
- A veces, sin percatarnos de ello, incumplimos normas elementales de cortesía como acompañar al cliente a la puerta de salida cuando concluye la visita
- Algunos de los errores anteriormente expuestos derivan de un problema de falta de educación del cliente
No cabe duda de que la atención al cliente es un principio fundamental en la actuación del abogado. Sin embargo, en nuestro quehacer profesional solemos incurrir en una serie de comportamientos que, en mayor o menor medida, atentan contra dicho principio y cuya erradicación es más que aconsejable. En esta colaboración vamos a examinar algunos de los más frecuentes.
Las puntas de horario
Si bien los abogados no tenemos un horario rígido como en otras profesiones, no puede negarse que trabajamos en un marco horario que poco a poco se va amoldando a los horarios estables tradicionales. Es precisamente en este marco horario, en el que pueden observarse importantes errores de atención a los clientes. Concretamente, en la primera y la última media hora de la jornada, se observan conductas que manifiestan una mayor dificultad en atender al cliente (especialmente telefónica), probablemente debido a la calidad de la primera media hora para la concentración y el estudio, al igual que en la última media hora, por el agotamiento y cansancio asociados. Dichas conductas deben corregirse con una «educación del cliente» mediante información de los horarios en los que el abogado se encontrará accesible (especialmente a primera hora) y adoptando medidas de concienciación con los compañeros sobre la necesidad de atender al cliente a pesar de la cercanía del fin de jornada.
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