Consideraciones sobre Marketing Digital en los despachos de abogados
Hace tan solo unos años llevar a cabo un plan de Marketing Digital era impensable para los abogados, que se sentían ajenos a esa nueva realidad que empezaba a surgir en otros muchos sectores. Daban a conocer el trabajo que realizaban en los despachos a través del “boca a boca” o utilizando una placa distintiva en su lugar de trabajo, y funcionaba.
Con el tiempo las prácticas han cambiado, siendo cada vez más frecuente que los profesionales se surtan de herramientas de Marketing en medios digitales para llegar a su público objetivo. El aumento de la competencia y el uso de la tecnología por parte de los usuarios ha llevado a que muchos despachos se modernicen y empiecen a buscar activamente a sus clientes, los que se encuentran conectados a una gran red informática: Internet. La sociedad ha sufrido grandes cambios en un breve lapso temporal, surgiendo, con ello, una oportunidad de reinventarse y de formular una nueva estrategia para llegar a su público objetivo.
Hemos visto con esto el aumento de la presencia de despachos en redes sociales, con página web corporativa, blogs y otras formas de hacer notar su presencia a través de medios digitales. Se trata, en definitiva, de una clara adaptación a la nueva forma de vivir de los clientes, acercando el servicio a las personas que lo necesitan. Está claro que el uso de herramientas de Marketing Digital ha crecido exponencialmente y que los profesionales se tendrán que adaptar a ello si quieren incrementar o incluso conservar su cuota de mercado.
Si bien es cierto que en el actual sistema de economía de mercado tenemos garantizada la libertad para elegir los métodos comerciales en la comunicación con el cliente, también se habrá de tomar en cuenta que la actividad se ha de desarrollar conforme a unos principios éticos, honestos y leales. Así, se deberá atender, como en los restantes sectores, a la legislación reguladora de la publicidad en general, así como a la concerniente a la competencia desleal.
Merece la pena hacer hincapié en lo denominado “carácter vinculante de la publicidad”, en virtud del cual el contenido de la oferta será exigible por los consumidores. De este modo, a los servicios o condiciones publicitadas se les otorga carácter contractual y, en caso de incumplimiento por parte del oferente –en este caso, despacho o profesional independiente–, el consumidor tendrá derecho a ejercitar las correspondientes acciones legales.
Además de lo anterior, en el concreto sector de la abogacía, nos encontramos con que incluso en el Código Deontológico o en el Estatuto General de la Abogacía Española existen preceptos que conciernen a la actividad realizada en Marketing, sea Digital o no.
Uno de los principios recogidos por las normas deontológicas y que rigen la actividad profesional del abogado es el de veracidad. En virtud del mismo, las afirmaciones encaminadas a promover la contratación del experto tienen que ser ciertas. Así, por ejemplo, exacerbar con desmesura los servicios ofrecidos por el profesional o el despacho puede llegar a plantear, incluso, una infracción deontológica por contravenir el principio de veracidad –además del ilícito general referido a la publicidad engañosa–.
En definitiva, el Marketing Digital ha ganado terreno en el sector de servicios jurídicos, uno que hasta hace poco era bastante reticente a este tipo de actividades. Ello ha traído consigo una oportunidad y ventaja competitiva a los despachos que llegan de forma efectiva a los clientes, utilizando estrategias digitales en un mundo absolutamente inmerso en la tecnología. Con ello, no hay que olvidar que estas actividades están reguladas y su extralimitación puede llegar a acarrear infracciones legales y deontológicas, por lo que se habrá de prestar especial atención a llevar un plan de Marketing ajustado a las normas éticas y legales.
