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23/04/2024. 22:16:16

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Por una verdadera reinserción reconocida constitucionalmente

Socia directora en el despacho jurídico Sánchez y Frigola Abogados y experta en derecho penal (Tribunal de Jurado) y derecho laboral general.

Estos últimos días, vuelven a chirriarme los oídos cada vez que la gente de a pie se pregunta que cómo es posible que los penados vuelvan a cometer nuevos crímenes…cómo es posible que vuelvan a reiterar su conducta.

Imagen de unas manos en una celda

Ahora vuelve a estar en boca de todos el caso de Laura Luengo, asunto que a los que estamos acostumbrados laboralmente por diversos motivos a pisar las prisiones españolas, nos duele mucho, como a todo ser humano, pero verdaderamente no nos sorprende para nada, reitero, PARA NADA, el desenlace dado por el  autor.

Para argumentar esa indiferencia a nivel profesional, lo primero que hay que hacer es recordar que el sistema judicial español no recoge la cadena perpetua, ni mucho menos, la pena de muerte. La pena más alta que ahora mismo tenemos en nuestro Código Penal, es la prisión permanente revisable. Con ella, en ciertos supuestos concretos, los penados deberán cumplir mínimo 15 años de prisión, siendo revisada posteriormente para decidir si sigue dentro o fuera de la cárcel. Además recordar que los delitos que comprenden dicha pena son sólo asesinatos en los que concurra una específica circunstancia agravante.

El único objetivo de estas líneas es hacer ver al lector, que tenemos lo que tenemos, y es lo que  hay legalmente establecido, por lo tanto, el resultado de que asesinos, homicidas, violadores y demás infractores de la justicia salgan de nuevo a la calle, esta recogido en nuestras leyes. Lo que no se puede es predicar que somos acérrimos defensores de los derechos humanos pero que exista implantada la pena de muerte o la cadena perpetua, dado que parece caer en contradicción, y eso es lo defendido por los países que no la aplican, entre ellos, entiendo, que España.

Hay que tener claro, y como he mencionado siempre en múltiples artículos, que la finalidad de la pena de prisión no es el castigo, sino la reinserción. Y este punto es fundamental porque en ello se basa la recuperación de los internos. Tenemos, por desgracia, un sistema que esta podrido por dentro. Mientras que los funcionarios de prisiones hacen huelgas para pedir que no se vulneren sus derechos, nadie mueve un dedo ni por ellos ni mucho menos por los internos. Nos echamos las manos a la cabeza pero nadie busca soluciones. El problema está en que hay que dotar a las prisiones de más funcionarios, de médicos especialistas y del personal que realmente haga que exista esa finalidad de reinsertar a los penados. Si los metemos entre 4 paredes, alejados de sus familias, y sin más contacto que el que tienen con los otros presos, ¿cómo pretenden que se reinserten? No tiene ni pies ni cabeza. Tenemos que recordar que estos internos tarde o temprano van a salir a la calle, y esto lo único que quiere decir es que van a estar conviviendo con todos nosotros. Con nuestros padres, hijos, nietos.. No todos tienen por que volver a delinquir, pero existiendo esa posibilidad ..¿porqué entonces el estado no pone remedio y deja que estas personas convivan de nuevo en sociedad sin haber sido ayudados a reinsertarse?

Diversos profesionales de la salud mental y criminología han dado su punto de vista al respecto:

El criminólogo D. Víctor Márquez, que alude a la teoría del científico del siglo XIX de Cesare Lombroso, defiende que existe la predisposición a delinquir por causas biológicas. "Es un gen innato criminal, una necesidad fisiológica"

Otro criminólogo, D. Félix Ríos, considera que debido al carácter "impulsivo" de algunos violadores y asesinos, estos agresores en prisión entran en una especie de abstinencia criminal durmiente que en libertad y ante determinadas situaciones explota.

El doctor Jesús Poveda, profesor de psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid afirma que "Son médicamente tratables, pero no curables".

Por mi parte, tengo el deber como jurista, de insistir en la obligación de intentar reinsertar a los presos para que al menos exista la posibilidad de que no reincidan, ya que nos encontramos ante un derecho constitucional, pudiendo afirmar que las cárceles españolas no son el espacio de reinserción que parecía que iba a ser tras legislar sobre ellas, porque, entre otras cosas, no se han puesto los medios suficientes para ello.

Es cierto que cuando una persona llega a prisión es evaluado por el médico, el trabajador social, el psicólogo y después se hace una propuesta de intervención para favorecer su reeducación, pero ahí queda todo. No existe un verdadero seguimiento posterior a su entrada. Tengo personalmente casos, donde personas declaradas semi imputables por los médicos forenses del propio Juzgado (que afirman, sin ninguna duda, que su voluntad estaba afectada de forma muy importante), no han sido tratados en ningún momento de sus patologías mentales, ni tan siquiera vistos una segunda vez por los médicos de la prisión, conviviendo día a día con los demás presos, en módulos normales, con las consecuencias negativas que ello conlleva para todos, no sólo para los propios presos, ni los funcionarios de prisiones, sino para la sociedad en general, ya que si ellos no reciben la ayuda que necesitan, seremos nosotros quienes paguemos las consecuencias. Que sí, que puede ser que tarden en salir, 5, 10, 15, 20 años,.. pero todo ellos van a volver a pisar la calle, y en las prisiones ahora mismo lo que se esta haciendo es devastar, aun más si se puede, a los que allí conviven.

No se alarmen entonces cuando salgan de nuevo a la calle, y vuelvan a delinquir, porque este es el sistema que tenemos creado. Las actividades formativas, laborales y de ocio de los presos, junto con los programas terapéuticos específicos son totalmente voluntarios. Se dispone sólo de dos centro psiquiátricos especializados en todo el territorio nacional, estando por tanto, tratados ahí dentro sólo los casos más graves, y claro está "los que caben", pero debemos recordar que el 90% de la población reclusa es diagnosticada de graves trastornos de personalidad que deben ser tratados a diario, aunque sea en sus propios módulos, por especialistas que no existen. Personal que no existe.

Las cárceles se modernizaron, se llenan de gimnasios, bibliotecas, piscinas y televisores  pero.. ¿y los psicólogos, psiquiatras, médicos, y personal apropiado..? ¿Por qué las prisiones disponen de tan pocos funcionarios?

¿Por qué no se esta dedicando a instituciones penitenciarias una partida presupuestaria mucho más alta y adaptada a la realidad? ¿Por qué no nos curamos en salud  e invertidos en nuestro futuro para que el mismo sea menos desalentador, y ya que legislamos con la finalidad de la reinserción, mínimo, se apueste por la misma? Porque yo quiero estar tranquila cuando veo crecer a mi hijo, y pensar que todos los presos que hoy están ahí dentro, están siendo verdaderamente rehabilitados, y no quiero tener miedo.

 

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