Apple Inc (AAPL. O) el lunes comenzó su defensa formal en un juicio antimonopolio presentado por el creador del juego en línea «Fortnite» Epic Games, llamando a su jefe de app store Phil Schiller al estrado.
Se espera que Schiller, que ha pasado tres décadas en el fabricante del iPhone, pase más de 10 horas en el estrado de testigos en una corte federal en Oakland, California, refutando las acusaciones de Epic de que Apple tiene el monopolio sobre los desarrolladores móviles de que abusa exigiéndoles que usen su sistema de pagos dentro de la aplicación y paguen comisiones.
En las últimas dos semanas, los ejecutivos y testigos expertos de Epic argumentaron que Apple tiene un bloqueo tan fuerte para los clientes que los más de 1.000 millones de propietarios de iPhone del mundo constituyen su propio mercado separado sobre el que Apple ejerce un estricto control. Apple y sus expertos lo han enmarcado de manera diferente, argumentando que las quejas de Epic están relacionadas con las transacciones de videojuegos, un mercado donde Apple cobra una comisión similar a la de Microsoft Corp (MSFT. O) Reproducciones de Xbox y Sony Group Corp (6758.T). leer más
Pero a medida que el juicio entra en su última semana, Schiller está cambiando a la segunda capa de la defensa de Apple: Que los controles que impone a los desarrolladores son necesarios para hacer el iPhone más privado y seguro, lo que a su vez ha construido la confianza del consumidor y ampliado el mercado de aplicaciones móviles.
Los expertos legales dicen que eso es importante porque incluso si la jueza Yvonne González Rogers encuentra que algunas de las reglas de Apple tienen efectos anticompetitivos, podría dictaminar que esos efectos son compensados por beneficios para los consumidores en general.
En el estrado el lunes, Schiller testificó que el iPhone originalmente no venía con ninguna aplicación de terceros porque los ejecutivos de Apple sentían que no tenían tiempo para crear un sistema seguro para que los desarrolladores de terceros las escribieran. Pero una vez que el teléfono salió a la venta, los desarrolladores pronto comenzaron a «jailbreaking» dispositivos para poner software en ellos, y Apple se apresuró a crear un sistema formal, que más tarde se convirtió en la App Store, para software de terceros.
«Estábamos muy preocupados de que esto pudiera crear dispositivos poco fiables e inestables», dijo Schiller sobre el fenómeno de la fuga de la cárcel.
