El arbitraje, espejo de la economía

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Mazo y monedas

Los conflictos internos en las empresas consumen una parte importante de recursos tanto humanos como financieros. No es infrecuente que afecten también a oportunidades o a la imagen corporativa.

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Las diferencias entre los distintos socios acerca de cuestiones como los planes de negocio o estrategias, el modo de hacer de los administradores, en temas de posicionamiento, inversiones o financiaciones o en aspectos relacionados con las retribuciones, el reparto de beneficios o la interpretación de los estatutos sueles ser los más frecuentes.

Las necesidades empresariales exigen que los conflictos societarios se resuelvan sin erosión del entorno corporativo, a bajo coste y evitando trasladar el conflicto de un ejercicio a otro cosa que irremisiblemente agrava las consecuencias.

La solución tradicional de esta tipología de conflictos se había hecho por vía judicial ante de los tribunales de Justicia, hecho que debido a sus tiempos amplios y a las características de rigidez del procedimiento prolongaba estas situaciones en el tiempo provocando incertidumbres que lastraban la vida societaria y comprometían muchas veces su desarrollo. Con la última reforma de la ley del arbitraje las compañías tienen consolidada la oportunidad de incorporar el arbitraje como alternativa para resolver estos conflictos al margen de los tribunales de Justicia, de forma más rápida y eficaz.

A pesar de que en los últimos años se ha incrementado el número de sociedades que apuestan por este modelo, todavía hay muchas empresas que no han optado por incorporar una cláusula arbitral a sus estatutos confiando a una institución de prestigio la resolución por vía arbitral de sus conflictos societarios. 

En 2012, el Tribunal Arbitral de Barcelona tramitó 71 expedientes, incluyendo también arbitrajes internacionales. La cuantía de los conflictos resueltos aumentó un 28% pasando de los 54 millones de euros en 2011 a los 69,9 del 2012. Si analizamos el objeto de los arbitrajes realizados en 2012 vemos cómo aunque los conflictos financieros son los más habituales (30%) debido al reflejo del incremento de esta tipología de conflictos, le siguen los societarios (17%) y los relativos a la construcción (14,4%). Unos porcentajes parecidos a los del 2011 pero significativamente diferentes a años anteriores, ya que desde el 2000 al 2010 el sector de la construcción siempre se había situado en el primer o el segundo puesto del total de conflictos arbitrados. Una vez más, el arbitraje se convierte en un fiel reflejo de la realidad económica del país.

También es interesante destacar el aumento de los arbitrajes de equidad, un tipo de arbitrajes que representaron el 10% del total en 2012 frente a un 4,1% en 2011. A diferencia del arbitraje de derecho, que se aplica por defecto a falta de otro acuerdo expreso de las partes en conflicto, el arbitraje de equidad da más margen de maniobra al árbitro a la hora de tener en cuenta circunstancias que le permitan moderar la aplicación estricta de la norma jurídica en busca de aquella solución que resulte más justa para el caso concreto. Evidentemente, ello no supone que la decisión arbitral pueda dictarse al margen de contratos o normas de derecho necesario o contraviniendo el ordenamiento jurídico.

Arbitraje es previsión, anticipación al conflicto y no reacción al mismo. La sumisión a arbitraje exige un previo convenio arbitral que debe incorporarse como cláusula de jurisdicción en los contratos que suscriban las partes y, en el caso de sociedades, mediante su incorporación a los estatutos de la sociedad o mediante un contrato con este solo propósito. La decisión final la adopta un tercero neutral denominado "árbitro", que es el equivalente al juez ordinario de los tribunales de justicia. Su decisión, que es vinculante para las partes, se denomina "laudo" y es el equivalente a una sentencia firme del juez. Un laudo que fue decisorio en un 89% de los 71 arbitrajes realizados por el Tribunal Arbitral de Barcelona en 2012, mientras que un 11% se dictaron por acuerdo previo de las partes.

Para el 2013 van a mantenerse o bajar ligeramente la cantidad de arbitrajes, por cuanto es la misma tendencia que se está viendo ante los tribunales de justicia. Como órgano de resolución de conflictos, el Tribunal Arbitral de Barcelona seguirá la misma tendencia de mercado y no se espera ningún remonte espectacular en cuanto a la cifra de arbitrajes o en las cantidades arbitradas.

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