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29/03/2024. 16:37:00

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Reforma estudiantil: 100 años del Manifiesto Liminar de Córdoba

Doctor en ciencias jurídicas y sociales por la URJC

Los estudiantes han tenido un rol relevante en los dos pasados siglos, han incorporado y creado el mundo que actualmente se nos representa desde el espacio propio que tiene la academia. Bajo esta misma idea es pertinente en este mes tan importante para el contexto Sudamericano, hacer hincapié en la lucha y reformas que han generado este movimiento para tener una universidad más justa e inclusiva.

estudiantes universitarios

Y es así, como el 15 de junio de 1918 en la Universidad de Córdoba, los estudiantes libres de la república argentina en la ciudad del mismo nombre, pelearon por el reformismo en su educación superior, buscando la democratización que gira alrededor de su Manifiesto Liminar del 25 de junio de 1918.

En el contexto de la lucha de derechos es importante establecer que deben existir las condiciones necesarias que impulsen o justifiquen las reformas que traen las reivindicaciones. El contexto de la época ponía a las tres universidades con mayor representación y tradición de la argentina -las universidades de Buenos Aires, Córdoba y Nacional de La Plata-, como los únicos centros de educación superior en los que predominaban la rutina pedagógica y la religión ortodoxa católica, que tenían sometida a la educación, como manifestaba Acevedo. Esto en conjunto con las constantes migraciones europeas que venían trayendo diferentes corrientes socialistas y sindicales, así como la represión por parte del gobierno del general Julio Argentino Roca, generaron que los diferentes estudiantes renueven sus ideales y cuestionen su condición en su contexto político y nacional, siendo fundamental el intercambio de información que se tenía con el viejo continente.

El final de la primera guerra mundial y ciertas materializaciones sociales como la revolución soviética, generaron grandes hitos en el panorama sudamericano. Estos factores fueron relevantes para que los estudiantes tomen conciencia de su rol respecto a la universidad y la sociedad, y para que encaminen las riendas y confronten de manera directa un sistema educativo obsoleto que arrastraba las mismas trabas de la época colonial, como manifestó Tunnermann en su estudio sobre el movimiento estudiantil de la época. Siendo principalmente aporte de la clase media emergente que enfrentaba esta lucha frente al clero y la dura clase oligárquica terrateniente de la época.

Fue tan importante la reforma que plantearon los estudiantes de Córdoba que generó el germen de otros movimientos estudiantiles de la región, que presentaban una crisis del sistema educativo de la época, que solo se podía resolver desde la autoeducación y no desde las políticas públicas "integrales" que no consideraban la realidad de los estudiantes, sus necesidades y propuestas. Cuestión relacionada con el progresismo que se aventuraba en aquellos años. Pensadores de la talla de José Ingenieros, apoyó el reformismo estableciendo que "…la Universidad debía ser una escuela de acción social, adaptada a su medio y a su tiempo…", es decir, de carácter progresista. Cuestión que fue relevante para el movimiento universitario que en países como Perú con José Mariátegui, dentro de su texto 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, estableció ciertos puntos como  la importancia de la compilación documental de Gabriel del Mazo, como encargado de la Federación Universitaria de Buenos Aires, rescatando estas esperanzas mesiánicas y las ganas de cambiar el mundo, en una juventud que superaba la primera guerra mundial, y que las antiguas generaciones no lograron cambiar el ámbito educativo, planteando nuevos métodos de estudios y exponiendo el atraso de la universidad en contraste con otras corrientes contemporáneas.

Las propuestas centrales que estableció el Manifiesto Liminar, se relaciona de manera directa con el carácter reformista e histórico al dirigirse de manera textual a los hombres libres de Sudamérica, que formó la constitución propia de los derechos estudiantiles, la cual se construyó con el espíritu de aquellos que se organizaron ese 15 de junio de 1918, proponiendo de manera clara y concisa:

  • La autonomía universitaria;
  • el cogobierno, la libertad de cátedra o docencia libre con cátedras paralelas;
  • libertad académica para el análisis y expresión de ideas filosóficas, científicas, sociales y políticas;
  • misión social de la universidad para que su función fuese mucha más allá de la simple enseñanza de las aulas de clase;
  • vinculación de la universidad con el resto del sistema educativo nacional de base;
  • asistencia libre a clases para facilitar el proceso académico a los estudiantes de clase media que tuviesen que desempeñarse como trabajadores;
  • docencia libre, es decir, el aula disponible para todo aquel que quisiera impartir sus conocimientos sin importar su corriente de pensamiento;
  • gratuidad de la enseñanza superior para que la educación superior fuese asequible a todos los sectores sociales;
  • y la unidad latinoamericana ante toda forma autoritaria de gobierno.

Estos puntos producirían un antes y un después en el desarrollo de las políticas públicas de los Estados de la región, así como en la realidad de las voluntades y conciencias de los estudiantes latinoamericanos, al tener un instrumento tangible y una experiencia previa para poder modificar sus realidades, y que ha marcado actualmente al Ecuador. Como antecedente histórico no podemos olvidar la revolución juliana, el pentavirato y la Ley de Educación Superior de 1925 que reconoció la autonomía universitaria dentro del aspecto legal. Tampoco ciertos personajes importantes que buscaron y defendieron estos derechos, como Alfredo Pérez Guerrero cuando manifestó que la universidad y su autonomía deben estar vinculadas con la realidad y no solo con la garantía de paz y serenidad, es decir, existe la necesidad de cambio y de trabajo con la sociedad.

Si revisamos la Constitución de la República del Ecuador, podemos encontrar que las ideas centrales del Manifiesto Liminar, se encuentran reflejadas al considerar la educación como un derecho de las personas, familias y la sociedad, así como un área prioritaria de la política pública (Art. 26); reconociendo que será participativa, democrática, incluyente, diversa y justa (Art. 27); así como la libertad de enseñanza, la libertad de cátedra en la educación superior y el derecho a aprender en su propia lengua (Art. 29). Hoy en día aún se mantiene en discusión las reformas y la inclusión de las ideas planteadas por este grupo de estudiantes argentinos en la Ley Orgánica de Educación Superior del Ecuador, para impedir que los derechos adquiridos por aquellos estudiantes de esa época no se pierdan, pero sobre todo, la autonomía universitaria como germen de libertad humana que permite la creación y desarrollo de una juventud que invita a materializar los sueños que nos proponemos cada día.

Para terminar, es necesario plantear y celebrar en este mes los 100 años de un evento que cambio el panorama regional y dio la vuelta al mundo. Suceso histórico que permite a muchos estudiantes de universidades públicas y privadas, que puedan gozar de participación activa y sustancial en sus centros de estudios, generando la reactividad necesaria para defender sus derechos y exigir las obligaciones de las autoridades, instituciones y del Estado.

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