamos a elegir el más caro de todos, el Impuesto sobre Sociedades. En 2016, con un tipo general del 25%, para que exista delito representaría defraudar un beneficio de 480.000 Euros (480.000 x 25%=120.000€). Siendo también generosos y considerando que la restauración deja un beneficio de un 20% de las cantidades facturadas, esto arrojaría que el importe de la venta defraudada debería ser de 2.400.000 Euros (2.4000×20%=480.000€). Para que nos hagamos una idea, unos 200.000 Euros/mes de facturación defraudada nos hacen caer en delito fiscal, con estos datos.

Toda defraudación que excede una cifra del 15% es cuando menos llamativa. Supongamos que en un restaurante comen 100 ó 120 personas, sí es así es muy difícil sostener que comen menos de 80 y la reducción llamaría mucho la atención. Por lo tanto, defraudar  2.400.000 Euros/año representa tener una venta anual de 16.000.000 Euros, pasar este límite "canta demasiado".

¡Pocos restaurantes en España tienen una facturación de ese volumen! 

Antiguamente, cuando la cosas se hacían a mano y, como mucho se disponía de una máquina de sumar con un rollo de papel (y aquello era un verdadero lujo), dedicándole mucho tiempo y mucho esfuerzo se detectaban defraudaciones infinitamente menores que no llegaban a delito  y que eran meras sanciones administrativas. En aquella época, el delito fiscal estaba en 5 millones de las antiguas pesetas, es decir, 30.000 Euros y, por cierto, un café valía 100 pesetas o sea, 60 céntimos de euro. Luego, no hay tanta diferencia con hoy en día.

En conclusión, si un restaurante tiene una facturación real de 16.000.000 Euros/año, puede reducir con cierta seguridad  un 15%, sin llamar mucho la atención, con lo cual  está rebajando las ventas en 2.400.000 Euros, Si el negocio tiene una margen neto de beneficio sobre ventas de un 20%, se está ocultando un beneficio de 480.000 Euros. Si el tipo del Impuesto de Sociedades es del 25%, está defraudando una cuota de 120.000 Euros, con lo cual entra directamente en delito fiscal y ahí deben actuar Jueces y Policía.

Pero, como ya se ha señalado anteriormente, no resulta creíble que en España un restaurante facture anualmente 16.000.000 Euros y, por lo tanto, la conclusión es que: ¡Se está utilizando a la Policía para perseguir infracciones administrativas!  Aunque ya sabemos que esto son simples alarmismos para escribir artículos y que, en España, país europeo, moderno y democrático, los Jueces y  la Policía sólo persiguen delitos…, aunque puede que, para cifras menores del delito fiscal, se esté persiguiendo un delito contable, o la falsedad, pero eso sería otra polémica y objeto de otro artículo.

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